CÓMO TERMINA EL AÑO EL SECTOR DE HIDROCARBUROS.

Columna de Opinión Nacional

 

 

La crisis de los contenedores y sus efectos en Colombia

 

 

Sergio Córdoba

 

Después del colapso que sufrió la economía global por cuenta de la pandemia del Covid-19 en 2020, el 2021 ha significado la reactivación económica a nivel global debido al incremento de la demanda mundial de bienes. Sin embargo, dicho aumento, sumado a las interrupciones en el tránsito de barcos por la temporada de tifones en Asia y a las restricciones en varios puertos con el fin de evitar un rebrote de Covid-19, han generado problemas logísticos en el transporte de contenedores, congestión de barcos y un incremento sin precedentes en el precio de los fletes.

 

 

Según reportes del BID, el precio del flete desde Shanghai a Estados Unidos se incrementó de US $2 mil a US $7 mil en un año. Si se tiene en cuenta que aproximadamente el 80 % del transporte mundial de carga es marítimo, la repercusión de este aumento en la economía global será altamente negativa. Como es de esperarse, Colombia no es ajena a dicha situación, el encarecimiento de los fletes se ha sentido en los precios de algunos bienes como el pan, los concentrados, la cerveza, entre otros. Llama la atención que materias primas como el maíz, el trigo y la cebada, productos de los cuales el país se autoabastecía antes de la apertura económica impulsada a principios de la década del 90, hoy en día deben importarse para garantizar el suministro a nivel nacional.

 

 

Este contexto pone al descubierto dos situaciones, por un lado, es llamativo ver cómo productos necesarios en la canasta básica como el trigo, el maíz y la cebada pasaron de ser producidos en el país a importarse en la actualidad, dando cuenta de la vulnerabilidad alimentaria en la que esta posición ha puesto a la producción agroalimentaria nacional. Este escenario es altamente preocupante porque a pesar del potencial agrario de Colombia, las políticas agrícolas no se han correspondido históricamente con las necesidades del campesinado colombiano. La distribución campo-ciudad es un claro reflejo de este panorama, actualmente, menos del 20 % de la población nacional vive en el campo, mientras que el 80 % restante vive concentrada en las grandes ciudades. Las políticas agrarias, enfocadas en el modelo agroexportador han sido un detonante de este panorama.

 

 

Por otro lado, se ha registrado el acaparamiento de la cerveza por parte de las grandes superficies mayoristas, mientras que las tiendas de barrio han quedado desabastecidas, teniendo que aprovisionarse de la reventa que realizan los grandes supermercados a precios más altos. Mientras tanto, Bavaria sostiene que el incremento de precios se dio por el paro nacional de mayo, sin embargo, no explica de qué manera las protestas han afectado sus precios. Parece ser una buena excusa para deslegitimar las manifestaciones pasadas.

 

 

La actual coyuntura debe servir como reflexión sobre la importancia que tienen las pequeñas economías en Colombia, ya que son éstas las que contribuyen a la seguridad alimentaria, el desarrollo de la economía y a la generación de empleo. Es fundamental construir un país desde la academia, sociedad civil, sector privado y Estado que genere las condiciones necesarias para una vida digna. El 2022 será un año electoral en el que se podrá dar el primer paso rumbo a la construcción de una sociedad más incluyente y soberana.


 

NOTICIAS

Reducción de precio en la pipeta de gas 

 

 

 

El Gobierno Nacional y Ecopetrol anunciaron la reducción del precio del Gas Licuado de Petróleo (GLP). Asimismo, la Asociación Colombiana de GLP- Gasnova se pronunció diciendo que esta medida implicará un alivio para los usuarios que viven en estratos 1, 2 y 3. 

 

 

Alejandro Martinez Villegas, presidente de Gasnova afirmó que: “La reducción en el precio del GLP que Ecopetrol ofrece para el consumo nacional es una buena noticia para los usuarios del GLP en 1.050 municipios del país, dado que el precio del gas se había duplicado durante el presente año”.

 

 

La reducción del valor de la pipeta se verá reflejado desde el primer día de enero hasta junio del 2022. Por otro lado, Ecopetrol estima que habrá una incrementación en la oferta de GLP en un 8%, aclarando que los usuarios podrán acceder a un mayor volumen de este recurso. 

 

 

Fuente: RCN Radio. Reducción en el precio de la pipeta de gas: Hogares más vulnerables, los más beneficiados. 22/12/2021

 

 

Se evidencio un aumento del 25% en las ventas de la gasolina

 

 

 

Felipe Bayón, presidente de Ecopetrol en diálogo con el Colombiano preciso que las ventas de gasolina han incrementado en un 25% frente a los niveles reportados en el 2019, es decir antes de la pandemia. 

