El XIII Foro Latinoamericano sobre las Industrias Extractivas, organizado por Foro Nacional por Colombia, Fundar, RLIE y NRGI, permitió una análisis de la actividad minero-energética desde la sociedad civil con un enfoque internacional. En dicho marco entrevistamos a Maritza Rodríguez, panelista del segmento: “La Transparencia para las Industrias Extractivas (EITI) como espacio para ampliar la agenda socio-ambiental”. Maritza es investigadora del Observatorio Dominicano de Políticas Públicas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, organismo que está involucrado en las discusiones de pactos sociales a nivel de recursos, educativo y fiscal. Apoyan iniciativas como el EITI, en donde República Dominicana es el miembro candidato número 50 y espera en primera instancia transparentar los pagos de las mineras en su territorio, como una medida para encarar la corrupción.
Desde una experiencia regional, el Observatorio espera tomar en cuenta los aprendizajes de informes presentados desde Perú y Colombia y de la discusión del Foro Latinoamericano, en donde la sociedad civil presiona para que se cumpla no sólo con los mínimos del Estándar EITI, sino que se amplíe la agenda en temas como: beneficiarios reales de las empresas, escenarios de participación ciudadana e inclusión de temas socio-ambientales, en un marco internacional del Acuerdo de París de 2015. Este temario va a permitir mermar la conflictividad social y mejorar la gobernanza de los recursos naturales, que para el caso de la República Dominicana, muchas de las tensiones se dan por el desplazamiento de población por intereses gubernamentales de ampliar Reservas Fiscales, que dan paso a la explotación en tierras campesinas.
¿Cómo es la situación minera en República Dominicana? ¿qué tanta importancia tiene el sector para la economía?
A pesar que ves las estadísticas del PIB con una participación relativamente modesta, la industria minera representa el 14% de las exportaciones de República Dominicana. Eso no es cualquier cosa, cuando piensas que hace unos años el azúcar, café, cacao y el tabaco eran el corazón de las exportaciones dominicanas, puedes decir que las exportaciones de las maquiladoras de la zona franca y las exportaciones mineras son el corazón de la República.
De turismo estamos hablando alrededor de 5.000 millones de dólares, de las mineras estamos hablando de una cifra como esa, pero eso significa un 14% del total de las exportaciones del país, eso es mucho en un país pequeño. República Dominicana no es Colombia, sólo tiene 48.000 kilómetros cuadrados y una población de 12 millones de personas.
¿Qué metales se están usando?
En República Dominicana se está explotando oro desde la colonia, desde que llegaron los españoles a América y pareciera que todavía no se va acabar; tenemos todo el territorio concesionado y hay varias empresas canadienses ya en trámite de concesiones para oro, plata, cobre y demás. Ese recurso es importante para nosotros, vital para el resto de las mineras metálicas.
¿República Dominicana cuando decide volverse un país minero y explotar el recurso?
La historia en Dominicana es vieja, nosotros tuvimos el contrato por ejemplo con la minera Falconbridge desde 1955. República Dominicana financió en buena parte todo lo que es exploración.
Por otro lado, la Rosario Dominicana fue estatizada por el gobierno de la República Dominicana y se continúa la explotación, pero llegó un momento en que hubo que parar, porque ya la explotación de los óxidos implican otros procedimientos tecnológicos y otros riesgos, esto fue en 1979.
¿Sobre el tema de conflictividad social, cuáles son los desafíos en términos sociales?
Es importante que tengan como contexto, que el gobierno de la República Dominicana es un gobierno corrupto. Tiene el honor de hacer contratos horrorosos. En ese contexto te das cuenta que el marco legal tiene contratos especiales con fuerza de ley porque son conocidos y aprobados por el Congreso y las comunidades afectadas sufren las consecuencias, por eso lo que estamos tratando de hacer es un espacio nacional por la transparencia.
En la República Dominicana no hay poblaciones autóctonas indígenas, desaparecieron a los 20 años de la colonización española y eso es una debilidad y una fortaleza, porque las poblaciones autóctonas se apropian de su territorio, tienen sentido de pertenencia y garantizan ciertos derechos en su territorio.
Pero ese no es el caso de la Dominicana. Eso significa que muchas de las consecuencias de las explotaciones como la de Barrick entra en conflicto con las poblaciones por razones del derecho a la tierra.
Entonces si yo soy un campesino y hay algún interés de reserva fiscal, por provecho extractivo ¿qué pasaría conmigo?
Ese campesino que está por ejemplo en Cotuí y es dueño de una parcela de tierra en el medio de la reserva fiscal, es el Estado el que tiene que comprar su tierra, ¿tú crees que es igual para un campesino dominicano negociar con el Estado la venta de una tierra? Al precio que el Estado diga, cómo diga que va a pagar, cómo no va a pagar y esa es una de las afectaciones de mayor importancia y relevancia porque hay mucha gente desplazada de manera Involuntaria de sus predios sin que se la haya pagado, y alrededor de eso ha habido toda la estela de corrupción que ustedes se puedan imaginar porque se pueden beneficiar funcionarios, para que le compren tierra a toda esta gente.
