INTRODUCCIÓN
Indiscutiblemente, dentro de la sociedad en general, existe una preocupación creciente frente a los cambios climáticos y medio ambientales que el mundo está enfrentando desde hace ya varias décadas, producto del calentamiento global. El incremento de las temperaturas, de periodos cada vez más prolongados de sequías y lluvias, genera incertidumbre por el futuro del planeta. Los movimientos ambientalistas han venido advirtiendo la importancia de la conservación de los diversos biomas, para garantizar la perdurabilidad de la tierra y los seres vivos que en ella habitan.
Sin embargo, la sed de nuevas fuentes energéticas para satisfacer la demanda mundial, ha generado que las diferentes empresas dedicadas a la explotación de recursos naturales, busquen acceder a los diversos ecosistemas vitales para el mantenimiento de la vida. Uno de estos hábitat es la Amazonía, extensa selva tropical que se encarga de absorber dióxido de carbono, regular el clima global, producir oxígeno y lugar donde habitan cientos de grupos étnicos, algunos en condición de aislamiento voluntario.
Un ejemplo de lo anterior, es lo sucedido a finales de enero del presente año en la región amazónica del Perú. Una fuga de crudo en el oleoducto Norperuno, operado por la estatal petrolera Petroperú, dejó como saldo la contaminación con crudo, con más de 2.000 barriles, de varios afluentes del río Amazonas, fuentes hídricas y tierras utilizadas por las comunidades indígenas y campesinas del área, para su supervivencia[1]. El hecho generó impacto a nivel mundial y trajo de nuevo a la mesa de debate, la posibilidad de la explotación de minerales e hidrocarburos en esta región.
La anterior razón motiva el siguiente informe de Crudo Transparente. Se busca comprender la complejidad de esta zona de importancia tanto para el medio ambiente, pero sobre todo, para los Estados y habitantes que en ella conviven y la viabilidad de la explotación de las reservas de hidrocarburos que yacen en su subsuelo.
CARACTERÍSTICAS GENERALES DE LA AMAZONÍA
Ubicada en la parte septentrional de América del Sur, la Amazonía, es el bioma[2] de selvas tropicales más grande del mundo con una superficie de 7.8 millones de km2*; La cual representa el 5% del área continental del planeta[3]. Una de cada cinco especies de mamíferos, peces, aves y árboles existentes, se alojan en su territorio. Contiene la cuenca hidrográfica más grande, con una extensión de 6.600 km, cerca del 20% del agua dulce superficial del planeta[4].
Entre muchas de sus características más importantes, junto con las ya mencionadas, radica que “es el principal reservorio global de carbono [y ayuda a] mantener el equilibrio del CO2 en la atmósfera del planeta […] En regulación climática, debido a la gran afluencia de fuentes hídricas y al ciclo del agua, esta área emite vapor de agua a la atmósfera, el cual circula en los ámbitos regional y global, permitiendo las precipitaciones dentro y fuera de la misma región”[5].
Ocho países comparten el territorio amazónico, con los siguientes porcentajes: Bolivia (6.2%), Brasil (64.3%), Colombia (6.2%), Ecuador (1.5%), Guyana (2.8%), Perú (10.1%), Surinam (2.1%) y Venezuela (5.8%), además de la provincia en ultramar de Francia, la Guyana Francesa (1.1%). La Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), asevera que bajo diferentes figuras jurídicas, típicas de cada legislación nacional, el 45% de la Amazonía se encuentra protegida, es decir, 3’502.650 km2, divididos en 1’696.529 km2 de áreas naturales protegidas y 2’144.412 km2 de territorios indígenas.
En la Amazonía, viven un poco más de 30 millones de personas, entre las que se encuentran alrededor de 385 comunidades indígenas[6], aproximadamente 71 de ellas en aislamiento voluntario[7]. La extensión de los territorios étnicos se divide de la siguiente manera: territorios indígenas reconocidos: 1’641.117 km2; tierras ancestrales sin reconocimiento: 435.406 km2; reservas: 28.127 km2; terrenos en proceso de protección: 39.762 km2[8].
