Restrepo, Jefe de los diálogos del Gobierno con el ELN: “No vamos a negociar por negociar”

La Silla Vacía y la Konrad Adenauer Stiftung (KAS) organizaron una mesa de conversación en donde participó Juan Camilo Restrepo, Jefe Negociador del Gobierno en la mesa con el ELN en Quito. El objetivo: informar a otras organizaciones de la sociedad civil, como Crudo Transparente, medios de comunicación y académicos, sus impresiones sobre el avance del proceso, los principales desafíos, la postura y actitud del Gobierno y responder algunas preguntas relacionadas, con los retos en la negociación que se retomaron en febrero de este año.

 

Foto: Juan Camilo Restrepo, Jefe negociador de los diálogos del Gobierno con el ELN; Juanita León, directora de La Silla Vacía y representante de la KAS.

 

Les presentamos los señalamientos de Restrepo y algunas respuestas sobre el eje extractivo, que podrían aparecer en la negociación como un tema de alta sensibilidad política y económica tanto para el Gobierno, como para el ELN.

 

Juan Camilo Restrepo:

Siete meses de negociaciones entre el gobierno y el ELN busca puentes, diálogos y entendimientos. Un grupo que tiene unas características muy propias, muy peculiares que difieren bastante a la hora de acercarse a un proceso de negociaciones.

 

Diría que la primera distinción que me ha impresionado mucho, es que el ELN es un grupo menos pragmático de lo que son las Farc. Gran parte de los desembotellamientos de las conversaciones en La Habana se dieron más que todo… No sólo de una exitosa presión militar que la precedió, sino también, a que las Farc tuvieron unos gestos de pragmatismo, que no se le nota al ELN.

 

Entonces el ELN es una mezcla compleja de bajísimo nivel de pragmatismo y de alto nivel de ideologización.

 

Se habla mucho de otra diferencia: la estructura de mando del ELN. Eso es cierto, el ELN es más bien un grupo de frentes alzados en armas que tienen un aviso común. Y, obviamente, las órdenes o los instructivos de sus jefes bajan aguas abajo, más lentamente que como bajaban en las Farc.

 

Las negociaciones en Quito, han venido avanzando normalmente. El Ecuador ha sido un buen anfitrión y huésped de esas negociaciones. Yo diría que no sólo por cuestiones asociadas a una cortesía diplomática para con Colombia, sino porque geopolíticamente, para el Ecuador es muy importante lo que está recibiendo en materia de paz en Colombia y en las fronteras. El vecino país tiene un ejército de unos 40.000 hombres, 15.000 de los cuales están parqueados en las líneas de frontera.

 

Por eso entre otras razones, los ecuatorianos viven muy atentos de lo que está sucediendo en estas conversaciones. A mi me contaba, por ejemplo, el Canciller de Ecuador del Gobierno de Correa, que él hablaba 2 y 3 veces con Correa sobre cómo iban las negociaciones de La Habana. Si usted habla con el Canciller (o ahora la Canciller ecuatoriana) y es tal el conocimiento que ellos le preguntan a usted, “Bueno, dígame una cosa: ¿el Artículo 220 del Acuerdo de Paz que firmaron en Colombia y Ecuador se está desarrollando bien, o mal? ¿Al fin sí son 18, o son 25 las zonas veredales y cómo está funcionando la de tal región?” Es un conocimiento de todo este proceso de paz que hace el Gobierno ecuatoriano, en el buen sentido de la palabra.

 

Las conversaciones con el ELN allá en Ecuador, van a los ritmos en que el ELN negocia. Unos ritmos más lentos, en los cuales cualquier tema que se salga un poco de la rutina y de los temas preconcebidos, inmediatamente genera recesos; genera consultas previas que tienen que hacer con el COCE (Comando Central del ELN). Es decir, los que están en Quito no son unos negociadores que tengan una gran capacidad de manejo y decisión.

