Crónica de investigación, diciembre de 2018.
El infierno en la tierra: tragedia de Machuca
Por: Katherine Casas
“El fin del mundo” o “un infierno”, fue para Maribel Agualimpia el incendio del 18 de octubre de 1998 en el corregimiento de Fraguas, más conocido como Machuca, Segovia, Antioquia. Ese día, el Ejército de Liberación Nacional, ELN, atentó contra el Oleoducto Central que atraviesa la zona rural del corregimiento.
Agualimpia es residente y representante de la Corporación del Desarrollo de Machuca y directora de “Machuca Stereo Digital”. Comenta que el recuerdo más latente que tiene son las casas consumiéndose en segundos y sus vecinos y familiares tratando de salvar a sus seres queridos, en medio de las bolas de fuego. Así lo recuerdan también los pobladores.
Ese día no solo se desapareció el barrio Pueblo Nuevo -se incineraron más de 50 viviendas- también murieron 84 personas, en su mayoría jóvenes y niños. Las secuelas siguen presentes hoy después de 20 años. María Cecilia Mosquera, presidente de la Junta Acción Comunal de Machuca y líder de las víctimas del atentado, reafirma el dolor del suceso en su cuerpo: “uno se va llenando de rencor contra el Gobierno, hay mucho que hacer y no hacen nada; prometen e incumplen”.
Este incendio cambió la realidad del pueblo. Los habitantes debieron empezar desde cero a reconstruir sus vidas, en medio de las cenizas y sin éxito, tratan de atar cabos para entender el porqué del ataque. En este sentido, Margi Mosquera, habitante del corregimiento y representante de la Asociación de Mujeres Afro de Fraguas, comentó: “no fue un error, dinamitaron el puente y hubo una explosión. Fue algo premeditado”.
Y el problema no se apagó con el incendio. Machuca no progresa desde la tragedia; pareciera que se hubiera borrado del mapa de Antioquia: las casas están a medio construir, hay un parque incompleto, un alcantarillado obsoleto y un centro de salud sin médico permanente. La pobreza es tan visible como las huellas de los grupos armados no estatales que todavía ejercen presencia en el territorio.
Foto del corregimiento después de 20 años del atentado.
Los habitantes sienten que están en total abandono. John Jairo Robledo, líder de las comunidades negras en Antioquia, afirmó que: “Las ONG’s no volvieron, solo recogieron fondos para el centro comunitario y la inversión de las regalías no se evidencian”, lo que resume el sentimiento de la población que no ve la presencia de las instituciones gubernamentales nacionales y locales, ni tampoco las de las organizaciones privadas sin ánimo de lucro que tanto se comprometieron durante los primeros días de los hechos.
Desde la comunidad han surgido iniciativas con las que buscan que la tragedia no se olvide y que las víctimas tengan espacios de reparación. Una de estas fue la creación de la emisora “Machuca Stereo Digital”, que nació en el marco de la conmemoración del primer aniversario de este suceso. La emisora inicio con la ayuda de un reconocido locutor del municipio vecino, Zaragoza, quien prestó los primeros equipos para el desarrollo del proyecto. Después, gracias a la ayuda económica de Ocensa -empresa dueña del oleoducto- se compraron los dispositivos propios para la comunidad y desde ese momento no ha dejado de funcionar.
Desde su creación, el proceso de producción es desarrollado por los habitantes del corregimiento, quienes manifiestan que Machuca Stereo tiene como objetivo ayudar a reparar el dolor del suceso, siendo el espacio en el que, por un lado, a través de la música pueden olvidar por un instante lo que pasó, y por el otro, dar una voz en medios a quienes no la tienen.
Como se evidencia, de esta tragedia quedaron centenares de historias por contar y una cantidad de dificultades urgentes por resolver, para una comunidad, que intenta reconstruir su tejido social, por medio de un proceso de reparación integral en el que cuenten con condiciones dignas para el desarrollo normal de sus vidas.
Maribel Agualimpia en Machuca Stereo.