Nosotros decimos como sociedad civil, la tierra no se compra como un pantalón y una camisa, necesita documentación, necesita certificado de título, necesita saneamiento en la jurisdicción de tierra.
Hay organizaciones campesinas y de propietarios que se han agrupado para reclamar sus derechos, pero usted se da cuenta que cuando se trata de un país con un gobierno que beneficia la corrupción y el robo… es una lucha que cuesta muchísimo a las organizaciones que están empobrecidas por un despojo real.
Por otro lado, usted dice que no hay comunidades especiales
Mira, si tenemos mucha población haitiana y nosotros como dominicanos tenemos población negra en determinadas zonas del país pero en Dominicana hay un mestizaje muy fuerte no sólo por el turismo, sino desde la colonia misma.
Hay población de color pero son tan dominicanos como yo, esa gente no se identifica para nada con una comunidad especial. Son dominicanos. No desde ahora sino hace 3 siglos atrás, la imbricación cultural de españoles – africanos se dio en el siglo XVII y XVIII-, Dominicana tiene mestizos, negros, blancos etc. Realmente hay un sincretismo racial grande en la Dominicana.
No olviden que los indígenas desaparecieron después de los primeros 25 años y los españoles se ligaron con los negros africanos pero a la vuelta de la nada, entonces hay una población mestiza muy grande y hay zonas típicas de lo que era la industria cañera y azucarera de población negra importante y de la presencia de haitianos.
Así, en nuestro país hay una audiencia pública cuando sea el caso y una vista pública, que es lo que pasa en los Congresos, hay una visita pública cuando se va a aprobar una determinada ley, entonces se invita a la gente interesada en el problema para que dé su opinión, sin embargo no son verdaderas maneras de participación ciudadana.
¿Cómo está ayudando la postulación de República Dominicana al EITI?
Nosotros pensamos cuando vimos la declaración del gobierno de adherencia EITI, que eso lo hizo el actual presidente que concluyó su mandato en agosto de 2016, comenzó un nuevo mandato porque había hecho un compromiso en campaña, con el capítulo dominicano de transparencia internacional que es de participación ciudadana. Había dicho que si ganaba las elecciones iba a incorporar la iniciativa por la transparencia.
Para nosotros, en esto, hay mucho de formalidad. Te das cuenta, que la transparencia es un proceso ciudadano de apropiación muy difícil en medio de gobiernos corruptos, en medio de intereses políticos de alta conflictividad y con empresas mineras altisimamente comprometidas, si ustedes ven la prensa Barrick tuvo un escándalo recientemente en Argentina, incluso pararon la explotación. Construir transparencia es un ejercicio ciudadano de mucho tiempo, de esfuerzo y es sistemático.
Pensamos que había que incorporarse al EITI y había que empujar todo lo que fuera posible con el mismo proceso, para que se dieran cuenta de las limitaciones dentro del mismo gobierno y las empresas, si así era el caso, para hacer avanzar la transparencia y nos estamos dando cuenta que hay que ir más allá de los estándares mínimos.
Construir transparencia no es un informe, y para nosotros es muy claro que no es sólo un informe. Son prácticas de gestión y de gobierno. Es ver: cómo asigno la licencia, cómo voy y que cumplimiento tengo y con qué mecanismos públicos los califico y cómo hago que la gente y el público sepa los criterios de evaluación para medir y otorgar una concesión.
¿Qué reflexión deja tu visita a Colombia? ¿Cómo lo sientes en términos extractivos?
Mira, yo pienso que ustedes son grandes en minería pero creo que efectivamente por lo que sé de los compañeros de Colombia es que no todas las cosas se dicen. Por ejemplo, no todas las afectaciones a las comunidades, a las poblaciones indígenas, a lo que está pasando con la gente.
De verdad que hay mucho dinero subterráneo, mucho dinero del tráfico de la droga, de las armas, del tráfico de gente, de la evasión fiscal de las empresas. Entonces hay que buscar los medios que permitan que las situaciones sean diferentes porque no siempre es posible seguir cargando sobre las espaldas de los ciudadanos el costo impositivo de mantener estos gobiernos y estas incompetencias.
El escándalo de Odebrecht va a arrasar en mi país, nosotros debemos 92 millones de dólares en coimas declaradas, totalmente diferente a ustedes, pero ustedes son unas cuantas veces más grandes que nosotros, y cuántos son los proyectos en Colombia y cuántos los de Dominicana, la totalidad de los de Dominicana son 17 proyectos financiados por Odebrecht, que llegan a más de 4 mil millones de dólares.
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