EL GAS NATURAL Y SU ROL EN LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA

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EL GAS NATURAL Y SU ROL EN LA TRANSICIÓN ENERGÉTICA

Por: Katherine Casas y Sergio Córdoba

INTRODUCCIÓN

La invasión de Rusia a Ucrania, iniciada el 23 de febrero del 2022, ha dejado un impacto humanitario incalculable. Este contexto bélico ha dejado consecuencias relacionadas con la producción de materias primas, metales industriales y ha golpeado, en especial, a sectores como el económico y el energético. Rusia, como el tercer mayor productor de petróleo del mundo, (Estados Unidos y Arabia Saudí ocupan el primer y segundo lugar) y el segundo mayor productor de gas natural, abastece casi una sexta parte del suministro mundial de estos hidrocarburos.

En esa dependencia energética, que ha afectado en especial a Europa occidental, demuestra que el gas natural se ha convertido en el eje crítico de esta guerra. El gas ruso resulta irremplazable en el corto plazo dado que este país le entrega al continente el 40 % de gas antes de la guerra. De esa manera, el presidente ruso Vladimir Putin, ha comenzado a concentrar su estrategia de retaliación económica alrededor de este combustible; es decir, es una de las armás más estratégicas de esta invasión.

En definitiva, el gas se ha convertido en unos de los energéticos más estratégicos en el nuevo tablero mundial. La producción mundial de gas se recuperó de manera considerable después de la pandemia de la Covid-19, con un aumento del 4,0 % en 2021 y el consumo mundial repuntó un 4,6 % para ese mismo año [1]. Su popularidad ha crecido de manera sistemática, dadas sus ventajas con respecto a otras como el petróleo y el carbón y por ser un recurso que se puede utilizar desde lo doméstico y lo industrial.

Además de su versatilidad energética, el gas natural se ha convertido en un actor clave para la transición energética. El gas natural es el combustible fósil que menos gases efecto invernadero genera; emite menos dióxido de carbono (CO2) y contaminantes del aire. El rol de este combustible ha sido tal que en el 2022 el Parlamento Europeo lo categorizó como una fuente de energía verde y aliado para avanzar hacia la transición energética y el carbono neutral.

Sin embargo, este hidrocarburo tiene dos caras. En las fases de extracción y distribución de las actividades gasíferas se generan fugas de metano; un gas con un alto potente efecto invernadero que contribuye a acrecentar la crisis climática. Cifras de La Agencia Internacional de la Energía (IEA por sus siglas en inglés) cada año se emiten a la atmósfera 72 millones de toneladas por escapes y sistemas de extracción y distribución de gas natural.

En Colombia, donde el gas se produce y se consume a nivel nacional, el gobierno anterior de Iván Duque lo consideraba como un combustible de energía de transición, es decir un recurso que se debe explotar mientras se logra una matriz 100 % renovable. No obstante, con la llegada de la nueva administración del presidente Gustavo Petro se ha dicho todo lo contrario, dado que las actividades alrededor de este hidrocarburo tiene un alto impacto a nivel medioambiental y ecológico, y aleja a la país en la meta de la descarbonización y de no aumentar la temperatura global por encima de 1.5°C.

Dado el debate internacional y nacional que se está desarrollando alrededor de las actividades gasíferas y su rol en la transición energética, la presente investigación desarrolla las principales características de este hidrocarburo y su potencial en Colombia. También se analiza la relevancia económica y fiscal de este combustible para el país; su potencial si se implementa las técnicas del fracking y offshore y sus impactos ambientales y sociales en el marco de la transición energética.

Vale la pena mencionar que el documento a continuación seleccionó al departamento de Córdoba para dicho análisis. Aunque Casanare se destaca como el departamento con la mayor cantidad de reservas de gas natural en Colombia, Córdoba representa el 20 % de la producción de gas natural en el país. Lo anterior se corrobora con el último descubrimiento de gas natural de Hocol, filial de Ecopetrol, en Pueblo Nuevo.