 

 

Esto debido a una demanda de combustibles que se relaciona por la influencia de la reactivación económica del país. La Asociación Colombiana de Petróleo (ACP) indicó que la demanda total de gasolina, diesel y jet alcanzó en promedio los 302 000 barriles por día. Por otro lado, Ecopetrol solo reportó 128 500 barriles de gasolina diarios hasta septiembre. 

 

 

Cabe resaltar que la industria petrolera sufrió diversas contingencias durante el 2021 entre las que se resaltan el paro nacional y el estancamiento operacional en ciertas refinerías de Ecopetrol. 

 

 

La apuesta de la petrolera colombiana es avanzar en el proceso de transición energética y descarbonización mediante la ejecución de un plan de inversión de 22 millones de dólares en el 2022. 

 

 

Fuente: La opinión. Se vende 25% más de gasolina que antes de pandemia. 22/12/2021

 

 

Se suscribió el primer acuerdo bajo la modalidad de Obras por Regalías 

 

 

 

La Gobernación de Sucre acordó con Canacol Energy Colombia y CNE Oil & Gas desarrollar un proyecto de mejoramiento vial por 2 400 millones COP. Esta modalidad busca promover la ejecución de obras que transformen las vidas de los Colombianos, llevando desarrollo, oportunidades y aportando al cierre de brechas.

 

 

Las dos empresas desarrollarán el proyecto de mejoramiento vial desde el corregimiento Santiago Apóstol hasta el casco urbano del municipio de San Benito Abad, en Sucre. 

 

 

La iniciativa será acreditada como pago de las regalías de la compañía durante la vigencia 2021-2022. Una vez que la obra sea entregada y certificada por la Gobernación, se hará el trámite ante la respectiva agencia. 

 

 

La Gobernación de Sucre y las multinacionales continuarán adelantando los respectivos trámites para aprobar, ejecutar y entregar la obra, que se espera inicie en el primer trimestre del 2022.

 

 

Fuente: Caracol Radio. Listo el primer acuerdo bajo la modalidad de Obras por Regalías en Colombia. 21/12/2021

 

 

Operaciones de GeoPark en Colombia 

 

 

 

GeoPark Limited anunció que las perforaciones en Colombia siguen en curso para elevar la producción, extender los límites del campo y probar nuevos prospectos de alto potencial en el bloque CPO-5 en Cuenca Llanos. 

 

 

Se trata de dos plataformas de perforación por dos años que tiene el objetivo de desarrollar, evaluar y adelantar proyectos de exploración de campos cercanos, los cuales tienen un alto potencial con el bloque central Llanos 34. 

 

 

Por otro lado, una plataforma está realizando operaciones de perforación para el pozo Indico 4 y se espera que la segunda plataforma se perfore en el primer trimestre de 2022. La segunda fase exploratoria del contrato fue extendida hasta julio de 2024.

 

 

Para finalizar, la multinacional reveló que el bloque Llanos 34 – Cuenca Llanos en noviembre del 2021 produjo por encima de 60 000 barriles de petróleo por día, el nivel más alto desde octubre del 2020.  

 

 

Fuente: Valora Analitik. ¿En qué van las operaciones de Geopark en Colombia y Ecuador?. 21/12/2021


 

Columna de Opinión Regional

¡BIENVENIDOS los Carros Verdes! … ¿Qué tan verdes?

 

 

Invitado especial:

 

 

Sergio Bravo

 

 

 

No escribo desde la experticia, pero si desde la perspectiva de un ciudadano razonablemente informado, cuyo interés es llamar la atención sobre algunos aspectos relevantes de los llamados Carros Verdes o mejor llamados vehículos eléctricos y su impacto positivo en el cambio climático, la “huella ambiental” y la sostenibilidad económica y social.

 

 

A la fecha, el desarrollo tecnológico de estos vehículos verdes ha estado principalmente enfocado al transporte individual, familiar y en algunas ciudades se han comenzado a incorporar a flotas de transporte masivo, por la facilidad de instalación de sitios de recarga en los patios de operación. Todavía no hay innovaciones frente al transporte de carga, ya que la demanda de baterías para mover el tamaño y peso de estos vehículos no es tan fácil de resolver; es decir, hay soluciones que se deben encontrar, empezando por las estaciones de recarga de baterías de tales especificaciones.

