Mónica Flórez: no todo lo que brilla es oro

Entrevista Transparente: agosto – septiembre 2017

Por: Andrés Vargas Ferro

Un pequeño municipio en el corazón del eje cafetero le dijo no a la minería y las posibilidades de explotar el recurso se disiparon gracias a la consulta popular del 9 de julio, que paró una de las grandes posibilidades mineras que hay en el 80% del Quindío.

Foto: Pijao desde las montañas a 32 kilómetros de Armenia

 

Pijao nos deja un cuestionamiento básico, a veces olvidado, de uno de los fundamentos para un gobierno minero-energético responsable; ¿explotar o no explotar? Ya que en cualquier lado y a cómo dé lugar, resulta en una generalidad nefasta. Este pequeño pueblo fundado en 1902, que apenas supera los 6.000 habitantes es un ejemplo de una alternativa al desarrollo organizada y coherente, que vio oportunidades de oro en otro lado, pero por qué.

 

Crudo Transparente entrevistó a Mónica Flórez, quien es una de las gestoras políticas y sociales de la resistencia extractiva en Colombia, para defender la idiosincrasia y el paisaje cafetero el cual es Patrimonio Cultural de la Humanidad declarado por la UNESCO. Sus esfuerzos y sus convicciones, la llevaron a interponer una tutela ante la Corte Constitucional que desembocó en la sentencia T-445 de 2016, que avaló la posibilidad de prohibir las actividades extractivas por medio de las consultas populares y que movieron el tablero del ajedrez, entre comunidades, gobierno y empresa, con una jugada maestra a favor de los pueblos y regiones que están en contra de las extractivas.

 

CT: ¿Cuál es tu postura frente al desarrollo para Pijao?

 

Mónica Flórez: El planteamiento de la Fundación Pijao Cittaslow, hace casi 10 años, es que Pijao es un municipio con función agrícola, no extractiva, con todo lo que eso implique. Pijao está realizando un proceso interno desde el turismo responsable y le está apostando a una iniciativa que se llama “Pueblo del Buen Vivir” o “Ciudad Lenta”, donde se fortalecen las economías locales, el desarrollo endógeno, la tradición, la cultura y la identidad, que se ha venido implementando desde la sociedad civil.

 

La visión desde la fundación Cittaslow no es que estemos en contra de la minería y eso es muy importante, pues creemos que en algunos sectores de Colombia debería hacerse, pero la pregunta es si el Estado está permitiendo que la actividad se haga de manera responsable y si realmente las empresas multinacionales estarían dispuestas a pagar por una minería como lo llaman algunos, sostenible.

 

Fuente: http://www.cittaslow.org/

 

Sostenible económicamente, sostenible ambientalmente y sostenible socialmente. Yo creo que estamos a años de eso en Colombia. Lo otro es que consideramos que sí se debe hacer minería en algunos sectores, pero ¿cuáles son las condiciones de vida de la gente?

 

Entonces, hay que plantear a Pijao dentro de un paisaje geográfico de la cordillera de los Andes. Es un paisaje único en el mundo: cultural y cafetero (declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO). Es una reserva forestal central, con páramos, valles y montañas de una enorme fragilidad. Acordémonos que este es un lugar que tiene varias fallas geológicas y que se desliza constantemente la tierra, entonces eso podría afectar más con el hecho de hacer minería extractiva a gran escala.

 

Lo otro es que tenemos una declaratoria de pueblo del Buen Vivir en el 2014 (Cittaslow). En ese año ingresamos en una prestigiosa red de pueblos en donde su fuerte es conservar tradiciones culturales y sobre todo el medio ambiente. Si nosotros entramos a la red de Cittaslow es porque teníamos un paisaje único. Entonces creo que la minería entraría directamente a afectar nuestra riqueza.

 

CT: Claramente hay una apuesta por rechazar la extracción, y hay una serie de alternativas innovadoras frente a lo que puede ser el desarrollo de Pijao. Además, hay una inscripción en una red internacional que los apoya. Nos podrías contar un poco cuales son esos indicadores concretos de lo que significa ser un pueblo del “Buen Vivir”.

 

MF: Hay unos indicadores para entrar a la red de los pueblos del Buen Vivir que son diferentes en Europa, Asia y África. Los requisitos, como lo llama la red, son muy específicos para América Latina y muy específicos en el caso de Pijao. Lo que se está esperando es conformar una red de 5 municipios en América Latina para tener unos estatutos propios. En Pijao corresponden al paisaje, el café (los más de 10 cafés de origen que se están produciendo y exportando), por la arquitectura y por la gente.