Principales características del gas natural y su potencial en Córdoba

El gas natural es una mezcla de hidrocarburos livianos en estado gaseoso, que en su mayoría está compuesto por metano y etano. Este combustible, al igual que el petróleo, se encuentra en yacimientos en el subsuelo y su extracción se obtiene utilizando una técnica de perforación por rotación directa [2].

En Colombia hay 14 campos principales de producción de gas natural, los cuales se encuentran localizados en cuatro regiones: Costa Atlántica, Santander, Llanos Orientales y en Huila-Tolima. Asimismo, los puntos de extracción de este hidrocarburo están ubicados en los departamentos de Casanare, La Guajira y Córdoba. Desde esos territorios se origina buena parte de la red de gas natural que brinda la cobertura a más del 80 % de los hogares colombiano [3].

El 50 % del gas en el país es producido en cuatro campos: Pauto Sur (20,4 %)y Cupiagua (15,8 %), ambos en Casanare; Chuchupa (7,38 %) en La Guajira y Cupiagua Sur (7,25 %) en Casanare. Los cuatro departamentos que suman el 90 % de la producción nacional son: Casanare, La Guajira, Sucre y Córdoba. Para el último departamento la ACP afirma que este se convertirá en en unos de los focos de exploración de cara a la búsqueda de nuevos yacimientos de gas.

En cuanto al tema de abastecimiento energético, según Naturgas, Colombia depende de ochos campos gasíferos, ubicados en los departamentos de Córdoba, Sucre, La Guajira, Norte de Santander, Boyacá y Casanare. También, el país cuenta con una planta de regasificación, en Barú (Bolivar). En la tabla 1, se observa las fuentes de suministro que ofrece un total de 100 % de gas natural, declarado por el ministerio de Minas y Energía.

Tabla 1: Potencial de suministro de gas natural en Colombia

Fuente: elaboración propia datos proporciones por el Ministerio de Minas y Energía

Como se puede evidenciar en la tabla 1 el bloque Cusiana agrupa los campos con mayor producción del país. Vale la pena mencionar que en julio del 2022, la cartera minero energética anunció que el incremento de la producción de gas se debió al restablecimiento en las operaciones de algunos campos, en especial el campo Floreña [4].

Por su lado, el bloque VIM 5, en Córdoba, produce gas natural seco para la venta a clientes locales bajo contrato de largo plazo. Según información de la UPME el campo con más prospectividad es Clarinete y Pandereta que será conectado con la instalación de procesamiento de gas en la Estación Jobo. La producción diaria promedio del bloque a corte de diciembre de 2020 fue de 17 459 boe/d (Barrels Of Oil Equivalent Per Day) [5].

En cuanto a reservas probadas, según la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) el país cuenta con hasta 8 años en reservas. En el gráfico 1 se ve en detalle el histórico de reservas y la tendencia decreciente que se observa desde el 2017.

Gráfico 1: Reservas de gas natural en Colombia

Como se evidencia el gráfico 1, en el último quinquenio las reservas totales de gas natural del país se redujeron en términos porcentuales un 19 %. En cuanto a las reservas probadas estás presentaron un decrecimiento del 29 %. Según información de la Asociación Colombiana de Ingenieros (Aciem) entre el 2008 y el 2019, el sector del gas natural se ha estancado estos últimos 12 años.

La cifra de decrecimiento y las barreras que ha presentado el sector del gas natural se debe principalmente a los pocos comercializadores que tiene el país para enfrentar la oferta concentrada. También, existen ineficiencias en el modelo de producción y en el sistema de transporte. Y se le suma las cifras de decrecimientos de los campos Chuchupa y Ballena, en La Guajira, los cuales en su mejor pico de producción, llegaron a reportar 700 millones de pies cúbicos diarios de gas natural.