Por la importancia de esta tragedia y la huella que dejó en los habitantes de este corregimiento, Crudo Transparente (CT) viajó a la ciudad de Medellín, Antioquia, en agosto del presente año para conocer la historia desde las víctimas y sobrevivientes del atentado. Maribel Agualimpia y John Jairo Robledo aceptaron reunirse con la Organización con el fin de conocer los detalles de este suceso y contextualizar la actualidad del pueblo.
Posteriormente, nos trasladamos a Machuca. Allí pudimos escuchar los testimonios de: Margi Mosquera, María Cecilia Mosquera y la inspectora Carmen Ramírez. Por último, agendamos una reunión con la comandante de Policía, Angie Lozano para ahondar sobre el aspecto de conflictividad social en la región.
Después de este primer encuentro, CT se trasladó de nuevo al corregimiento para estar presente en la conmemoración de los 20 años del atentado, que se realizó del 16 al 18 de octubre. Esta crónica busca promover procesos de memoria sobre un hecho que no puede quedar en el olvido; además, hacer un llamado al Gobierno y los responsables del ataque para una reparación inmediata y eficaz.
“Si hay en la tierra violencia y dolor;
también hay humildad, música y amor”,
Maribel Agualimpia. Habitante de Machuca.
¿Qué pasó el 18 de octubre de 1998?
Fraguas, más conocido como Machuca, es un corregimiento de Segovia, Antioquia. Es un territorio habitado en su mayoría por afros. Sus actividades económicas históricamente han girado alrededor de la pesca y la minería de oro. Desde los años 70 es una zona con presencia de grupos armados no estatales, presentándose combates constantes entre estos y las fuerzas armadas.
En 1995, el Ministerio de Ambiente le otorgó a la empresa Oleoducto Central S.A. -Ocensa, [1] la licencia para la construcción y operación de un oleoducto que pasaría por el trazado norte de Antioquia, por los municipios de: Puerto Nare, Puerto Berrío, Yondó, Remedios, Segovia, Zaragoza y Caucasia, hacia el Golfo de Morrosquillo. Esta obra generó gran impacto sobre la economía minera local. La llegada de retroexcavadoras y otras maquinarias desplazaron a los pequeños mineros y produjo una ola de inmigración importante. La presencia de la fuerza pública aumentó en la región; generando entre los pobladores incertidumbre por su seguridad, ya que el ELN influía fuertemente en la zona.
En la madrugada del 18 de octubre de 1998, el Frente José Antonio Galán del ELN excavó un hueco en una parte del tramo del oleoducto y detonó una carga explosiva; derramando entre 18 000 y 21 000 galones de petróleo [2].
El crudo corrió loma abajo hasta llegar al río Pocuné. Fluyó en dirección al corregimiento e incendió viviendas y lugares aledaños. Según Ocensa y la Corte Suprema, la explosión tuvo lugar en el kilómetro 177 del oleoducto, el combustible tocó algún punto caliente, pudo haber sido el fogón de una casa, y comenzó la conflagración del barrio Pueblo Nuevo. Además, para aumentar la tragedia el ELN dinamitó el puente que atraviesa el río, dejando a los pobladores sin salida.
Puente sobre el río Pocuné
Según el relato de algunos sobrevivientes, en medio del incendio, siendo la 1:45 de la madrugada, fallecieron personas calcinadas al tratar de salvar a sus hijos y otros murieron asfixiados por no poder salir de sus casas en mitad del sueño. Igualmente, quedaron decenas de heridos y 64 casas de madera desaparecieron por las llamas que fueron alentadas por las tejas de paja.
John Jairo Robledo señala: “Yo corrí hacia la pieza donde estaba mi esposa y ella corrió hacia afuera. Luego, porque vivíamos dos familias ahí, los dos hombres nos organizamos y les dijimos a ellas que corrieran hacia el colegio. Nosotros con mi compañero, sacamos la ropa y salimos para el colegio también. Cruzando el alambrado vimos una niña que se llamaba Johanna. Murió por las llamas. Yo me llevé la ropa y mi compañero agarró a la muchacha para tratar de salvarla”.