 

 

Básicamente por esos 4 elementos entramos a la red, pero cuando hablamos de una red de Cittaslow son 50 puntos a certificar, pero no es que el pueblo tenga que certificar todos estos puntos en el momento. Esos 50 puntos van desde saneamiento básico, agua potable, manejo de agua residuales, residuos sólidos y conservación de la arquitectura tradicional.

 

Cittaslow plantea un movimiento donde la comida que se consuma venga o se produzca en el mismo lugar y que no diste de más de 100 km, que sea más económica y que se use lo menos posible los combustibles fósiles. Lo que se quiere es que la gente viva de manera más amable, amigable y respetuosa con el ambiente.

 

Otro punto determinante es el tema del turismo responsable. Un turismo que no sea otro macroproyecto como muchos de los que se plantean en Colombia, sino que sean las pequeñas economías y los pequeños ciudadanos de los pueblos los que puedan acceder a un turismo de bajo impacto pero con un grupo seleccionado de viajeros que llegan a un lugar, consumen productos elaborados de manera manual y que tienen un sello de certificación de origen, en el caso de Pijao: los cafés, las conservas y la miel. Estos son los puntos fundamentales de la red. 

 

 

¿Cuáles son las debilidades que tenemos en Pijao? El saneamiento básico, no tenemos agua potable. Aunque el agua es apta para consumir, no es potable, ya que no hay una planta adecuada. Hay una deficiencia en el manejo de las residuales, también. De igual forma, falta incentivar mucho más a los pequeños productores de café y de otras producciones como las verduras o huevos campesinos, de productos sencillos se derivan las economías locales fuertes. Todos los alimentos que necesitamos se podrían producir aquí mismo.

 

CT: ¿Ustedes ya son miembros plenos de Cittaslow o son miembros candidatos?

 

MF:  En el 2014 entramos a la red mundial de Cittaslow. Empezamos el proceso en el 2009 y en el 2014, el alcalde del momento permitió que el municipio entrara a la red mundial. Somos el único pueblo en América Latina en ser parte de esta red.

 

CT: ¿Cuándo empiezan a trabajar para lograr esa meta?

 

MF: En el 2006 cuando se crea la Fundación Pijao Cittaslow. Es importante tener en cuenta que Pijao venía de un proceso muy difícil. Que Pijao había tenido en 1989 el tema del rompimiento del Pacto Cafetero, que hizo que los precios mundiales del café se derrumbaran y que la economía se quebrara, pues el 95% de la economía dependía del café. En 1999 fue el gran terremoto del eje cafetero. En el 2001 la toma de la guerrilla por el Frente 50 de las Farc. Acordémonos que todo este sector era un corredor de la guerrilla que iba hasta el Páramo del Alto del Oso. Entonces en el 2001 hay una toma de la guerrilla y el pueblo se incapacitó.

 

La gente tenía miedo, perdió el valor por el municipio. Hubo una corriente de gente que salió del país porque las condiciones económicas eran muy desfavorables. Los pijaenses no sentían que aquí había una posibilidad económica por el paisaje o por la arquitectura o por el aire.

 

Entonces la fundación llega en el 2001 y empezamos a trabajar esporádicamente hasta el 2006, cuando se consolidó mucho más. Empezamos con niños, jóvenes y mujeres, temas como: patrimonio arquitectónico, semillas nativas, huertas y turismo.

Yo empecé a hacer una imagen del municipio que lo llevó a que se fortaleciera a través de la red Cittaslow, lo que se ve ahora no es lo que había hace 10 años. 

 

Foto: El caracol representa la imagen del Movimiento.

Los municipios tienen ciclos. Todas las civilizaciones tienen ciclos. Yo creo que ahora Pijao está en un florecimiento económico pero quién determina eso también deben ser las autoridades locales y la visión que se tiene. Por ejemplo, con el tema del turismo. Pijao ahora suena a nivel nacional e internacional. Hace 10 años Pijao no se escuchaba para nada y la gente tenía mucho miedo e inseguridad de venir acá, incluyendo la gente local. Esa imagen ha costado un dinero, una inversión y una visión. Pero es una apuesta de turismo que beneficia a la gente local y no es una visión masiva como sucede en otros lugares de Colombia, donde ni el turismo, ni las megaobras de minería han generado prosperidad económica para la gente.