Como se ha mencionado los gremios coinciden en que las alternativas para acertadas para lograr el incremento de las reservas están en fortalecer el desarrollo del offshore, los yacimientos no convencionales, el aumento de actividad exploratoria onshore y el aprovechamiento de la infraestructura para la regasificación del Gas Natural Licuado (GNL)

En el 2020, se identificaron 127 proyectos estratégicos que tienen como objetivo el desarrollo y el crecimiento del gas natural en el país. De acuerdo con la ANH, al cierre de la operación de hidrocarburos en 2021, Colombia aumentó las reservas de gas por primera vez en nueve años; de 7,7 a 8,0 años de vida útil [6].

Por otro lado, los departamentos que tienen mayores reservas de gas probadas son: Casanare, 52 %: La Guajira, 18; Córdoba, 9 %; Boyacá, 5 %; Sucre, 4,6 % y Santander, 4,2 %. Específicamente, Córdoba ha sido una zona de intereses de exploración de gas natural y con un enorme potencial y perspectivas en los posibles hallazgos en bloques y offshore [7].

Dentro de la región del Caribe, Córdoba se considera como uno de los focos para la exploración y explotación del gas natural. Según información de la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP), el departamento está produciendo en la actualidad 95 millones de pies cúbicos al día; alrededor del 10 % de la producción de gas nacional. Además, los datos apuntan a que el departamento tiene potencial de aportar entre el 18 % y el 20 % de la producción de gas en el país [8].

Los campos distribuidos están principalmente en los municipios de Sahagún, Pueblo Nuevo, Ayapel, Chinú y Planeta Rica y las empresas que han desarrollan estas actividades gasíferas son Hocol, filial de Ecopetrol, Canacol Energey con sus filiales, CNE y Geo Production. De acuerdo con la ANH, entre la década del 2010 y el 2020 Córdoba tiene un acumulado histórico de 140 millones de pies cúbicos diarios de gas comercializados, convirtiéndose en el cuarto departamento de Colombia con estas cifras [9].

Relevancia económica y fiscal del gas en Colombia

La importancia del gas natural para el país ha crecido exponencialmente en las últimas dos décadas. Colombia pasó de tener 1,9 millones de familias usuarias de gas natural a más de 10,4 millones, aproximadamente 36 millones de colombianos [10]. En los últimos años, ha surgido la necesidad de importar este hidrocarburo debido a que el consumo en el 2020 fue de 413 mil millones de pies cúbicos de gas seco, mientras que la producción se extrajeron 399 mil millones de pies cúbicos [11] (Gráfico 1).

La industria y la generación de energía termoeléctrica constituyen las principales actividades económicas con mayor consumo de gas. Más del 50 % del consumo total está agrupado en estos dos sectores, mientras que el consumo residencial ocupa el tercer puesto con el 19,5 % (Gráfico 2). Llama la atención que el consumo del hidrocarburo en la mayoría de los sectores de la economía ha crecido significativamente en los últimos años, dando cuenta de la creciente importancia de este sector para el país.

Gráfico 3. Consumo de gas natural por sector

Ante este panorama, ha surgido un creciente interés por el gas, lo que se ve reflejado en las cifras de inversión. La participación del hidrocarburo en total del presupuesto en exploración pasó del 45% en 2021 al 52% en 2022 [12], lo que muestra la relevancia del gas en la diversificación energética del país. La región Caribe es una de las que más recursos va a recibir de la inversión exploratoria, el 78% de la inversión exploratoria de gas natural y en costa adentro y el 100% de la exploración offshore se realizará en este lugar [13].

La importancia de este sector en la economía colombiana radica en que el autoabastecimiento del combustible permite la obtención de ingresos a través de impuestos y dividendos, así como tarifas energéticas asequibles. En un eventual escenario de importación de gas natural, Naturgás precisa que es posible que la tarifa del hidrocarburo se incremente cinco veces respecto a la tarifa actual, aumentando la brecha de pobreza y desigualdad, ya que los estratos más bajos concentran el 60% de la cobertura [14]. Esto podría llevar nuevamente a que los sectores más pobres de la sociedad vuelvan al consumo de alternativas más contaminantes como el carbón y la leña como sustituto del gas natural.