Los líderes comunitarios y víctimas del atentado aseguran que entre las 5:00 a. m. y 6:00 a. m. empezaron a llegar los socorristas de Segovia y la Cruz Roja para asistir a los heridos, ya que en el corregimiento no había hospital, médicos, ni profesionales especializados para asistir a los heridos. “Entré a una casa de una tía mía, y cuando yo entré había una cantidad de gente quemada ahí pidiendo agua, la reacción mía fue salir corriendo de ahí”, recuerda Margi Mosquera.
Machuca después de 20 años
Para llegar a Machuca se debe primero ir a Segovia; de ahí se toma un bus que pasa al medio día o a las cuatro de la tarde en el terminal del municipio. El recorrido de 35 km tarda dos horas, debiendo ser de 40 minutos. No hay carretera sino una trocha que se debate entre huecos y pantanos.
El colegio tiene primaria y secundaria; el centro de salud no tiene médico permanente ni insumos para curar, tampoco equipos básicos para atender a los pacientes en una posible emergencia.
Según la líder social, María Cecilia Mosquera, Machuca ha crecido un 70 % en estos 20 años; actualmente son 4 300 habitantes. Por esa razón, es urgente un centro médico adecuado; no es suficiente realizar brigadas de salud cada tres meses, como lo afirman los líderes del sector. Dentro de las viviendas conviven alrededor de cinco personas y vale la pena recordar que las casas son de un solo piso y el acueducto es incompleto y no da abasto con la demanda de la población.
En el corregimiento hay un parque incompleto y no existe un centro de recreación para los niños; faltan espacios deportivos y culturales para que los jóvenes practiquen actividades complementarias a las estudiantiles, ya que según comentan los líderes, los niveles de drogadicción han aumentado porque la juventud no tiene espacios de esparcimientos.
Parque de Machuca
Parque para los niños
Siguiendo el recorrido con Maribel Agualimpia conocimos el centro comunitario de Fraguas donde está la emisora comunitaria y la Estación de Policía. La comunidad asegura que la construcción de la Estación lleva atrasada más de dos años y por tal razón, las autoridades decidieron ubicarla en el centro comunitario. Este es un riesgo latente para la población civil ya que es altamente vulnerable frente algún ataque o atentado que los grupos armados no estatales dirijan contra este lugar.
La última parte del recorrido fue hacia el río Pocuné, específicamente al puente que fue dinamitado. En su alrededor aún sonríen grandes montañas, diferentes especies de flora, un cielo despejado y un sol reluciente.
Puente que atraviesa el río Pocuné
En Machuca la falta de empleo es notoria, la minería no es rentable ya que los mineros del corregimiento no cuentan con las condiciones para formalizar el negocio. A corte de 2013 se habían logrado formalizar 36 contratos de operación de 2.500 mineros artesanales en el Nordeste antioqueño [3]. Igualmente, los títulos ya fueron cedidos a perpetuidad por el Estado a grandes empresas, como a la multinacional Gran Colombia Gold, perjudicando la minera artesanal del sector [4].
La autoridad municipal no incentiva un mecanismo de trabajo alterno. Desde 2015, más de 1.200 habitantes han salido del corregimiento por falta de empleo [5]. Según Margi Mosquera: “es clara la poca inversión del corregimiento y la escasa presencia del Estado, Machuca está en el olvido y no está incluido en el mapa de Antioquia y muy pocas entidades estatales o internacionales se han acercado a los pobladores”.
El tema de conflictividad social es preocupante. Según lo manifiesta la comandante de Policía en Segovia, Angie Lozano y los líderes sociales “Machuca es una “zona roja”. El ELN sigue haciendo presencia, pero quienes tienen mayor fuerza actualmente en esta región son el Clan del Golfo y las Águilas Negras. Estos grupos armados no estatales tienen el control de las actividades ilícitas de Segovia, Zaragoza y por consiguiente también de Machucha.