 

CT: ¿De donde nace la idea de trabajar con esa visión, con el fin de ser un agente transformador para Pijao?

 

MF: Nunca me habían hecho esa pregunta. Soy de una familia que tiene un componente fuerte en la formación de lo estético y eso en un pueblo es muy complejo, porque en los pueblos colombianos hay un enfoque para que la gente produzca y consuma en términos materiales y no en términos de lo bello.

 

Las necesidades de la gente en los pueblos es física, una necesidad económica de sobrevivir. Nosotros desde niños tuvimos un elemento determinante en lo estético, en las formas, en lo “bien puesto” y eso a veces es una dificultad cuando uno regresa, sobre todo en estos pueblos.

 

Cuando yo regresé me sentía asombrada de lo que veía alrededor; un pueblo destruido, lo cual se puede ver si se busca en internet y busca: “calles de Pijao después del terremoto de 1999”. Me afectó escuchar a la gente diciendo que era un pueblo sin futuro. La gente no tenía esperanza. Eso generó que muchos jóvenes se fueran a otras ciudades y no precisamente a estudiar, muchos entraron al narcotráfico. Yo pensé entonces que mi tarea era que hablen bien del pueblo y que los principales diarios nacionales vengan.

 

Esta nueva idea no se había entendido a nivel local y creo que hay que insistir mucho en el tema de la educación para que la gente aprecie el lugar donde vive. Para que los pobladores sientan que a través de la educación hay posibilidades económicas, pero esto es a largo plazo.  

 

Foto: La Patria

El proceso inició como una iniciativa para educar a la gente frente al lugar en donde viven. Luego, empezó a dar sus primeros frutos cuando los viajeros empezaron a llegar y cuando la gente empezó a invertir. Hubo una reactivación económica impresionante: las casas y las fincas no valían nada y gracias al turismo y al Cittaslow, se empezaron a valorar terrenos por 200-300 millones que antes valían 20 millones.

 

Cuando nadie creía y empezó a hacerse esa visibilización y los medios empezaron a llegar, este lugar se transformó. Cuando los resultados económicos se empezaron a ver, más me atacaron. Decían que esto iba a ser un pueblo italiano y nacieron otras organizaciones, que desacreditaron lo que hacía Cittaslow, diciendo que íbamos a acabar el pueblo, que esa no era nuestra cultura. Pero si se da cuenta, todo lo que hay es una recuperación de nuestra propia cultura.

 

CT: En el esfuerzo de mejorar el desarrollo del pueblo, ¿En qué puntos están de acuerdo con la alcaldía?

 

MF: Sí, claro. Yo creo que es muy importante tener en cuenta el trabajo que hizo el exalcalde, Alberto Peña Valencia. Un joven de 23 años, el alcalde más joven de Colombia y él fue quien permitió que el movimiento de Cittaslow siguiera y que pudiéramos ingresar a la red.

 

Hay otros alcaldes que también permitieron que se hiciera un trabajo de recuperación de arquitectura tradicional, la catedral de Pijao, el tema de los cafés especiales y que en el plan de desarrollo actual esté presente el movimiento Cittaslow. Además hay un plan de turismo municipal que fue aprobado por el anterior Concejo.

 

Cittaslow entró a la red gracias a la alcaldía del municipio y está atado en tres planes de desarrollo. Pero pasa, que la gran mayoría de funcionarios no están a favor de lo que es el movimiento y hablan mal de esta iniciativa; no consideran que la fundación haya sido un punto determinante para que el municipio crezca en términos económicos, sociales o culturales, o en su reconocimiento a nivel mundial, lo cual no es fácil porque a la gente le pagan por crear la imagen de un lugar. Aquí no me han pagado y no lo estoy esperando, pero no hay dinero de por medio.

 

CT: ¿A usted le interesaría llegar a la alcaldía?

 

MF: No. Yo fui concejal y la experiencia que tuve fue una democracia que no funciona. Creo que la democracia está volteada. Yo no soy experta en ese tema pero creo que hay triquiñuelas. En cada acto que uno realiza, así uno lo intente hacer de manera transparente, hay muchas vainas amarradas para que las cosas no se den como uno quiere, o como se plantea en la democracia.

 

Es un desgaste muy terrible con muchos intereses de por medio. Cuando empecé a descubrir y a destapar todo un sistema de corrupción que había, casi me matan. Yo creo que se puede hacer más por fuera. Me llaman de muchos lugares a hablar sobre el tema de Cittaslow y sobre turismo, el cual es mi fuerte. A mi me interesa ahora es trabajar con los niños y creo que de ahora en adelante me voy a concentrar a trabajar más con ellos y jóvenes.