Las principales actividades económicas de las comunidades indígenas de la región, se basa en la pesca, la caza, la recolección y en menor proporción, la agricultura estacional[9]. No obstante, es importante resaltar que existen otros grupos poblacionales dedicados a otras labores lucrativas, entre las que se encuentran: ganadería y agricultura extensiva (especialmente cultivos de soya, arroz, maíz, palma de aceite, café, yuca, entre otros), extracción de madera y minería artesanal.
PROBLEMAS QUE ENFRENTA LA REGIÓN
Por ser una zona privilegiada por la composición de sus suelos y las riquezas de su subsuelo, la Amazonía se ve constantemente presionada por diferentes actores, tanto legales como ilegales, que buscan beneficiarse de los recursos y servicios ecosistémicos que ofrece. La tala indiscriminada de bosques, la expansión de la frontera agrícola con monocultivos, la explotación de minerales como el oro, cobre, estaño, bauxita, maganeso y coltán; la apertura de vías, siembra de cultivos ilícitos de hoja de coca, tráfico de especies nativas, explotación de gas y petróleo, son las principales amenazas que enfrenta el territorio.
Sumado a lo anterior, es imperioso recalcar que al ser un territorio dividido en ocho países, existe una dificultad de gobernabilidad y gobernanza de la región. No existe articulación institucional y cada uno de los Estados produce y mantiene políticas públicas, planes y programas de desarrollo social y económico diferentes, encaminados en su mayoría a la obtención de réditos monetarios, y no a la mitigación de impactos y conservación de los diferentes ecosistemas y a la superación de los índices de pobreza que caracteriza a la zona.
Esta última afirmación, la respaldan los siguientes datos sobre algunos de los ocho países que integran la región. En Perú, según el estudio realizado por UNICEF y el Instituto Nacional de Estadísticas e Informática, el 86% de la población indígena de la amazonía peruana, vive en la pobreza; no tienen cobertura en educación de calidad ni servicios de atención en salud, tampoco tiene acceso a servicios públicos ni cuenta con viviendas adecuadas[10]. En Ecuador, más del 40% de la población rural amazónica vive en pobreza multidimensional, siendo los indígenas los más afectados[11].
Brasil, la región norte, donde se ubica gran porción de la región de la Amazonía, tiene índices de extrema pobreza por el orden del 59%[12]. En Venezuela, el índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) de la zona, viene en incremento desde la última década[13]. Para finalizar, Colombia tiene un nivel de más del 60% de población del territorio amazónico, en extrema pobreza[14].
EXPLOTACIÓN DE HIDROCARBUROS
La Amazonía occidental, la componen Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador y Perú. Esta región, es considerada una de las áreas de mayor biodiversidad del planeta, pues allí conviven más del 50% de las aves, anfibios, mamíferos, insectos y plantas de todo el Amazonas; es tal la diversidad, que muchas de las especies existentes, no han sido identificadas ni clasificadas[15]. Sumado a lo anterior, en el subsuelo de esta porción amazónica, se encuentran yacimientos de gas y petróleo, algunos de los cuales han venido siendo explotados desde mediados del siglo XX en Ecuador, Colombia y Perú.
El auge petrolero en Ecuador comenzó a partir de 1964, cuando Texaco, firmó un contrato con la estatal petrolera para convertirse en operador de extracción de crudo en el país, especialmente en la zona amazónica[16]. Durante cerca de 30 años, la compañía estadounidense perforó 356 pozos, de los cuales obtuvo 1.500 millones de barriles hasta 1992, año en el que se retira del país suramericano[17].
Luego de la ida de la petrolera, los pobladores de las antiguas áreas de influencia de la empresa, se unieron para crear el Frente de Defensa de la Amazonía e instauraron denuncias ante tribunales estadounidenses para que la transnacional pagara por los daños medio ambientales y sociales que causó la explotación de crudo en la región. Entre los perjuicios ocasionados, se encontró que Texaco había esparcido más de 71 millones de litros de residuos tóxicos y 64 millones de litros de petróleo crudo en más de 2 millones de hectáreas de la selva amazónica. Contaminando fuentes hídricas; afectando gravemente la salud y economía de los residentes de la zona[18].