La preocupación sobre el suministro de gas natural ha impulsado al Gobierno colombiano a construir la primera terminal de importación de gas natural licuado en Colombia en 2016 con el fin de reducir la vulnerabilidad en el abastecimiento gasífero. El proyecto no prosperó durante el gobierno de Juan Manuel Santo, sin embargo, el gobierno Duque, a través de la Unidad de Planeación Minero Energética (UPME) propuso la reactivación del proyecto de construcción de la regasificadora del Pacífico, la cual se ubicaría en Buenaventura, con el fin de incrementar la oferta de gas en todo el territorio nacional.

La explotación gasífera representa el 1% del PIB nacional generando aproximadamente 100 mil empleos en el país [15], mientras que el del petróleo asciende al 2,1% del total [16]. Según cifras de la ACP, la industria de gas genera alrededor de 100 empleos en todo el país, representa aproximadamente el 20% de la energía primaria consumida, después del petróleo. Por último, es importante recalcar que este hidrocarburo aporta el 8% del total de las regalías obtenidas, lo que equivale al billón de pesos aproximadamente [17].

Potencial de incrementar las reservas del gas natural en Colombia. Fracking y Offshore

La importancia del gas natural en Colombia radica en que se produce y se consume a escala nacional. Los gremios y empresas como Ecopetrol lo consideran como un combustible de energía de transición, es decir, un recurso que se debe explotar mientras se logra una matriz 100 % renovable.

La Asociación Colombiana de Gas Natural (Naturgas), afirman que el gas no solo deberá acompañar la transición hasta que el suministro de energía sea renovables, sino que será un respaldo para garantizar la confiabilidad energética del país. Por tal razón, para aumentar las reservas Colombia, que actualmente están en 8 años, el país tendría que recurrir a potenciales reservas en proyectos de offshore y fracking.

Con respecto a la operación offshore en Colombia, durante los últimos 10 años se han perforado 10 pozos en los ecosistemas marinos del país, lo que ha significado un flujo de inversión superior a US$1.101 millones [18]. Estos proyectos se ubican principalmente en la Costa Caribe y Atlántica y los contratos vigentes son: Tayrona, Fuerte Sur, Purple Angel, GUA OFF-1, COL-5, COL-3, GUA OFF-3 y GUA OFF-10.

Igualmente, a corte de agosto del 2022, se anunciaron descubrimientos relevantes en la costa Caribe. Ecopetrol y Petrobras confirmaron el hallazgo de una acumulación de gas natural con el pozo exploratorio Uchuva-1, que fue perforado en el bloque Tayrona. La importancia de este descubrimiento radica en su cercanía a Chuchupa.- Ballenas que serán considerados campos de gas en la historias de operaciones costa afuera en Colombia [19].

Al mismo tiempo, en el mismo mes, la petrolera colombiana y Shell, anunciaron que el pozo exploratorio y delimitador Gorgon-2 comprobó la presencia de gas en aguas ultra profundas en el sur del Caribe de Colombia. Gracias a este resultado se podría confirmar la extensión del descubrimiento de gas realizado en 2017 en Gorgon 1 y a su vez ratifica la existencia de una provincia gasífera en la costa afuera de Colombia [20].

Ahora bien, detrás de estos pozos exploratorios offshore gremios como Naturgas y compañías como Ecopetrol han asegurado que Colombia tiene reservas para cubrir los próximos 100 años. Con este potencial costa afuera, el país podría pasar de tener tres Therapies cúbicos de reservas probadas a cerca de 60 terapies cúbicos en yacimientos convencionales y convencionales [21].

Asimismo, se ha analizado en avanzar en la energía eólica offshore en Colombia. La incorporación de estos proyectos permitirán aprovechar el potencial de 50 GW que tiene el país con esta fuente de generación, que es casi tres veces a la capacidad instalada (17,7 GW). Para agosto del 2022, mediante la Resolución 40284, expedida por el ministerio de Minas y Energía y Director General Marítimo, se reglamentó el proceso competitivo para el desarrollo de las rondas de otorgamiento del Permiso de Ocupación Temporal sobre Áreas Marítimas [22].

