Investigación marzo 2016.
Por : Yessica Prieto y Andrés Vargas Ferro
Introducción
Para Casanare, la industria petrolera fue un choque. Una industria compleja que trajo desarrollo entre sus municipios pero también problemáticas sociales y económicas como caravanas de elefantes blancos, gremios de prostitutas y drogadicción. El desarrollo huérfano, sin el acompañamiento social del Estado, tampoco civil, desembocó en el fenómeno del derroche y la corrupción. En el departamento operan cerca de 14 compañías, en donde el barril parece ser una estrella en decadencia y las comunidades buscan salidas para enfrentar la crisis con un nuevo comienzo en la tradición del campo. Crudo Transparente viajó a Yopal y Aguazul para entrevistarse con líderes comunales, contratistas, empresas y representantes del Estado y averiguar la situación tras el Boom del crudo en la región. Esta es la historia.
Contexto geopolítico: Historia industria petrolera
Casanare se ubica en el extremo oriente de Colombia. Tiene una extensión de 44.640 km2, 3.9% del total nacional, que lo ubica dentro de los diez departamentos más grandes del país. Vasto y despoblado, así es Casanare en la actualidad con casi 357.000 habitantes; mucho menos que la población de la localidad de Usaquén y casi un tercio que la de Kennedy, en Bogotá D.C.
Su composición geográfica es variada: por un lado, se encuentran terrenos ubicados en el piedemonte de la Cordillera Oriental; y por otro, cuenta con grandes planicies, típicas de la región llanera donde se encuentra mayoritariamente localizado (1).
Casanare, antes de convertirse en uno de los departamentos colombianos, pasó por una serie variada de figuras administrativas: perteneció al Meta, hizo parte de los Territorios Nacionales y por varios años hizo parte de Boyacá. Finalmente, el 4 de julio de 1991, con la nueva Constitución Política, Casanare se convirtió en uno de los 32 departamentos que constituyen el Estado colombiano (2).
Todo lo anterior explica porque al hablar con los casanareños, muchos se identifican con raíces boyacenses; pues abuelos y parientes cercanos, crecieron bajo estas formas de administración política y económica dependientes de Boyacá. Además, da cuenta del porqué se encuentra una colonia grande de boyacenses, viviendo y trabajando en este departamento llanero.
Casanare ha jugado un papel determinante para la historia de Colombia en diversos momentos: su territorio fue clave para la independencia y más recientemente, la historia del país se partiría nuevamente en dos y una vez más el protagonista sería el departamento casanareño. Desde la década de 1970, se venían realizando exploraciones para hallar nuevos campos petroleros que le permitieran al país salir de la dependencia energética en la que se encontraba, pues los pozos en producción no alcanzaban a cubrir la demanda interna de crudo. A finales de la década de 1980, British Petroleum (BP), junto a otros socios, descubrió los yacimientos de Cusiana y Cupiagua, ubicados en los municipios de Tauramena y Aguazul, respectivamente (3).
Cusiana pasaría rápidamente, en los primeros años de 1990, a convertirse en la “joya de la corona” del Estado colombiano, pues sus reservas probadas de más de 2.000 millones de barriles de crudo liviano, superaron las 1.200 de Caño – Limón, campo que hasta la fecha se consideró el más importante de Colombia (4).
Por su lado, Cupiagua almacenaba reservas por más de 700 millones de barriles, pero su gran atractivo radica en su producción de gas, que para el año 2014, alcanzó su máximo pico de producción con 212.26 millones de pies cúbicos por día, o lo que se traduciría en el consumo de gas de más de 11 millones de hogares colombianos (5).
Con el hallazgo de estos dos yacimientos de petróleo y gas, sumado al campo Caño – Limón, en Arauca, el país pasaría a convertirse de importador de hidrocarburos, a autoabastecerse y exportar el líquido. Las finanzas del gobierno central se dispararon y como lo argumenta el ex presidente de Ecopetrol para la época, Andrés Restrepo, sin estos hallazgos hubiera sido casi imposible “financiar los derechos civiles incluidos en la Constitución de 1991” (6).
Casanare se transformó en uno de los departamentos de mayor producción de petróleo a partir de los años 90, como lo detalla la siguiente gráfica.