 

En el ELN todavía se habla que el 5to Congreso les dio el mandato de explorar. Nosotros les hemos dicho que la época de explorar ya pasó, “Ustedes llevan dos años y medio en conversaciones confidenciales, esas eran las de exploración”. En marzo del 2016 se firmó una Agenda común y aquí estamos en una negociación pública, esto ya no es época de explorar, sino de negociar.

 

Las conversaciones en Quito han funcionado bien, cordialmente. En realidad no hemos tenido momentos álgidos ni momentos altisonantes. Tal vez, de todo esto, fue el atentado en el barrio La Macarena (Bogotá), sino la justificación que 2 o 3 días después, cuando reconocieron la autoría, el ELN publicó justificando que eso no era un acto terrorista cuando atacan al Esmad, simplemente porque en vez de estar agrediendolos, estaban cuidando que no hubieran conflictos en la entrada de la Plaza de Toros, cuando estaba la discusión entre taurinos y no taurinos; y tratando de sostener que el hecho de poner una bomba de alto poder, como fue aquella, en un barrio residencial de Bogotá, no era un acto terrorista.

 

En general, ha sido cordial, amable y sin dificultades. Sin dificultades verbales o procedimentales, pero con grandes dificultades conceptuales, porque, como les he comentado, el ELN tiene un alto ideologismo y un bajo pragmatismo. Y pues debido a su alto ideologismo, sostienen tesis como la de La Macarena, para resumir.

 

Tenemos una agenda que es la que se divulgó en marzo de 2016 en Caracas, que es común. Es una agenda muy diferente de la que se convino con las Farc en su momento. La de negociación con las Farc es muy precisa, tiene 5 o 6 puntos; como primer punto, el tema de acceso a la tierra, a la política agraria; como segundo punto, la participación política; el tercer punto, el de los cultivos ilícitos, y así tenía 5 o 6 puntos precisos, que marcaron la ruta de negociación con las Farc.

 

Acá no, el grupo actual de negociadores heredamos una meta que tiene una conformación muy peculiar, porque son unas formulaciones de tipo general donde se menciona un propósito de participación de la sociedad civil y luego unos diálogos con los insumos que ese diálogo con la sociedad provea, más los que aporten a la mesa del Gobierno y el ELN. De ahí saldrán, dice la agenda, unas propuestas transformadoras a ser analizadas, pero no tiene ese formato de la agenda de las Farc, que era mucho más preciso.

 

Eso puede ser una dificultad, pero también una ventaja, porque es más flexible; pero es una dificultad en la que se señala con menos precisión la ruta de las negociaciones.

 

El ELN es muy celoso y el Gobierno le ha respetado eso, que ellos no son un apéndice de las Farc. Si lo fueran, la mesa de negociación hubiera sido muy sencilla, simplemente en 15 días pudieron haber firmado a pie de página los Acuerdos de La Habana en el Teatro Colón y se acabó el cuento. No. Ellos consideran que tienen su propia economía y que no son un apéndice, repito.

 

Al comienzo de las negociaciones se les escucharon unas voces mucho más destempladas que las que se escuchan ahora, en los acuerdos de La Habana. Unas expresiones que las FARC se habían negociado por muy poco y que ellos iban a negociarse por mucho más. Sin embargo, a raíz de muchos diálogos que han habido, a partir de conversaciones -que el ELN ha venido teniendo con las FARC-, donde han podido recibir de primera mano explicaciones muy completas que el ELN no tenía. Se les nota una opinión un poco más receptiva de lo que se vio al comienzo. Han tenido dos o tres reuniones, van a tener otras y creo que esto ha sido muy útil. El gobierno ha apoyado esos encuentros pero han nacido de la propia voluntad del ELN y las Farc. Nuestra agenda común con el ELN prevé en una cláusula que se buscarán elementos de sincronía. Esa es la palabra que se utiliza entre lo que se haya negociado con las FARC y lo que viene para el ELN.