No se puede olvidar que hay un nuevo grupo armado en el área: Los Caparrapos, considerados la nueva generación del Clan del Golfo. Según manifiesta la comunidad, la extorsión es uno de los temas más preocupantes, los comerciantes del sector han denunciado estas prácticas, pero la autoridad local no los escucha. Un líder social, que prefiere mantener su nombre en el anonimato, comenta que es urgente una base militar en Machuca, ya que estos grupos armados no estatales pueden incrementar su presencia y con el tubo activo se puede repetir la historia de hace 20 años.
Actual situación jurídica de la tragedia
Antes de hablar del contexto jurídico actual del atentado es importantes traer a colación los siguientes aspectos. Como se ha mencionado, el responsable del suceso de Machuca es el ELN. En el 2007 la Corte Suprema de Justicia condenó a 40 años de prisión a este grupo armado, debido a que en el momento de la explosión el crudo se esparció por el río y llegó al corregimiento, al ser inflamable podía tener contacto con algún punto caliente y en cualquier momento producirse una tragedia. Para esta entidad el ELN, sí planeó el incendio en la zona [6].
Asimismo, la Unidad de Derechos Humanos de la Fiscalía General de la Nación, formuló tres cargos a los dirigentes del Frente José Antonio Galán del ELN, por ser los coautores determinantes del ataque. Específicamente, por atentar en contra de la infraestructura petrolera y por las consecuencias posteriores que trajo este accionar. De igual manera, El Juzgado Segundo Penal del Circuito Especializado de Antioquia dictó sentencia en contra de los combatientes que instalaron la carga explosiva por ser coautores mediatos, pese a haber recibido órdenes del comandante del grupo [7].
Por otro lado, después de dos meses del ataque, la Delegada de la Procuraduría [8] encontró que en el Plan de Contingencia de Ocensa no había medidas preventivas contra el derrame de hidrocarburos, tampoco se contemplaban acciones frente a un incendio. A pesar de que el Ministerio del Medio Ambiente conocía este tema, les otorgó la licencia ambiental [9].
De acuerdo a lo anterior, el principal error de la compañía se relaciona con la falta de previsión sobre la existencia de una posible tragedia como la del 18 de octubre de 1998 [10]. La simple instalación del tubo y su cercanía al corregimiento ya implicaba un riesgo latente para la comunidad de Machuca y Ocensa debía tener una regulación porque este tipo de actividades son consideradas riesgosas.
Por esta razón, la comunidad tomó la decisión de demandar a la empresa ante la Corte Suprema de Justicia. El 18 de diciembre de 2018, 20 años después de la tragedia, el alto tribunal “condenó a la Sociedad Oleoducto Central S.A. (Ocensa) al pago de más 9 mil 400 millones de pesos a las víctimas y familias que interpusieron recursos de casación” [11].
“Para la Sala quedó demostrada la responsabilidad civil de Ocensa, decretada en primera y segunda instancia por el Juzgado Promiscuo del Circuito de Segovia y el Tribunal Superior de Medellín, al determinar que fue equivocada la ubicación del oleoducto en relación con la población, por situaciones previsibles como la posible alteración del orden público y el caudal del río Pocuné, cuyas corrientes efectivamente contribuyen al siniestro padecido por los ribereños” [12]. Para mayor información, consultar la Sentencia SC5686-2018.
Conmemoración de los 20 años
Familiares fallecidos en la tragedia de María Cecilia Mosquera
El 18 de octubre del presente año se cumplieron 20 años del atentado de Machuca. Gracias a la colaboración de Maribel Agualimpia, Crudo Transparente estuvo con los líderes comunitarios del corregimiento para conocer su visión sobre la conmemoración. También, estuvimos presentes en el acto que se realizó para escuchar y acompañar a los sobrevivientes y victimas del suceso.
Para este aniversario grupos como La Asociación de Mujeres Afrodescendientes de Fraguas –Amafra- y la Asociación de Víctimas y Sobrevivientes de Nordeste Antioqueño –Asovisna, conformaron conjuntamente una agenda especialmente para la semana del 16 al 19 octubre. El propósito principal era trabajar junto a la comunidad y a través de las artes manuales aportar a la construcción de memoria histórica, recordando y plasmando los nombres de los fallecidos.