Fuente: Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz -INDEPAZ- (7)
De acuerdo a los datos, Casanare comienza un ascenso significativo en la participación de extracción de crudo a partir de 1990, siendo 1999 el año de mayor producción. Durante varios años fue el principal productor de petróleo del país, con más del 50%, por encima de Meta y Arauca.
El descubrimiento de los grandes yacimientos, generó que la mirada de la industria se volcara a este territorio que hasta entonces no era tenido en cuenta por el gobierno central por su distancia de los centros de poder y por su poco poblamiento.
Sin embargo, la incursión de la industria petrolera en los años 90, con su demanda de mano de obra calificada y no calificada, generó una ola migratoria importante al departamento casanareño que traería consigo toda una serie de dificultades y desafíos para los gobiernos locales y nacionales. En el año 1985, antes de que se descubrieran Cusiana y Cupiagua, Casanare solo contaba con 170.238 personas en todo su territorio; para el 2005, 20 años después, contaba con 295.353 habitantes (8). En solo dos décadas, la población del departamento creció 73.49%, mientras que la tasa de crecimiento poblacional de Bogotá, para esos mismos decenios, fue de 61.87% (9).
Para el año 2015, la población casanareña había crecido aún más, contando con 357.000 habitantes, de acuerdo el estimativo del DANE para la fecha. Esto quiere decir que de 1985 a 2015, se incrementó la población en 109, 7%.
Los municipios de Aguazul, Tauramena y Yopal, fueron los mayores receptores de población después del inicio de la fase de explotación de los campos anteriormente mencionados. Así lo demuestra la siguiente tabla:
Fuente: Elaboración propia a partir de datos de Dureau, Francoise y Goueset, Vincent, 2001; y DANE (10)
Campo y cultura llanera en Casanare
Antes de la llegada intensa y desbalanceada de la industria petrolera con una promesa de gran expansión económica en la década de los 90 y que no daba lugar a competencia en el mercado por su valor comparado (entre el cultivo y el barril), estaba el agro. Así la economía agropecuaria se fundamenta y se ha sustentado, más que todo, en la ganadería tradicional durante décadas. La relación de la ganadería y los caballos en el territorio, origina la icónica imagen del llanero colombiano. De sombrero, cuchillo, soga y pantalones cortos, andan los vaqueros colombianos, entre hato y hato.
Llegar a Casanare, puede ser para muchos la idealización de la naturaleza, un paraíso en el planeta cada vez más desgastado. Es, sin que sea una obviedad, respirar aire fresco, contemplar las aves; negras, rojas y amarillas, que se cuelan por los salones del aeropuerto, entre las cintas de las maletas y percibir las flores raras que de entrada reciben a los viajeros. Cuando usted va al llano colombiano se “ve el amanecer, los marranos herreros, las babillas es lo que somos nosotros”, expone Sonia Rodríguez, presidenta de Junta de Acción Comunal del barrio El Centro, Aguazul, quien afirma ser una llanera de “racamandaca” u originaria de la región.
Ir a los llanos casanareños es mirar como lo aparentemente estático puede tener cierto movimiento: el piedemonte, los últimos límites de cordillera oriental se empiezan a fundir con el suelo liso de la llanura. La naturaleza abruma y es lo más cercano de un origen noble que no alcanza a la agresividad de la selva húmeda pero tampoco a la sencillez contemplativa de una montaña andina. Es una mezcla, como lo es el llanero; un mestizo entre indígenas ancestrales de la oniroquía como: los pueblos Achagua, Saliba, Jirara, Chirioca, Cabre y Beyote, colonos y extranjeros “conquistadores” españoles.
Con el interés nacional en el campo, marcado con deficientes leyes agrarias, pero sin la llegada aún del auge petrolero en el Casanare, la ganadería era “la principal actividad económica de la población tanto por empleos como por ingresos” (11). Las tierras casanareñas han sido y deben seguir siendo vistas como “la despensa de Colombia”, afirma Sonia Rodríguez, presidenta de la Junta de Acción comunal del Barrio El Centro de Aguazul, Casanare.
El ideal de lo llanero sobrevive; y algunos aún cabalgan por lo que considera, “su tierra” que generación tras generación han usufructuado, desplazándose constantemente sin considerarse de hábitos sedentarios. Están acostumbrado a moverse entre el llano; “la movilidad del llanero es lo que caracteriza a esta raza como una raza bravía que necesita de grandes espacios para poder vivir y que la lleva a buscar por todos los medios su libertad; hecho ampliamente demostrado en las gestas libertadoras y en las diferentes épocas de violencia de la región y el país” (12).