Después de 20 años de proceso judicial y de cientos de evidencias y declaraciones de ambas partes, las cortes ecuatorianas, hallaron culpable a Texaco y la obligaron a pagar 19 mil millones de dólares al Estado y a pedir disculpas públicas por lo sucedido; sin embargo, la petrolera se negó a acatar el fallo y mantiene una campaña de desprestigio contra el Estado ecuatoriano y los activistas medioambientales del amazonas. Aún hoy en día, se encuentran dispersadas cientos de piscinas donde la compañía almacenaba los desechos, sin que cuenten con barreras de contención y la adecuación necesaria para evitar la filtración a las tierras y aguas aledañas. Miles de ecuatorianos han muerto de enfermedades cancerígenas asociadas a la contaminación.[19]
Los daños mediambientales y sociales que produjo la explotación petrolera en la Amazonía ecuatoriana, dejaron en el imaginario colectivo de la sociedad, la necesidad de buscar alternativas de conservación de esta región. Es así como en el 2007, el gobierno ecuatoriano, bajo la presidencia de Rafael Correa, lanzó la iniciativa Yasuni – ITT, propuesta que pretendía que la comunidad internacional y los países industrializados compensaran al Ecuador, con 3.600 millones de dólares, por no explotar los 920 millones de barriles de crudo que se encuentran alojados en el Parque Nacional Yasuni. Esta reserva biosfera, como fue declarada por la UNESCO, tiene una extensión de 982 mil hectáreas y alberga a grupos indígenas en condición de aislamiento voluntario como los Huao, los Tagaeri y los Taromenane[20].
Pese a los esfuerzos realizados por seis años para recaudar el dinero, la iniciativa fracasó y Correa decretó, el 15 de agosto de 2013, el fin de la salvaguardia y dio vía libre a explotación; argumentando que solo se afectará el 1% del Parque y que las ganancias serían de 18.000 millones de dólares en los próximos 30 años.
Por otra parte, en 1971, Occidental Petroleum Corporation, conocida como OXY, firmó contrato con el gobierno peruano para la explotación del hidrocarburo en la cuenca del Río Corrientes, región amazónica. Durante su etapa de operaciones, la empresa norteamericana perforó un promedio de 230 pozos, en un área de 500 mil hectáreas de bosque húmedo y lugar de residencia de las comunidades indígenas Achuar, Quechua y Urarina[21].
La instalación del complejo petrolero Lote 1AB, llegó a convertirse en el más grande del país, con una producción promedio de 115.000 barriles por día, en la época de mayor auge. Para poder transportar el crudo y administrar el proyecto, la compañía abrió 483 kilómetros de vías de uso exclusivo, aeropuerto, helipuerto, refinerías y ayudó en la construcción del oleoducto Norperuano con una longitud de 586 km de largo desde el campo hasta la costa peruana[22].
Este último, fue dejado en manos de la estatal petrolera Petroperú, quien lo ha venido operando desde los años 1970 y el cual, por falta de mantenimiento, filtró 2.000 barriles de petróleo en los ríos que alimentan al gran Amazonas y llevó al gobierno a declarar emergencia por 60 días en 16 comunidades indígenas de la Selva Tropical[23].
En el año 2000, OXY decidió vender la concesión a Pluspetrol, conglomerado argentino. El saldo de 30 años de operación de la OXY en territorio amazónico peruano, fue el derrame de más de 9 millones de barriles de aguas asociadas a la producción. Estas aguas contienen una carga salina superiora la normal y traen consigo toda una mezcla de sustancias tóxicas que deben ser reinyectadas al subsuelo para evitar daños al medio ambiente[24].
Sin embargo, la OXY no cumplió con esta disposición y vertió los tóxicos en las fuentes hídricas dulces de la región, afectando la salud y los modos de vida de la población indígena. Se ha comprobado que los pobladores presentan un alto índice de plomo en la sangre producto del consumo de las aguas contaminadas. La reducción de los bancos de peces y el daño severo a la tierra por culpa de la filtración de los desechos en los terrenos aptos para la agricultura, son otras de las consecuencias[25].
Perú y Ecuador, son apenas dos de los países que comprenden la Amazonía occidental. Han tenido que padecer, producto del incumplimiento de los acuerdos pactados con las petroleras para la mitigación de impactos medioambientales, los efectos de la explotación de hidrocarburos en sus territorios. Según cifras de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en estos países, se habían deforestado hasta el año 2005, 78.253 km2 de selva amazónica; siendo la industria petrolera una de las principales causantes de este problema[26].