Asovisna trabajando junto a la comunidad
Los nombres de los fallecidos plasmados
Paralelamente, la Inspección de Policía del corregimiento creó una segunda agenda, en la cual se confirmó la asistencia del presidente de Colombia, Iván Duque Márquez. Ese mismo día la Institución realizó brigadas de salud para toda la comunidad de Machuca.
La mañana del jueves 18 de octubre empezó con una eucaristía para recordar a las víctimas fallecidas. A la misa asistieron el alcalde de Segovia, Gustavo Alonso Tobón Vélez; el director ejecutivo de Ocensa, Álvaro Díaz Algarín; la líder comunal y representante de las víctimas, María Cecilia Mosquera; la comunidad, medios de comunicación, entre otros.
En el acto religioso las palabras del Padre se concentraron sobre la situación actual de Machuca, la urgencia de solucionar las vulnerabilidades del pueblo y la importancia de la presencia del Estado para mejorar el bienestar de la población. Para el sacerdote, la realidad de Machuca debe ser otra, se deben implementar programas para un mejor futuro de la comunidad, especialmente para los jóvenes. Puntualmente dijo: “de este suceso podemos renacer como el ave fénix, después de las cenizas”.
Posterior a la misa, el acto conmemorativo siguiente fue en el cementerio. Este estaba decorado con fotografías de los niños que murieron en el atentado y una descripción de cada uno de ellos. Allí hizo presencia el presidente Iván Duque, quien entregó un arreglo florar a las víctimas y sembró un árbol que significa el resurgir de la comunidad después de la tragedia.
El primer encuentro del presidente fue con María Cecilia Mosquera, quien no pudo contener las lágrimas al ver al mandatario. La primera reacción de Duque fue abrazarla y conversar con ella; igualmente, se acercó a la demás victimas para escuchar sus relatos.
Iván Duque, María Cecilia Mosquera, Luis Pérez Gutiérrez, Gobernador de Antioquia.
Después del acto conmemorativo del cementerio, el presidente y la líder expusieron en el colegio del corregimiento un discurso para toda la comunidad y los medios de comunicación. María Cecilia fue directa con el mandatario y las entidades locales y nacionales presentes; la líder no dudó en señalar y exigirle a la Agencia Nacional de Infraestructura, ANI, el mantenimiento de la carretera que actualmente está en pésimas condiciones.
Asimismo, Mosquera, le exigió al gobierno más presencia en el territorio y que con la visita del mandatario se materialicé las promesas que les han incumplido. La mujer, ya cansada, le expresó a Duque que quieren salir de esa revictimización y que es hora de buscar un mejor futuro para el corregimiento en materia de salud, educación y bienestar social. María Cecilia, finalizó diciendo: “presidente, al recibir y escuchar mi discurso usted queda comprometido con Machuca”.
Después de estas palabras, el jefe de Estado hizo su intervención. El discurso de Duque empezó desde lo personal, relatando que en el momento del atentado hace 20 años estaba estudiando en la Universidad y le causó dolor y desolación. Sus palabras se enfocaron en reafirmar que no hay ninguna excusa ni ideología para el secuestro, la extorsión, la voladura de la infraestructura petrolera y el ecocidio: “no hay ninguna causa que justifique ninguna de esas acciones”, dijo el mandatario.
Principalmente su alusión estuvo atada con la posible reanudación del proceso de negociación con ELN, siempre y cuando exista voluntad política de este grupo armado no estatal. Fue enfático en afirmar que deben liberar a todos los secuestrados y detener cualquier acto de violencia en contra de la sociedad civil y la infraestructura petrolera. Igualmente, se concentró en hablar sobre el futuro del corregimiento y la importancia de que el ELN realice acciones concretas para la reparación colectiva e individual de las víctimas.
“Hoy venimos a hacerle una expresión de esperanza a esta comunidad, han pasado 20 años”, Iván Duque 18 de octubre 2018.