La Corporación Turística y Cultural de Yopal, publicó un informe sobre la cultura llanera en la que explica que: “El llanero es una persona echada palente, dedicado a su labor diaria”, pero en la actualidad Rodriguez, agrónoma y líder social expone que: “el llanero se acostumbró a ganar al estilo petrolero, y no se viene a trabajar (en relación con las fincas). En el campo se sufre -hay que trabajar- usted no va de niña bonita”.
Consecuencias de la explotación petrolera en el Departamento
Después de los descubrimientos de los 90, vinieron otros pequeños hallazgos que lograron que la industria petrolera penetrara casi que en su totalidad el departamento casanareño; hoy en día, y de acuerdo al mapa del Sistema General de Regalías, hay producción petrolera en 13 de los 19 municipios del Departamento: Aguazul, Hato Corozal, Mani, Monterrey, Nunchía, Orocue, Paz de Ariporo, Pore, San Luis de Palenque, Tauramena, Trinidad, Villanueva y Yopal.
En entrevista con un ex representante del Ministerio de Minas y Energía, que pidió mantenerse en el anonimato, y quien es casanareño, argumenta que la explotación petrolera desde los años 90 del siglo pasado, ha traído indiscutiblemente desarrollo para el departamento y que sin los recursos provenientes de las regalías por esta actividad, no hubiera sido posible que se construyeran las carreteras y la infraestructura que tiene Casanare actualmente. Sin embargo, y pese a esta visión optimista, también asevera que fue mucha la plata que se ha desperdiciado por culpa de la corrupción de los gobernantes locales.
Una mirada rápida a la historia política del Departamento, constata lo asegurado anteriormente: para el año 2013, Casanare ya había tenido ocho gobernadores, seis de los cuales fueron destituidos por delitos como: concierto para delinquir y peculado, vínculos con paramilitares, irregularidades en contratación, enriquecimiento ilícito, sobrecostos en contratos, entre otros (13).
Frente a este panorama de inestabilidad política, la Defensora del Pueblo, Diana Patricia Puentes, afirma que los casanareños no “piden genios, ni personas del otro mundo, sino dirigentes decentes que no desfalquen las arcas del Departamento” y que ayuden a solucionar los graves problemas que existen en educación, salud, vivienda, trabajo, etc. Que hayan líneas claras de acción que mitiguen la situación de precariedad que se vive.
La corrupción es un tema del que se habla cotidianamente entre los casanareños y que los divide. Un ejemplo de esto es la percepción que muchos de ellos tienen sobre el alcalde de Yopal, John Torres Torres, apodado jocosamente como “John Calzones”, por su pasado como vendedor de ropa interior femenina. El dirigente está siendo investigado por enriquecimiento ilícito, lavado de activos y urbanización ilegal.
Este último cargo es del que más se habla en Yopal y consiste en que el señor Torres constituyó una empresa llamada “Ciudadela la Bendición”, para construir casas en un lote expropiado por la nación, para beneficiar a cerca de 10.000 familias con lotes para viviendas, por medio de un financiamiento otorgado por él mismo, donde la familia se comprometía a pagar cuotas de 300 mil pesos, hasta completar los cerca de 35 millones que valía cada lote; y para incentivar aún más a la gente, después de haber pagado un determinado monto, Torres les daría un subsidio de 5 millones en materiales a las familias que hayan empezado a construir sus casas. Según cálculos realizados por La Silla Vacía, en 12 años Torres recaudaría cerca de 105 mil millones de pesos, solo con la primera etapa de construcción de 3 mil casas (14).
Para muchos casanareños, entre ellos varios entrevistados por Crudo Transparente, este dirigente político es considerado un “Robin Hood” colombiano, porque busca dar solución a familias que han tardado más de 10 años en acceder a los programas del gobierno nacional sobre viviendas de interés prioritario o viviendas de interés social, además que las casas de “La Bendición” son viviendas con todos los servicios públicos a bajos precios, en una ciudad que ni acueducto tiene desde hace más de dos años.
Pero para otros, es la fiel copia de la corrupción que sufre el Departamento, pues la construcción de las casas se dio con la conveniencia de las autoridades locales, que sabiendo que era un terreno expropiado a narcotraficantes, no hicieron nada para detener el hecho.