Los casos de Colombia, Ecuador y Perú dejan ver que la ejecución de los proyectos se realizó sin el consentimiento de las comunidades indígenas; pues para la época en la que se asignaron los contratos, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) no había adoptado el Convenio 169 de 1989, sobre pueblos indígenas y tribales. Este estipula que los estados, a partir de la fecha de su ratificación, están en la obligación de adelantar procesos de consulta previa con los grupos étnicos, cuando las actividades a realizar dentro de sus territorios pongan en riesgo la integridad física y psicológica de los integrantes y cuando se vean afectadas su cosmología y modos de vida. (Investigación Consulta previa, aquí)
Pese a los graves daños ocasionados por el sector petrolero, el modelo extractivista continúa asechando a la región occidental del amazonas. Según estudio realizado por científicos de la Universidad de Duke, Carolina del Norte, en el año 2008 existían cerca de 180 bloques petroleros y gasíferos, con un área estimada de 688.000 km2; más del 70% ubicados en territorios ya adjudicados a las comunidades indígenas y otros tantos, en zonas de pueblos en aislamiento voluntario[27].
Para el año 2012, cuatro años después del estudio realizado por la universidad estadounidense, la RAISG localizó 327 bloques, con una extensión de 1’082.704 km2; representando el 14% total de la Amazonía. 81 de estos, se encontraban en etapa productiva y los restantes 246, en procesos de promoción, titulación y exploración.
Fuente: RAISG, 2012.
Los países con mayores proporciones de su territorio amazónico dedicado a la actividad hidrocarburifera son: Perú: 84%; Colombia: 40%; y Ecuador: 21%. Perú y Colombia son los mayores países con ocupación de su Amazonía al servicio de esta industria –ya sea bien en producción o promoción-, con el 82.9% y 24.4% respectivamente[28]. Por su parte, Colombia es el país que más número de bloques destinados para la actividad petrolera en la región amazónica occidental: 102; seguido por Perú: 92; Bolivia y Brasil, cada uno con 55[29].
Fuente: RAISG, 2012.
Por otro lado, cerca de 71 empresas petroleras se encuentran en la Amazonía; 20 de las cuales están en el 60% de los bloques destinados a este sector; es decir, en 648.000 km2.
Fuente: RAISG, 2012.
EXPLOTACIÓN PETROLERA EN AMAZONÍA COLOMBIANA
La región amazónica colombiana comprende alrededor de 48 millones de hectáreas, equivalente al 40% del total de la superficie del país y el 6.2% del bioma amazónico[30]. En esta región, se encuentra el 70% de los mamíferos, 70% de peces continentales, 51% de reptiles, 40% de anfibios, 35% de aves y más de 25.000 especies de flora; lo que significa el 10% de la biodiversidad mundial[31].
En ordenamiento territorial:
“predominan tres figuras […]: zonas de reserva forestal (zrf) de la Amazonía, declarada en 1959 con 44 millones de hectáreas, de las cuales han sido sustraídas 6.2 millones (quedan 37.8 millones bajo este régimen); 146 resguardos indígenas situados en 23 millones de hectáreas (47%), y 14 parques nacionales naturales en 7.9 millones de hectáreas (15%), entre las últimas dos agrupaciones hay traslapes en cerca de 3 millones de hectáreas (7%). Esto equivale al 80% del territorio amazónico colombiano con algún frado de protección y obligaciones de conservación”[32].
Adicionalmente, existen cuatro zonas de reserva campesina: Calamar, en el Guaviare; El Pato, en Caquetá, Alto Cuembí y Comandante, en Putumayo[33].
En materia político-administrativa, la comprenden los departamentos de Amazonas, Caquetá, Guainía, Guaviare, Putumayo y Vaupés; y la parte sur del Cauca, Meta, Nariño y Vichada[34].
Referente al tema que aquí nos ocupa, la explotación de hidrocarburos, se ha venido realizando en la Amazonía colombiana desde finales de la década de 1930, cuando la empresa Anglo Saxon Petroleum realizó trabajos de exploración en la región de Putumayo. Posteriormente y después de varios años de estudios en la misma zona, en 1956, la Texas Petroleum Company, filial de Texaco, junto con Colombian Petroleum Gulf Oil Company, firmaron con el Gobierno contrato de exploración y explotación de 10.000 km2, dando inicio a la concesión Orito[35].