Al ser el segundo presidente en visitar el territorio después de la tragedia, sus palabras dieron esperanza a la comunidad en medio de la conmemoración y por tal razón, vale la pena recordar las cuatro metas que expresó el mandatario: primero, trabajar conjuntamente con Ocensa para por fin terminar el parque infantil para la recreación de niños y jóvenes; segundo, invertir en la cultura y salud de los habitantes, a través de su propuesta de gobierno Sacúdete; tercero, titular las tierras a los pobladores del sector; y por último, entregar 3.000 millones en reparación individual y 3.000 millones en reparación colectiva.
Estas cuatro promesas son pertinentes y necesarias para el corregimiento; por ende, el discurso y la conmemoración debe trascender de las palabras y materializarse en el beneficio de la población. Es importante, además, que lo planteado por el presidente, esté acompañado de medidas de reparación inmediata, como la atención médica y sicológica a las víctimas de este suceso.
Vale la pena rescatar estas palabras del discurso de Duque: “Hoy venimos a hacerle una expresión de esperanza a esta comunidad, han pasado 20 años, pero venimos hoy a decir que queremos la vida, que queremos construir un país con el respeto a la vida, que queremos construir un país con cultura, un país con educación, un país con equidad”.
Finalmente, el mandatario se cuestionó lo siguiente: ¿Cómo se puede hablar de justicia social cuando se le hace ese daño a una población? ¿Cómo se puede hablar de bienestar cuando se destruyen los anhelos y las expectativas de familias enteras? ¿Cómo se puede hablar de justicia social cuando arruinaron la vida de tantos niños que quedaron huérfanos y que vieron a sus padres calcinarse bajo el fuego?
Duque y el Gobernador de Antioquia junto a la líder de las víctimas.
Con la despedida del presidente y el final de la conmemoración, los habitantes de Machuca ven un nuevo futuro para su territorio. Ahora queda construir un nuevo corregimiento sobre las cenizas, pero sin olvido y con memoria, para que nunca se repita un hecho como el del 18 de octubre de 1998.
Margi Mosquera y Maribel Agualimpia. Habitantes del corregimiento.
No se puede olvidar que el ELN tiene varias obligaciones: sentarse a negociar con el Gobierno, ajustarse al tipo de justicia que nazca de este proceso, dejar las armas, contar la verdad, reparar a las víctimas, garantizar, junto al Estado, la no repetición de los hechos y ofrecer perdón sincero; ya que víctimas como María Cecilia, afirman que aún están a la espera de un arrepentimiento real por parte del grupo armado.
Bibliografía
1 .Loingsigh, Gearóid Ó (2017), MACHUCA Bogotá, Colombia [en línea] disponible en: file:///C:/Users/usuario/Downloads/MACHUCA%20…%20(2)%20(4).pdf
2. Ibid.
3. La tremenda desventaja de ser un pequeño minero en Colombia, 2017, Semana Rural, [en línea]: https://semanarural.com/web/articulo/la-lucha-de-los-mineros-artesanales-para-obtener-su-legalizacion/221
4 Ibid.
5. Teleantioquia (26/08/2015) Falta De Empleo Causa Éxodo En El Corregimiento De Machuca En Segovia| Teleantioquia Noticias [Archivo en video] recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=IZPtvYA4FwY
6. Centro de Recursos para el Análisis de Conflictos: CERAC, Machuca, 9 años, especial sobre la tragedia de Machuca- octubre 18 de 1998 [en línea] disponible:
https://www.cerac.org.co/assets/pdf/Machuca%20dossier.pdf.
7. Ibid.
8. ALERTA POR RIESGOS DEL OLEODUCTO CENTRAL,1998, diario El Tiempo , [en línea]: https://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-814301
9. Ibid.
10. Loingsigh, Gearóid Ó (2017), MACHUCA Bogotá, Colombia [en línea] disponible en: file:///C:/Users/usuario/Downloads/MACHUCA%20…%20(2)%20(4).pdf
11. Corte Suprema aumenta indemnización para las víctimas de Machuca (2018), República de Colombia Corte Suprema de Justicia [en línea] disponible en: http://www.cortesuprema.gov.co/corte/index.php/2018/12/19/corte-suprema-aumenta-indemnizacion-para-victimas-de-machuca/
12. Ibid.
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