 

 

Sin lugar a discusión, las evidencias técnicas demuestran que los vehículos eléctricos no generan ningún tipo de emisiones contaminantes a la atmósfera, particularmente de CO2, lo cual permite calificarlos como un medio de transporte ambientalmente ‘limpio’, pues a diferencia de los que trabajan con gasolina o diésel, que emiten CO2 , óxidos de nitrógeno y partículas sólidas a causa de los gases de escape, son altamente contaminantes y nocivos para el aire y el clima; además de la contaminación por ruido, la cual es elevada por la cantidad de automotores que circulan por las vías públicas. También se cuentan, aunque en menor cantidad, las consideradas emisiones por fuentes indirectas, que igualmente representan una importante ‘huella ambiental’ negativa, asociada a su masiva utilización.

 

 

Los carros verdes, con su menor huella ambiental, requieren para su fabricación algunas materias primas cuya explotación, transformación y proceso de ensamblaje demanda importantes consumos de energía. Adicional a esta energía, utilizan materiales como el acero y, principalmente, plásticos derivados del petróleo, que representan altos niveles de emisiones de gases de efecto invernadero, lo que es conveniente evaluar al momento de establecer la ‘sostenibilidad o costo ambiental’ de este tipo de vehículos. Todas estas actividades mencionadas representan lo que se consideran las emisiones indirectas de la movilidad con base en fuentes eléctricas.

 

 

Un aspecto significativo de los vehículos eléctricos, que incide tanto en la “huella socio-ambiental” como en sus costos de operación, está relacionado con las baterías que necesita cada carro para sus horas de funcionamiento, las cuales necesitan importantes cantidades de minerales como cobalto, manganeso, cadmio y níquel, todos ellos procedentes de explotaciones ubicadas en países en vía de desarrollo, lo que implica que su explotación se realiza en condiciones poco técnicas y con procedimientos que tienen un alto impacto negativo al entorno y a las condiciones sociales de quienes lo hacen, pues también es sabido que se utiliza mano de obra infantil, que hay abuso e informalidad laboral y condiciones de seguridad y salubridad nada convenientes para el cumplimiento de estándar internacionales o buenas prácticas.

 

 

Como muchas tendencias actuales, los vehículos eléctricos pueden ser muy atractivos e inclusive considerados muy ‘sexys’, especialmente en los países desarrollados, pero es necesario recordar que la explotación de gran parte de sus materias primas comparten la condición de los ‘blood diamond’ explotados en Suráfrica. Las baterías que los mueven, cuya vida útil puede estar entre 5 o 10 años, según el uso, pueden ser reutilizadas, pero con unos costos significativos al final del día, ya que separar sus elementos útiles tiene un valor alto y los que deben tener una especial disposición final tienen un potencial contaminante y, por lo tanto, de manejo, bastante elevado. Además, es importante señalar que la fuente de energía utilizada para la recarga de las baterías es una electricidad que procede de recursos renovables – como es el caso de Colombia – donde la fuente de generación de energía es hídrica, lo que disminuye la contaminación de la atmósfera y los gases de efecto invernadero, pero que, en otros países, como Estados Unidos y los de Europa, la situación es diferente, por tener fuentes de energía de origen fósil.

 

 

A lo anterior se suma, que, dadas las restricciones de autonomía y los tiempos para la recarga de las baterías, los usuarios han decidido tener dos vehículos, uno para su utilización en las ciudades con puntos de recarga domésticos, y otro con motor a gasolina o diésel, para su utilización en trayectos intermunicipales o de más larga duración. Es decir, los vehículos eléctricos pueden constituir una alternativa interesante para una fase de transición energética, pero difícilmente serán la alternativa de movilidad en términos de sostenibilidad, economía y huella ambiental.

 

 

A la luz del desarrollo de políticas energéticas – aun observando lo tratado en la pasada cumbre de Glasgow- es necesario que los desarrollos tecnológicos estén orientados a alternativas como la energía geotérmica o la energía nuclear – que para los carros eléctricos continuarían manteniendo los problemas asociados a las baterías y sus recarga- o la proveniente del hidrógeno verde, que realmente representaría un verdadero cambio tecnológico, por ser una alternativa tan eficiente como ‘limpia’. Y de cualquier forma, en términos de emisión de gases de efecto invernadero, es necesario para Colombia abordar el tema con mesura – sabiendo lo que esto representa ambientalmente – pues hay que recordar que China e India son responsables de más del 40 % de emisiones a nivel mundial y que no parecen estar haciendo esfuerzos importantes en su reducción o para una transición energética; y que para nosotros, que tenemos una de las producciones de energía más “limpias” del mundo, cualquier transición nos representa un altísimo costo.

 


*Se precisa que las columnas de opinión pertenecen a sus respectivos autores/autoras y por ende, no comprometen a Crudo Transparente, ni a sus financiadores.