Mientras explotaban el Campo Orito 1, las compañías continuaban en su búsqueda de más yacimientos de crudo en la zona, llegando a perforar 62 pozos hasta 1971 e instalando otros campos[36]. Esta actividad generó la construcción de varias pistas aéreas, vías principales y trochas para conectar los complejos petroleros con las poblaciones que los trabajadores iban creando; deforestando ciento de hectáreas de bosque amazónico virgen[37].
Putumayo, que para ese entonces hacía parte de Nariño, vio crecer exponencialmente su población gracias a las oleadas de colonos que llegaban ávidos, entre otras razones, por trabajar en la industria petrolera, bajo el espejismo que los campos, al ser operados por empresas extranjeras, pagarían salarios mejores a la media nacional. Sin embargo, las labores de exploración de Texaco dieron como resultado el hallazgo de mayores reservas en la región norte ecuatoriana; lo que motivó a la compañía a desplazarse al vecino país y abandonar los campos en Colombia[38].
Algunos de los campos petroleros de la estadounidense, pasaron a manos de la estatal colombiana Ecopetrol; sin embargo, el nivel de producción y de contratación disminuyó drásticamente, sumiendo al Putumayo en una grave crisis económica y aumentando los niveles de pobreza que ya existían en la zona.
Actualmente, el 90% de la actividad de explotación de crudo de la región amazónica, se concentra en los departamentos de Caquetá y Putumayo. En 2010, la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH), asignó nuevos bloques de extracción, cercanos a reservas forestales y resguardos indígenas y se están estudiando posibles reservas en Guaviare y Vaupés. De llegarse a confirmar esto último, el país vería por primera vez en su historia, la incursión de la industria petrolera en estas regiones, de predominancia indígena y selva virgen[39].
CONSECUENCIAS DE LA EXPLOTACIÓN PETROLERA EN LA AMAZONÍA
Como se ha podido comprobar, la llegada del sector petrolero a la región amazónica no es un tema nuevo y por tal razón, los estudios sobre los impactos que esta actividad ha producido, son bien documentados. Daños medioambientales, económicos y sociales son el común denominador en las regiones de operaciones de esta industria.
● Los principales problemas se encuentran asociados a la deforestación, que en materia medioambiental generan cambios climáticos regionales y globales.
●El principal factor de preocupación y que más repercusiones genera en el bioma amazónico, es la apertura de vías de acceso. Para poder lograr la construcción de esta infraestructura, las empresas deforestan miles de hectáreas de bosques, dejando a su paso desolación y la posibilidad de futuras oleadas de colonización[40].
● La llegada de cientos de trabajadores a los campos petroleros, obliga a las compañías a levantar asentamientos para sus empleados. Estos complejos habitacionales y recreacionales modifican el paisaje.
● La nueva infraestructura y la presencia de nuevos habitantes, genera desplazamiento masivo de animales y comunidades ancestrales.
● Para las comunidades indígenas en aislamiento, la presencia de nuevos habitantes en sus zonas genera riesgos en su salud; ya que se pueden reproducir enfermedades no conocidas por ellos y para las cuales no están preparados.
● El descargue de aguas residuales, o aguas asociadas a la producción, contaminan las fuentes hídricas y tierras donde son dispuestas.
● Las fugas y derrames de petróleo por culpa de las filtraciones en los oleoductos, deja las tierras inservibles.
● La industria extractivista produce que las comunidades abandonen sus actividades tradicionales como la siembra, la pesca y la caza.
RECOMENDACIONES
● Es imperioso que los Estados que comparten la región amazónica, encuentren caminos de diálogo e interlocución que permitan realizar una gestión articulada de la zona; donde se busque la preservación del bioma, por encima de la explotación de los recursos naturales.
● La Amazonía debe dejar de verse como una despensa de recursos naturales para el beneficio económico de los Estados y convertirse en una zona de desarrollo económico sostenible para que las comunidades que en ella habitan, salga de la pobreza extrema en la que se encuentran sumidas.