 

El ELN no es dado a ninguna concesión obligatoria y todo es negociable. Cualquier “cosita” tiene que ir acompañada de otra “cosita”. Usted le dice a Pablo Beltrán: “¿Me da jugo de naranja?” y él le dice “con mucho gusto, pero si usted me da un café. Si usted no me da café, yo no le doy jugo de naranja”. El pragmatismo de las Farc lo llevó a ser mucho más audaz, en temas de negociaciones, que le permitió a través de medidas unilaterales, que acá no lo han sido. Así lo estamos haciendo y así lo estamos respetando. Entendemos que esa es una manera de ser que tiene el ELN.

 

Ahora, los líderes han sido un motivo de mucha preocupación permanentemente allá. Qué ha pasado sobre líderes, sobre amenazas a miembros de líderes. Primero, el gobierno le ha dicho al ELN, nosotros no aceptamos el calificativo que ustedes utilizan que estamos frente a un genocidio político.

 

Un genocidio político es una política deliberada, auspiciada y maniobrada por un Estado, para suprimir a una comunidad étnica o racial, o a una comunidad política y nada más lejano a que esté siendo auspiciado y dirigido por el Estado y por el Gobierno.

 

Hay un fenómeno preocupante, el asesinato ayer del líder del Alto Mira, pero el que está preocupado es el Gobierno. Ninguna hasta el momento, ninguna, de las investigaciones que se han hecho de la Fiscalía, de la Defensoría del Pueblo o de las Naciones Unidas, ha comprometido como actor intelectual o material a un agente público, que como lo muestra hoy la crónica de El Tiempo, los asesinatos se están concentrado mucho en regiones donde hay una pugna territorial por el oro o por trasiego de drogas, o por la puja por los territorios, pero no hay ni mucho menos una política oficial o gubernamental en los acuerdos de La Habana.

 

De hecho, hay todo un capítulo para reforzar la protección a los líderes sociales y el primero en lamentar los asesinatos es el Gobierno.

 

Público:

 

¿Cuál va a ser esa estrategia por parte del gobierno y por parte de los mismos medios para encaminar a la misma ciudadanía a estar de acuerdo con ese proceso que se está llevando, porque el de las Farc creó muchas disyuntivas a nivel social? Creo que eso no ha sido también acogido en la sociedad, entonces ¿qué forma o cuáles propuestas vienen de parte del gobierno para mandar un mensaje que cree emociones de reconciliación y que no sea una razón para que como sociedad, nos estamos odiando? Fue un proceso muy traumático a mi parecer.

 

Juan Camilo Restrepo:

 

Con el ELN, para difundir ciertas ideas, nos hemos puesto de acuerdo con ellos para hacer ejercicios pedagógicos conjuntos de cómo van las negociaciones de equipo.

 

Para fomentar la pedagogía, hay que tener contenidos que transmitir. Por ejemplo, al ELN se le ocurrió que comenzaremos nuestra pedagogía conjunta, la semana antes que se anunciara el cese al fuego, que de una manera torpe y ciega resolvió volverla la semana de los atentados al oleoducto. Ellos hicieron una embestida y una escalada -de los atentados- que no tuvo precedentes y no fue sólo las voladuras al oleoducto, también dejaron sin agua potable a muchas comunidades como El Carmen (Norte de Santander), que a juzgar de los expertos va a tomar años en que se rehabiliten las fuentes de agua que surten el acueducto.

 

Esas aguas contaminadas ya iban camino al Lago de Maracaibo, centenas y miles de hectáreas de tierras ribereñas contaminadas y siempre nos preguntamos qué busca el ELN con eso; creerá que se está haciendo más fuerte con la mesa de negociaciones, creerá que con esa actitud delirante va a sacar concesiones, que de otra manera no conseguiría. Si eso es lo que estaba pensando se equivocó tremendamente, pero digo esto, porque esa semana propusieron que se iniciara la pedagogía conjunta; yo les dije qué vamos a comenzar a hacer pedagogía cuando en Colombia hay indignación. Esperemos a ver que hayan cosas más sustanciales para la pedagogía y que vaya cambiando ese escepticismo y ese molestar de la ciudadanía.