Por su lado, la técnica de fracking ha sido un punto de discusión álgido desde el 2018. Según gremios como la ACP, la ACIPET y Campetrol estas operaciones incentivaría la inversión extranjera directa en el país y significaría asegurar la autosuficiencia energética de Colombia a mediano y largo plazo. Para el caso del gas la ANH ha explicado que a través de esta técnica se podría sumar hasta 200 TFCs, cerca de 200 gigapies cúbicos en producción.

Se debe tener en cuenta que desde el 2017 los yacimientos de gas natural ha tenido un declive y según cálculos del ministerio de Minas y Energía con el paso de los años las reservas probadas irán disminuyendo: en el 2031 se estima que habrá una caída natural hasta llegar a 327 mpcd, es decir habría una reducción de 49 % en materia de reservas de 10 años [23].

Por tal razón, por esa disminución paulatina se ha insistido en la aprobación del fracking para aumentar las reservas de gas y la capacidad de suministro. El potencial de desarrollar está técnica se centra en las cuencas del Valle Medio del Magdalena (VMM), Cesar- Ranchería y Catatumbo y los cálculos está entre cuatro y 24 terapies cúbicos (tpc).

En cuanto al tema de la transición energética dentro de los sectores gremiales y empresariales de Colombia, el gas natural es considerado el combustible puente de esta transformación y con el sello verde del parlamento europeo se ha insistido en incluir en la transición gradual a este hidrocarburo. Además, las fuentes no convencionales de energía renovable (FNCER), dada su intermitencia, requiere contar con el respaldo de la energía firme como la aporta el gas natural [24].

Es afirmativo asegurar que la aprobación y posterior desarrollo del offshore y fracking sí permitirían el aumento de las reservas de gas natural en Colombia; sin embargo, apostarle incremento de estas reservas por medio de estos procesos es contraproducente ya que desde la mirada social, estos procesos están lejos de ser aprobados por las comunidades aledañas a estas actividades. Desde la mirada ambiental, la utilización de estas técnicas podría generar contaminación de los acuíferos y ocasionar fugas de metano.

Apostarle al incremento de estas reservas, y más por medio de estos procesos no convencionales, aleja al país de cumplir con la meta de no aumentar la temperatura global por encima de 1,5 °C para finales de siglo. El gas natural es un combustible fósil y legalizarlo a través del fracking o el offshore va en contravía de la transformación del contexto climático y lo fundamental para la seguridad energética del país, es el no depender de recursos fósiles.

Implicaciones sociales y ambientales del gas natural en el marco de la transición energética

Ante el escenario de cambio climático producido por los gases efecto invernadero, uno de los objetivos establecidos en la COP21 en 2015 consistía en mantener el calentamiento global por debajo de los 2°C y de ser posible, limitarlo a 1,5°C. Con el fin de lograr esta meta, se ha planteado una transición energética enfocada en la transformación del sistema energético basado en la combustión de combustibles fósiles a uno de bajas emisiones de carbono fundamentado en la utilización de recursos renovables [25].

Desde esta perspectiva, el gas natural se ha venido posicionando como un puente para la transición energética a nivel mundial. Según Naturgas ll, este combustible contribuye a la reducción de emisiones entre un 30 % y 50 % de las emisiones de dióxido de carbono, 70% en la disminución de dióxidos de nitrógeno y un 99 % en el material particulado y los óxidos de azufre [26].

Por sus características, la Comisión Europea ha impulsado la declaración del gas natural como energía verde. Esto implica que a partir de 2023, dicho combustible no podrá ser reemplazado por otras fuentes de energía bajas en emisiones y servirá de puente para la transición energética en Europa. No obstante, las voces en contra no se han hecho esperar ya que es un combustible fósil que no es limpio y por lo tanto, no contribuye a la carbono neutralidad por la generación de emisiones que este hidrocarburo genera.