● Deben fortalecerse las instituciones encargadas de la vigilancia y castigo a las empresas petroleras que ya tienen presencia en la Amazonía. No se pueden seguir permitiendo los daños medioambientales que han venido realizando desde hace 40 años.
● Respetar la decisión de las comunidades a la no explotación de los hidrocarburos y minerales de la Amazonía, es un imperativo para los Estados y las empresas petroleras.
[1] RPP Noticias, (Febrero 5 de 2016), “Indígenas denunciarán a la estatal Petroperú por derrame en Amazonía”, [en línea], disponible en: http://rpp.pe/peru/amazonas/indigenas-denunciaran-a-la-estatal-petroperu-por-derrame-en-amazonia-noticia-935875?ns_source=self&ns_mchannel=articulo.body&ns_campaign=content.rel
[2] Según la Real Academia de la Lengua, hace referencia a “cada una de las grandes comunidades ecológicas en las que domina un tipo de vegetación. Ejemplo: la selva tropical, la tundra o el desierto”, [en línea], disponible en: http://dle.rae.es/?id=5YsNQ3o
* Es importante tener en cuenta, que este número puede variar dependiendo del criterio de medición que se utilice. Para cuestiones de este informe, se tendrá en cuenta la información proporcionada por la Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada, RAISG.
[3] Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), (2012), “Amazonía bajo presión”, [en línea], disponible en: http://raisg.socioambiental.org/system/files/AmazoniaBajoPresion_10_12_12.pdf
[4] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Patrimonio Natural, (2013), “Amazonía posible y sostenible” [en línea], disponible en: http://www.cepal.org/sites/default/files/news/files/amazonia_posible_y_sostenible.pdf
[5] Ibíd.
[6] Op. Cit
[7] Territorio indígena y gobernanza, (s.f.), “Pueblos indígenas en aislamiento voluntario”, [en línea], disponible en: http://www.territorioindigenaygobernanza.com/pueblosenaislamiento.html. Sin embargo, es necesario aclarar que al ser grupos en aislamiento voluntario, es difícil la obtención exacta de cuántos son, de su ubicación específica y de la cantidad de miembros que compone cada uno de ellos. El número aquí proporcionado, es un estimativo y se basa en la información recopilada por los Estados y por ONG’s dedicadas a la preservación y decisiones de estas comunidades.
[8] Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), (2012), “Amazonía bajo presión”, [en línea], disponible en: http://raisg.socioambiental.org/system/files/AmazoniaBajoPresion_10_12_12.pdf
[9] Savia Botánica, (s.f.), “La amenaza de los bosques”, [en línea], disponible en: http://www.saviabotanica.com/noticias/la-amenaza-de-los-bosques/
[10] UNICEF e Instituto Nacional de Estadísticas e Informática (INEI); (2010), “Estado de la Niñez en el Perú”, [en línea], disponible en: http://www.unicef.org/lac/Estado_de_la_Ninez_Indigena_190810(1).pdf
[11] Mideros, Andrés, (2012), “Ecuador: definición y medición multidimensional de la pobreza, 2006–2010”, [en línea], disponible en: http://www.cepal.org/publicaciones/xml/0/48620/RVE108Mideros.pdf
[12] Montero, Ricardo, (2011), “El Brasil de la extrema pobreza”, [en línea], disponible en: http://www.techo.org/wp-content/uploads/2013/02/montero.pdf
[13] El Universal, (2013, 23 de enero), “Amazonas y Delta Amacuro con mayor nivel de pobreza”, [en línea], disponible en: http://www.eluniversal.com/economia/130124/amazonas-y-delta-amacuro-con-mayor-nivel-de-pobreza-imp
[14] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), (2013), “Pueblos indígenas y Objetivos del Milenio”, [en línea], disponible en: http://www.undp.org/content/dam/colombia/docs/ODM/undp-co-pueblosindigenasylosodm-2013-parte2.pdf
[15]Finer M, Jenkins CN, Pimm SL, Keane B, Ross C, (2008), “Oil and Gas Projects in the Western Amazon: Threats to Wilderness, Biodiversity, and Indigenous Peoples”, [en línea], disponible en: http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371%2Fjournal.pone.0002932