Es que el problema de la corrupción se ha generalizado tanto, que en el imaginario de los casanareños ya es normal hablar de ella y entre la indignación, la rabia y el humor afirman que el problema no radica en que los gobernantes de turno se roben los recursos del departamento, sino que el ciudadano de a pie no pueda hacer lo mismo y tenga que ver cómo otros se enriquecen a costillas de lo que debería ser repartido equitativamente en todos.
Claramente, no podemos atribuirle a la industria petrolera el problema de la corrupción, pues sería irresponsable hacer esta afirmación; lo que sí podemos afirmar, es que cuando no se prepara a los territorios para afrontar las sumas grandes de dinero que provienen de la explotación de sus recursos naturales, es común que se presenten apropiación de rentas legales por parte de actores influyentes.
Otro de los problemas que ha traído la industria, y que frecuentemente se identifica al hablar con los casanareños, es la división de las comunidades. Actualmente hay cerca de 14 operadoras privadas, más la estatal petrolera, Ecopetrol; todas adelantando diferentes programas y proyectos de inversión social en las diversas áreas de influencia. En palabras de Mauricio González, presidente del barrio Jorge Eliecer Gaitán y secretario ejecutivo laboral de Asojuntas, municipio de Aguazul, las empresas privadas, al tener presupuestos altos de inversión y no tener que depender de la ley colombiana para la ejecución de los mismos, acceden a las peticiones de las comunidades o compran a los líderes con beneficios económicos, haciendo que se olviden los pactos y acuerdos entre las mismas comunidades para tratar asuntos de interés general que los afectan a todos.
Es importante mencionar que la presencia directa de Ecopetrol en la región, solo se presenta a partir de julio de 2010, cuando la Empresa asume el control total de los campos Cupiagua y Cupiagua Sur, que estaban siendo explotados por British Petroleum (BP), bajo el Contrato de Asociación Santiago de las Atalayas. Frente a la importancia estratégica de estos yacimientos, la petrolera colombiana decidió no renovar el contrato con BP y responsabilizarse de ellos en su totalidad (15).
Esta “reciente” presencia de la petrolera colombiana – entre comillas porque la estatal siempre ha estado en la zona bajo diferentes modalidades contractuales y a través de sus socios – hace que para las comunidades en general sea difícil vincular a Ecopetrol con las iniciativas de desarrollo social que promueve, sumado a que por ser “nueva” en la zona, se tiene una mala imagen de ella producto de que al ser estatal no puede hacer uso indiscriminado de sus recursos para libre inversión; sino que se tienen unos ejes delimitados para lograr mayores impactos en las comunidades de influencia. Sin embargo, las cifras de inversión social voluntaria de la petrolera son significativas, $31.500 millones, en solo seis años.
Pero sin lugar a dudas, el problema que más aqueja a los casanareños actualmente es la falta de empleo por culpa de la crisis de los bajos precios internacionales del barril de petróleo y por el cambio en el sistema de contratación.
Para empezar, la crisis petrolera ha dejado en el departamento cerca de 6.000 trabajadores de la industria sin empleo y más de 3.000 se encuentran en peligro (16). Sin contar todos los empleos indirectos que se han perdido en los sectores hoteleros y de bienes al servicio de la industria.
Según la Defensora del Pueblo la situación se dificulta con el paso del tiempo, muestra de esto son los índices de delincuencia y homicidios que se han venido disparando. Para la Defensora, es claro que muchos de los trabajadores calificados que se han quedado sin trabajo, han retornado a sus lugares de origen fuera de Casanare, porque tienen las posibilidades de emplearse en otros lugares; sin embargo, la población que se queda es la de más escasos recursos -no calificados- y la que migró con toda su familia para establecerse en el Departamento, poblaciones vulnerables que necesitan de los bienes y servicios del Estado para poder subsistir porque la conversión laboral no es tan fácil.
En materia del sistema de contratación, la llegada desde hace dos años del Sistema Público de Empleo, iniciativa del gobierno nacional, ha generado malestar entre las comunidades porque aseguran que ya no se está respetando el porcentaje de personal local contratado, dado que los pocos perfiles que se están poniendo en las convocatorias son irrisorios, haciendo que personas de otras regiones del país sean contratados y le quiten la oportunidad a los casanareños. Para los representantes de las juntas de acción comunal, la industria causa demasiados impactos en sus territorios y lo mínimo que pueden hacer para compensarlos un poco es la contratación de personal local, tanto calificado como no.