 

Mónica Flórez junto a uno de los murales que rinde homenaje a la iniciativa Cittaslow.

CT: Podemos entrar un poco al tema político y jurídico. Más allá de la fundación y el trabajo tan significante, el interés de sacar la minería es una batalla legal y de movilización política. Nos puede contar cómo llegaron a la consulta popular ¿cómo fue ese proceso de formular la pregunta ante el Tribunal del Quindío y qué pasó después? ¿Nos podría explicar la importancia de eso?

 

MF: Empecemos con el tema en el 2009, yo fui concejal y en un momento dado nos llamó el gobernador del momento, Julio César López Espinosa, al centro de convenciones en Armenia y nos contó que el 80% del Quindío en ese momento estaba en concesión y que él no sabía nada hasta el momento.

 

Ya se estaba empezado a escuchar del tema de La Colosa, la mina más grande de América Latina y las afectaciones que eso traería de manera social y ambiental, en un municipio que está enfocado en lo agrícola. Entonces a mi me llamó la atención y yo empecé a hacer un trabajo con varios concejales en ese momento; de pedirle inicialmente al gobierno nacional, a través de la Agencia Nacional de Minería (ANM), las titulaciones por municipios y encontramos que habían 23 solicitudes de oro, plata, níquel, entre otros. Entonces preguntamos todo eso dónde está: en el páramo, el suroeste, el norte, en todo lado había títulos mineros de exploración para 20 años.

 

Entonces pensamos que había una grave dificultad para Pijao, si decidimos que aquí hubiera minería en 23 títulos mineros, lo cual es demasiado. Empezamos un trabajo de búsqueda de información y se sumaron jóvenes que ahí mismo empezaron a capacitarse y a preguntar qué era eso de la minería; esas empresas que nombraban dónde estaban y nos fuimos a todos los municipios y hablamos con la gente, mostramos videos y todo con argumentos.

 

Yo terminé el Consejo pero seguí preocupada y preguntaba por información pero cuando dejé de ser Concejal ya no me la daban, entonces se le pedíamos a otro Concejal para que nos la diera, hasta que decidimos un grupo de ciudadanos y concejales, crear un grupo y planteamos la necesidad de hacer un cabildo abierto.

 

En ese Cabildo, al final, lo que se quería era pedirle al alcalde del momento que hiciera una consulta popular. Él plantea la consulta popular ante el Consejo Municipal y formula la pregunta. La pregunta es aprobada con unanimidad por el Consejo. El Alcalde se la plantea al Tribunal del Quindío y el Tribunal dice que es inconstitucional, que es capciosa y tendenciosa, entonces en ese momento, contamos con la asesoría de DeJusticia que es muy importante en este proceso, con Diana Rodriguez y lo que se decide es tutelar. Así, se tuteló y fuimos al Tribunal, porque nos habían negado la posibilidad que la ciudadanía fuera quien decidiera, mediante la consulta popular, qué quería en su suelo.

 

Acuérdese que en 2014, el gobierno nacional sacó un decreto que decía que quien decide el uso del suelo no eran los municipios, sino Bogotá. Nos amarraron la vaina en una navidad.

 

Para ese entonces la primera pregunta que hicimos para efectuar la consulta popular fue: ¿Está usted de acuerdo que en el municipio de Pijao se efectúen procesos de minería que afecten el agua…? Entonces ahí ya eso es considerado tendencioso y se fue al Consejo de Estado, quienes no fallaron a favor, eso fue entre el 2014 y 2015.

 

Por tanto, se llevó a la Corte Constitucional y ellos finalmente el año pasado, a través de la sentencia T445 del 2016, plantea primero, que es constitucional hacer consultas populares en temas de minería. Los alcaldes y los consejos pueden someter a consultas populares y determinar si quieren o no, desarrollar esta industria en sus municipios. Segundo, entonces el subsuelo hace parte de la nación y la nación la conformamos los ciudadanos de a pie que habitamos los pequeños pueblos y por ende ellos pueden determinar que quieren en su subsuelo. La decisión de la extracción está en manos tanto de los ciudadanos, como del gobierno central.