[16] Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de la República del Ecuador, (s.f.), “Historia de Chevron-Texaco en Ecuador”, [en línea], disponible en: http://www.cancilleria.gob.ec/historia-de-chevron-texaco-en-ecuador/
[17] La mano sucia de Chevron, (s.f.), “Víctimas ecuatorianas luchan por hacer justicia contra Chevron”, [en línea], disponible en: http://lamanosucia.com/victimas-ecuatorianas-luchan-por-hacer-justicia-contra-chevron/
[18] Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de la República del Ecuador, (s.f.), “Chevron-Texaco pretende que el pueblo ecuatoriano pague lo que ellos contaminaron”, [en línea], disponible en: http://www.cancilleria.gob.ec/wp-content/uploads/2013/04/la-cruda-realidad-del-caso-chevron-texaco-esp.pdf
[19] Agencia Pública de Noticias del Ecuador y Suramérica, (2013, 17 de septiembre), “Chevron-Texaco dejó en Ecuador una huella imborrable de muerte y contaminación”, [en línea], disponible en: http://www.andes.info.ec/es/no-pierda-actualidad/chevron-texaco-dejo-ecuador-huella-imborrable-muerte-contaminacion.html
[20] Bonilla, Carla & Weck, Winfried, (2013), “El fin de la iniciativa Yasuní-ITT genera tensiones entre Ecuador y Alemania”, [en línea], disponible en: http://www.kas.de/wf/doc/kas_35240-1522-4-30.pdf?130828055624
[21] Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), (2007), “Un legado de daño: Occidental Petroleum en Territorio Indígena de la Amazonía Peruano”, [en línea], disponible en: https://www.earthrights.org/sites/default/files/documents/un-legado-de-dano.pdf
[22] Ibíd
[23] La Razón, (2016, 29 de febrero), “Emergencia en Perú por derrame de crudo”, [en línea], disponible en: http://www.la-razon.com/index.php?_url=/mundo/Emergencia-Peru-derrame-crudo_0_2445355513.html
[24] Op. Cit.
[25] Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), (2007), “Un legado de daño: Occidental Petroleum en Territorio Indígena de la Amazonía Peruano”, [en línea], disponible en: https://www.earthrights.org/sites/default/files/documents/un-legado-de-dano.pdf
[26] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Patrimonio Natural, (2013), “Amazonía posible y sostenible” [en línea], disponible en: http://www.cepal.org/sites/default/files/news/files/amazonia_posible_y_sostenible.pdf
[27]Finer M, Jenkins CN, Pimm SL, Keane B, Ross C (2008), “Oil and Gas Projects in the Western Amazon: Threats to Wilderness, Biodiversity, and Indigenous Peoples”, [en línea], disponible en: http://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371%2Fjournal.pone.0002932
[28] Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (RAISG), (2012), “Amazonía bajo presión”, [en línea], disponible en: http://raisg.socioambiental.org/system/files/AmazoniaBajoPresion_10_12_12.pdf
[29] Ibíd.
[30] IDEAM – Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, (2010), “Resumen ejecutivo de la memoria técnica de la cuantificación de la deforestación histórica para colombia”, Bogotá, colombiag
[31] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Patrimonio Natural, (2013), “Amazonía posible y sostenible” [en línea], disponible en: http://www.cepal.org/sites/default/files/news/files/amazonia_posible_y_sostenible.pdf
[32] Ibíd.
[33] Op. Cit.
[34] Op. Cit.
[35] Escobar, María Isabel, (2016), “Petróleo y comunidad Un conflicto por resolver”, Bogotá, colombia
[36] Vega Cantor, Renán; Núñez Espinel, Luz Ángela, Pereira Fernández, Alexander, (2009), “Petróleo y protesta obrera La USO y los trabajadores petroleros en Colombia”, Bogotá, Colombia.
[37] Op. Cit.
[38] Op. Cit.
[39] Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y Patrimonio Natural, (2013), “Amazonía posible y sostenible” [en línea], disponible en: http://www.cepal.org/sites/default/files/news/files/amazonia_posible_y_sostenible.pdf
[40] Finer, Matt; Babbit, Bruce; Novoa, Sidney, et al, (2015), “Future of oil and gas development in the western Amazon”, [en línea], disponible en: http://iopscience.iop.org/article/10.1088/1748-9326/10/2/024003/pdf
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