 

Público:

 

Mi pregunta como usted lo decía, son los atentados que constantemente ha hecho el ELN, ¿Cómo negociar esos impactos? Y si se podría hablar de un resarcimiento y también cómo negociar: si se puede dar, “el jugo por café”, cuando se tiene un contexto de diálogo de soberanía energética y ellos están pidiendo que el crudo sea básicamente nacionalizado. También, cuando los campos de petróleo se están otorgando a muchas multinacionales y posiblemente eso pueda herir la sensibilidad del ELN, ¿Usted qué piensa de eso?

 

Juan Camilo Restrepo:

 

Sobre la política minera y energética, realmente nosotros no hemos llegado allá. No se necesita ser un gran pronosticador para no pensar que ese va a ser uno de los temas grandes que el ELN de acuerdo con su historia va a llevar a la mesa, veremos qué se lleva a la mesa, pero veremos también que otras propuestas sobre política energética y minera llegan.

 

La mesa no es para tragar entero cualquier propuesta, sino las que sean viables, por ejemplo, ahora en las audiencias de participación que van a tener lugar como prólogo de la gran participación el ELN dijo: “Yo pido formalmente que se invite a la Unión Sindical Obrera (USO) a las audiencias”, ¿Por qué? Porque la USO tiene muchas experiencias en participación, la USO hizo una asamblea nacional de temas energéticos, entonces nosotros pedimos que se lleve a la mesa de las audiencias de participación a Ecopetrol y también a la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP). Que a la mesa lleguen las 2 visiones en todos los temas, pues se irán sustanciado una serie de temas, con los que se tomarán unas decisiones, en lo que sea posible.

 

Allá llegará una versión: nacionalícese totalmente la industria del petróleo y sus transportes y refinados; habrá otra visión que diga: consideramos eso supremamente grave, miren como está cayendo la inversión en exploración, miren ese último año en donde han habido cero sísmicas en Colombia, miren las reservas del país completamente exhaustas que según los expertos quedan para 5 años en gas y petróleo. Es una política que hay que mirar con mucho cuidado, evalúense los dos puntos de vista y esto llegará vía la participación a la mesa y allá se tomarán y se harán unas discusiones.

 

Lo que quiero decirles es que no porque el ELN históricamente haya estado jugando con unas tesis que la conocemos, ese va a ser el portafolio de soluciones finales que va a adoptar la mesa, nosotros tenemos unas reglas muy claras con unas líneas rojas.

 

No vamos a negociar por negociar. Estoy hablando en nombre de la delegación del gobierno. No vamos a feriar la Constitución, ni la ley, ni el debido proceso, ni la seguridad jurídica; nosotros queremos hacer nuestro mejor esfuerzo para llevar tan lejos como se pueda la negociación con el ELN, pero no a cualquier costo y eso se ha dicho allá con toda claridad.

Me parece además que el ELN va a tener que hacer un ejercicio de actualización de su propio discurso, de sus propios acervos informativos que maneja, por ejemplo, en la semana fatídica antes del cese al fuego que mencionaba, nos enteramos que el ELN no sabía que el Oleoducto Caño Limón – Coveñas no era propiedad de la OXY sino de un consorcio. Todavía creían, que un oleoducto, al cual llevan poniendo 30 años bombas, era propiedad de la OXY y que cuando le ponían una bomba, no era un daño que le estaban haciendo al balance de PYG de la OXY, cosas tan elementales como esas no las tiene actualizadas el ELN y va a tener que hacer un ejercicio muy grande para sustentar con seriedad, y no con bombas las propuestas que lleve a la mesa.

 

Fin