 

Es interesante porque ellos dicen que pueden hacer consultas populares pero no solamente el resuelve es para Pijao. Nunca nos imaginamos eso; el resuelve de la sentencia T445 es a nivel nacional. Entonces yo creo que esa es una cuestión que ha molestado al Gobierno central y a los empresarios, porque ellos sienten que la economía se va a paralizar porque no hay ingresos y el país no va a avanzar porque las empresas multinacionales se van a ir.

 

Entonces la Corte Constitucional, lo que se plantea es hágalo, pero vuelva a plantear la pregunta.

 

Todo esto es un proceso largo, hemos sido cuidadosos de no dar información cuando no está clara, también de ser silenciosos. Porque yo veo que hay otros procesos en Colombia que han sido más desde el activismo, desde la provocación. Lo que creo es que debemos hacerlo prudentemente. En una entrevista que me hicieron en radio dije que este es un Estado Social de Derecho y cada uno tiene la posibilidad de disentir. Nosotros tenemos esta visión sobre nuestra economía, las empresas pueden tener otra. Esa sentencia lo que hizo fue que se haya dado esa “consultitis” a nivel nacional. A uno le da angustia porque hay lugares donde no hay otra opción. ¿Pero cómo se hace? En este lugar, en el Quindío, en el Eje Cafetero, en este lugar tan encantador, que es una mina de oro en términos de café, de turismo, de agroecología, de bonos de carbón y otros temas ambientales. Cuando hay tantas organizaciones internacionales que quieren apostarle a un desarrollo real local, de producción de comida, por ejemplo.

 

Esto es una mina de oro en producción de comida. Aquí cualquier señora en su jardín puede producir su propio almuerzo. Claro, para eso hay que hacer todo un programa de cambio cultural en la ciudadanía y no creo que el gobierno esté interesado en hacer eso.

 

Yo creo que el gobierno central ha sido muy irrespetuoso con las decisiones de los pueblos. Pasando por encima de la legalidad, de la constitucionalidad, porque tiene el poder y pues el que tiene el poder en este país hace lo que quiere. Han abusado de la ciudadanía, han abusado diciendo que hay un proceso de postconflicto donde la gente puede vivir mejor, pero lo que están armando es una negociación entre el gobierno central y las empresas multinacionales.

 

CT: ¿Cómo se preparó el colectivo para hacer campaña a favor del no (en la consulta popular)?

 

MF: Bueno, la ciudadanía se ha venido preparando desde el 2009. No tan fuerte como en otros lugares de Colombia, pero sí creo que se ha despertado una concientización sobre el lugar donde la gente vive.

 

CT: ¿Quisiera expresar algo especial del proceso que se ha llevado?

 

MF: Sólo quiero decir que esto sólo es el principio, pero sé que si en este momento uno dejara de existir, lo que siento es que hay una ferviente consolidación de conciencia en los jóvenes. Han dejado sus vacaciones, a sus familias y estudios porque están defendiendo este país y este paisaje.

 

La batalla es por el paisaje y lo estábamos haciendo los adultos, pero ahora hay una tranquilidad porque sentimos que jóvenes de diferentes credos y estratos sociales han dejado todo, por venir a respaldar.

 

Eso es muy significativo porque no sólo son muchachos de clase media, aún hay gente de todos los sectores sociales, que están hablando que no quieren minería y no estamos en una guerra con nadie, estamos defendiendo el Estado Social de Derecho y una determinación es qué queremos nosotros en nuestros pequeños pueblos y qué tipo de economía queremos. Este es un municipio de vocación agrícola 100%, con las fallas que eso tenga. ¿Y esas fallas se han dado por qué? Por la corrupción. ¿Quién ha promovido esa corrupción? El gobierno central que está tratando de negociar con las empresas multinacionales y está afanadísimo para que ellos entren acá.

 

CT: ¿Ustedes han tenido alguna especie de socialización con las empresas?

 

MF: Pues digamos que nosotros no podemos hablar de empresas como tal. No estamos hablando de empresas, aludimos a una apuesta. Estamos haciendo referencia de la manipulación que ha habido con la titulación minera. En el Concejo hemos hecho debates. En el 2009 tuvimos uno con dos empresas multinacionales que estaban haciendo una titulación y ahora dicen que ellos no tienen nada que ver. ¿Si no tienen nada que ver entonces por qué vienen aquí a defenderse? Nosotros no estamos atacando a ninguna empresa como tal. Ni la Fundación Cittaslow, ni Mónica Flórez, ni el alcalde municipal, no estamos hablando de ninguna empresa. Estamos hablando de títulos, títulos vigentes y solicitudes en juego.

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