LOS DEBATES DE LA ULTIMA CUMBRE DE GLASGOW: ENERGÍA VERDE

Energía Verde

 

Por: Sergio Bravo 

 

 

En febrero la Comisión Europea presentó un Acto Delegado, complementario a la taxonomía climática sobre la mitigación del cambio climático y la adaptación al mismo, en el que se contemplan una serie de actividades relacionadas con el gas y la energía nuclear; esta Taxonomía es un sistema de clasificación que establece una lista de actividades económicas ambientalmente sostenibles. Esta situación, resultado quizás de los debates de la última Cumbre de Glasgow, en la que principalmente se confrontaron Alemania y Francia por el uso del gas y la energía nuclear, como fuentes de energía ambientalmente sostenibles o, como se las llama coloquialmente ‘verdes’.

 

 

Europa, desde el pasado año ha venido enfrentando un gran incremento en los costos de la energía eléctrica, lo que ha ocasionado confrontaciones técnicas, económicas, políticas y, sobre todo, ideológicas, respecto al proceso de transición energética y la viabilidad del cumplimiento de las metas de ‘cero emisiones’ para el año 2050.

 

 

El debate sobre la sostenibilidad ha sido fuertemente ideologizado, abundante en mitos, verdades a medias, fundamentado muchas veces en un ente abstracto denominado ‘Comunidad Científica’ y, desafortunadamente con más contenido de pasiones que de información relevante. Particularmente, respecto a la energía nuclear, en marzo del año anterior el Joint Research Center (JRC) publicó la evaluación técnica de la energía nuclear con respecto a los criterios de «no generación de daños significativos»[1] (DNSH)[2] del Reglamento (UE) 2020/852 («Reglamento sobre taxonomía»), que concluye que «no hay pruebas científicas de que la energía nuclear cause más daño a la salud humana o al medio ambiente que otras tecnologías de producción de electricidad ya incluidas en la taxonomía de la UE como actividades de apoyo a la mitigación del cambio climático».[3]

 

 

De acuerdo con el Reglamento del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia el cual establece que las diferentes medidas, tanto las reformas como las inversiones, que propongan los Estados miembro, no deben ocasionar un perjuicio significativo en ninguno de los siguientes objetivos medioambientales:

  • Mitigación del cambio climático.
  • Adaptación al cambio climático.
  • Uso sostenible y protección de los recursos hídricos y marinos.
  • Transición hacia una economía circular.
  • Prevención y control de la contaminación.
  • Protección y recuperación de la biodiversidad y los ecosistemas.

 

 

De acuerdo con lo anterior, el Joint Research Center (JRC) adelantó la evaluación considerando en forma integral la totalidad del ciclo del proyecto, considerando tanto la determinación de la “huella ambiental” de los materiales requeridos para la construcción, la construcción misma, la operación, así como el desmantelamiento y disposición final de la totalidad de componentes.

 

 

Respecto a la intensidad de emisiones de gases efecto invernadero – GEI- de diferentes fuentes de energía eléctrica – considerando todo el ciclo de vida de la instalación- solo la energía hidroeléctrica y la eólica (26 Tn cada una) generan una menor cantidad de emisiones de GEI que la energía nuclear (28 Tn); las emisiones asociadas a la generación de energía fotovoltaica es de 85 Tn y de 500 Tn las asociadas al gas natural.

 

 

 

El JRC aplicó serie de indicadores de sostenibilidad para comparar la contaminación química y sus posibles impactos en los ecosistemas acuáticos para las evaluaciones del ciclo de vida, incluyendo las emisiones directas de óxidos nitrosos (NOx) y dióxido de azufre (SO2), así como los indicadores de impacto para la acidificación, eutrofización y ecotoxicidad (en agua dulce y ecotoxicidad marina).

 

 

 

El estudio del JRC compara los datos de NOX y SO2 para el ciclo de vida de diferentes tecnologías de generación de calor y electricidad mostrando que la energía nuclear, basada en las centrales eléctricas actuales de Generación II, junto con la eólica y la hidroeléctrica tienen emisiones relativamente muy bajas de estas sustancias en comparación con las tecnologías de combustibles fósiles. Entre las tecnologías incluidas en la Taxonomía, el gas natural, la biomasa y la energía solar fotovoltaica tienen más emisiones de ciclo de vida de NOX y SO2 que la energía nuclear.

 

 

La eutrofización es el aumento gradual de la concentración de fósforo, nitrógeno y otros minerales y nutrientes vegetales en los ecosistemas acuáticos, lo que resulta en un enriquecimiento excesivo que puede dar lugar a un gran crecimiento de algas y al agotamiento del oxígeno que apoya la vida submarina saludable. El indicador de potencial de eutrofización se expresa en gramos de fosfato equivalente por unidad de electricidad generada (g PO3/4−-eq/kWh e). Algunas metodologías calculan los potenciales de eutrofización de agua dulce y marina por separado. Como el fósforo es el nutriente limitante clave para la eutrofización del agua dulce, sus unidades son g P-eq/kWh, mientras que, para el agua marina, el nitrógeno es con mayor frecuencia el nutriente limitante clave, de modo que las unidades de eutrofización marina son g N-eq/kWh.

 

 

El análisis de los datos indica que la energía nuclear genera la menor contribución a la acidificación en comparación con las otras tecnologías incluidas en el análisis. Con respecto a la eutrofización, la energía nuclear también funciona mejor que las otras tecnologías para el indicador de eutrofización combinada de la metodología CML, así como para la eutrofización de agua dulce.

 

Respecto a la contaminación de sistemas de agua dulce y de agua marina, la energía nuclear es una de las que menos contamina dichos sistemas, siendo en ambos casos menor la contaminación producida por el uso del gas:

 

 

Respecto al deterioro de la capa de ozono y la llamada contaminación fotoquímica, la energía nuclear es la que menores impactos presenta:

 

 

También la energía nuclear es la que menos contribuye al agotamiento de recursos no renovables o agotamiento abiótico pues demanda una muy menor cantidad de minerales metálicos y no metálicos, particularmente respecto a las energías eólicas y solar:

 

En contra de la creencia común, la energía nuclear es una de las que meno desechos químicos produce, junto con algunas fuentes de energía fósil y la generación de electricidad con biomasa:

 

Si es cierto que es la que mayor cantidad de desechos radioactivos produce, respecto a las demás fuentes de energía, aunque dichos desechos tienen un muy alto potencial de reciclaje y reutilización, particularmente en lo que se conocen como centrales nucleares de cuarta generación.

 

El impacto de la generación nuclear sobre la biodiversidad es mínimo, pues es muy baja la ocupación de áreas de terreno, solo comparable con la generación eólica offshore.

 

 

Considerando la salud y la vida humana, la energía nuclear es una de las fuentes que tiene un menor impacto sobre la salud y mortalidad humana pr Gw/h producido, solo superada por la hidroeléctrica:

 

 

Y a modo de conclusión, de acuerdo con el informe preparado por el JRC para la Comisión Europea, la energía nuclear puede ser considerada, sin lugar a discusión, como una energía verde, es decir sostenible, sin impactos negativos al medio ambiente; sin embargo, desde el punto de vista financiero, el gas efectivamente es más económico, aunque su precio de mercado es mucho más volátil y, como recurso no renovable, en proceso de agotamiento.


[1] https://www2.deloitte.com/es/es/pages/about-deloitte/articles/criterio-dnsh-factor-regulador-fondos-europeos.html

[2]  DNSH; “do no significant harm”

[3] https://snetp.eu/2021/04/07/jrc-concludes-nuclear-does-not-cause-significant-harm/