Adicionalmente, el proceso de extracción, distribución y transporte de gas natural ocasiona deterioros en la calidad del aire, suelo y agua de magnitudes considerables que deben abordarse y analizarse con el fin de determinar el real impacto ambiental del gas natural. Para tal fin, se analizarán los impactos en la extracción onshore, offshore y por medio de la técnica de fracking.

El gas natural se extrae de yacimientos ubicados en el subsuelo, dentro de los cuales se encuentra mezclado con petróleo o libre, es decir, no asociado con crudo. Con el fin de identificar la estructura del subsuelo donde potencialmente se pueda almacenar hidrocarburos, se realiza un proceso de prospección sísmica, que consiste en la generación de temblores que causan ondas con las que se hace una ecografía del suelo. La profundidad y densidad de los explosivos ubicados varía de acuerdo a la prospección sísmica a utilizar. Si es 3D la densidad de explosivos será mayor y el impacto al suelo se incrementará, generando suelos inestables, vulnerables a derrumbes. La contaminación acústica generada por las explosiones causa desplazamiento de la fauna nativa, principalmente aves [27].

La exploración marina también tiene efectos altamente negativos que se reflejan en la mortandad de peces debido a las detonaciones de la actividad sísmica. De igual manera, el sonido subacuático puede tener efectos hasta 10 km a la redonda, generando impactos en la comunicación de varios mamíferos marinos, particularmente los cetáceos, los cuales utilizan ondas sonoras para su orientación y la ubicación de alimento.

El proceso de extracción del combustible comienza con la perforación de la roca, para lo cual se utilizan lodos de perforación compuestos por una cantidad importante de aditivos químicos que son bombeados al pozo en calidad de lubricantes y refrigerantes de la broca. Adicionalmente, estos fluidos contienen biocidas con el propósito de evitar la proliferación de agentes biológicos en las diferentes capas geológicas. Se han encontrado altos niveles de sustancias tóxicas en el agua potable debido a la inadecuada disposición del agua utilizada en el proceso de extracción.

En cuanto a la perforación submarina, se han evidenciado alteraciones en el sistema inmunológico de algunas especies marinas y cambios en la taza de establecimiento de larvas de plancton debido a los lodos de perforación. Las plataformas marinas, por medio de las cuales se extrae el hidrocarburo de los yacimientos del lecho marino, son generadoras de impactos ambientales negativos ya que contribuyen a la alteración del comportamiento de la vida marina debido a la generación de ruido y la obstrucción de luz en los ecosistemas acuáticos. El calor emitido por las plataformas incrementa la temperatura del agua, lo que afecta a las especies marinas más vulnerables que tienen en estos lugares el sitio de apareamiento, desove, alimentación y rutas de migración.

La extracción de gas en yacimientos no convencionales se realiza por medio de la técnica de fracking, la cual consiste en la inyección de agua, arena, y otros aditivos a una presión alta con el fin de fracturar la roca donde se encuentra el reservorio. Dichas sustancias, que son altamente tóxicas, pueden filtrarse en los acuíferos y en aguas superficiales contaminándolas y generando efectos negativos en la salud.

El proceso de transporte se realiza por medio de un gasoducto que permite el transporte de gas desde el yacimiento hasta la planta de almacenamiento. De acuerdo con un estudio de la Agencia Internacional de Energía [28], los escapes, el mal estado en los sistemas de distribución del hidrocarburo, explosiones y emisiones intencionadas provocan la emisión de aproximadamente 72 millones de toneladas de metano al año. En una etapa subsiguiente del proceso de transporte, las estaciones compresoras, utilizadas para comprimir el gas por medio de gas y calor para continuar su transporte, emiten sustancias nocivas y gases efecto invernadero.

A este panorama se le debe sumar la problemática social generada por la extracción y transporte de gas natural. En el departamento de Sucre se ha presentado un cambio en el uso del suelo en regiones con vocación agrícola, intensificando la conflictividad social generada por la disputa por la tierra [29]. En el marco de un modelo económico orientado al extractivismo, la producción campesina se ve desplazada por la locomotora minero-energética, impulsada por los gobiernos anteriores con el fin de fortalecer la economía nacional y la inversión extranjera por medio de la extracción de minerales e hidrocarburos.

El tema de la contratación laboral ha evidenciado ser un tema álgido entre las comunidades, las cuales argumentan no ser tenidas en cuenta por las empresas operadoras en el reclutamiento de mano de obra tanto calificada como no calificada. Las compañías mencionan no contar con mano de obra calificada en la región, por lo que se ven obligadas a traer de otras regiones del país personal capacitado para asumir las labores.

El abandono estatal en las regiones donde se realiza la extracción de hidrocarburos se traduce en altos niveles de pobreza y de necesidades básicas insatisfechas. Lo paradójico del asunto es que a pesar de la riqueza contenida en el subsuelo, estos territorios no cuentan con servicios públicos y saneamiento básico. Las comunidades se sienten excluidas de los beneficios generados por la explotación de hidrocarburos en sus territorios, generando mayor malestar en las regiones.

Conclusiones

En Colombia las principales regiones productoras de gas se ubican en la región Caribe, la Orinoquía, Santander, y Tolima-Huila, lugares donde se obtiene más del 80% del gas consumido en los hogares colombianos. Sin embargo, ante la tendencia decreciente de las reservas gasíferas en el país, la explotación costa afuera ha cogido mayor relevancia en el sector debido al potencial de reservas que tiene el país en los yacimientos offshore, siendo Córdoba uno de los departamentos con capacidad productiva.

En los últimos 20 años el consumo de gas natural en el país se ha incrementado de manera exponencial, llegando a más del 70% de los hogares de Colombia. Esta tendencia alcista en el consumo ha generado la necesidad de importar gas del extranjero y a proyectar la construcción de terminal de importación de gas natural licuado con el fin de reducir la vulnerabilidad generada por las escasas reservas del hidrocarburo en el país. Un eventual escenario de desabastecimiento de este combustible implicaría un incremento cinco veces mayor del valor de la tarifa actual, afectando a las capas más pobres de la sociedad.

Ante este panorama y teniendo en cuenta que el 8 % de las regalías percibidas son generadas por la extracción de gas, se ha contemplado la posibilidad de obtener el combustible por medio de la explotación de yacimientos offshore y no convencionales. Según cifras del gremio, con los nuevos hallazgos realizados en el Caribe colombiano, el potencial de reservas podría abastecer al país por los próximos 100 años. En esa medida, la explotación de los yacimientos no convencionales por medio de la técnica del fracking, constituye una oportunidad para reducir la vulnerabilidad debido a la escasez del gas en Colombia.

Uno de los argumentos en los que se apoyan los defensores del hidrocarburo se basa en que este hidrocarburo emite menor cantidad de gases efecto invernadero, por lo que se convierte en un combustible adecuado para la transición energética. Ahora bien, los impactos ambientales ocasionados por el gas natural no se limitan a la emisión de gases sino a una serie de impactos ambientales y sociales negativos generados en el proceso de exploración, explotación (onshore, offshore y fracking), transporte y almacenamiento que ponen en tela de juicio el etiquetado verde realizado por la Unión Europea.

El país tiene en el gas natural un combustible con un enorme potencial para satisfacer las necesidades energéticas y económicas de un sector grande de la población. El desabastecimiento de este combustible repercutiría negativamente en los sectores más empobrecidos del país.

Sin embargo, su explotación ha sido un factor generador de impactos sociales y ambientales altamente negativos que deben evaluarse con el fin de determinar si efectivamente este hidrocarburo constituye un elemento fundamental para la transición energética de un país cuya principal fuente de emisiones no es la utilización de combustibles fósiles sino la deforestación ocasionada por la ganadería y la deforestación. Las estrategias orientadas a la transición energética deben ser construidas de manera participativa con los actores involucrados con el fin de construir alternativas consensuadas que permitan un desarrollo sustentable.