Por ejemplo, para algunos representantes sociales, muchos casanareños hicieron el esfuerzo de capacitar a sus hijos para que pudieran entrar a la industria petrolera. Luego de años de esfuerzos y de plata significativa invertida en universidad y centros de capacitación, se encuentran frente a la realidad del empleo en Colombia: las empresas exigen requisitos de experiencia y perfiles inalcanzables. Entonces terminan por concluir, que si no existen oportunidades para las nuevas generaciones, si los recursos naturales se los llevan y se generan daños medioambientales y sociales graves, entonces es mejor que la industria salga del departamento y se vuelva de nuevo al campo.
Panorama actual: campo, petróleo y elefantes blancos
Una nueva mirada hacia el pasado, el regreso de la economía campesina
Pero, ¿cuál es ese “estilo petrolero” del que habla Sonia? Con los barriles superando los 100 USD, hubo un desplazamiento del agro a la industria, lo que
marcó un punto de inflexión en la vida del casanareño, aumentado su capacidad adquisitiva al igual que las arcas del departamento por regalías recibidas de $2’155.101’202.393 , a partir de la implementación del nuevo Sistema General de Regalías (SGR) en 2012.
Una persona dedicada al campo se le pagaba un salario mínimo recibía unos 18.000 COP diarios en el 2012. Con la industria, por ejemplo, en febrero de ese mismo año, tiempo en que los precios casi llegaban a los 110 USD por barril (Fuente: Bloomberg Markets); en la industria, se podía duplicar o triplicar este valor de trabajo no calificado en un trabajo como guardia de seguridad o paletero. En la estatal petrolera según el ingeniero Martín Galvis, jefe de responsabilidad social para Norte de Santander, “un vigilante llevaba ganando 49.000 diarios; la gente se venía ganando mínimo un millón mensual”, eso sí, antes del reajuste del valor salarial por la crisis, que redujo los salarios de contratos firmados después de diciembre de 2015.
Se podría preguntar, ¿cómo afectó este aumento salarial, efímero en relación a la tradición laboral y salarial del departamento, a una población que en su mayoría más allá de tener grandes gastos, estaba acostumbrada a un tipo de vida más limitado y austero? El equipo de Crudo Transparente viajó al municipio de Aguazul, cerca de 30 minutos en automóvil de la capital del departamento, Yopal para entrevistar a varios líderes comunales, contratistas y visitar las instalaciones del CPF (instalaciones centrales de procesamiento, en español ) de Ecopetrol en Campo Cupiagua, el segundo más importante del departamento en explotación de gas y petróleo.
Entre ellos está Mauricio González, quien explica que: “vino la invasión de la industria petrolera y a través de ellos se fueron creando algunas actividades que generaron mucho ingreso a las comunidades a las cuales no estábamos preparados y no se le supieron dar ese manejo a esos recursos, tanto públicos como privados. Ya en la parte laboral, aquellas personas que estaban acostumbradas a ganar un sueldo de finca, a ganar un sueldo de petrolera hizo que la comunidad saliera de su mundo y se metiera a otro”.
¿Pero cuál es ese nuevo mundo al que se refiere González? Prostitución y drogadicción; “fenómenos bastante fuertes que sólo veíamos por televisión en nuestro municipio, lo asociamos con la industria petrolera porque venían muchas personas foráneas, de otras partes, que nos trajeron los vicios y la prostitución… por el mismo dinero que había, pues le quedaba fácil a una persona de esas venir y embolatar una niña y colocarle 1 o 2 millones de pesos para que se acostara con ellos”. Como consecuencias, dice Gónzalez, quedaron los embarazos de adolescentes y el gremio de las prepago que ya no querían trabajar porque según dice, “se acostumbraron a la vida fácil y se organizaron”.
Según el Sistema Único de Indicadores de Consumo de Sustancias Psicoactivas (Suispa) en el documento: “Situación del Consumo de Drogas en Casanare”, publica un estudio comparado entre 2012 y 2013 donde señala el aumento del consumo en el Departamento; durante el primer año se reportaron 39 casos al centro de atención de monitoreo VESPA (justificación del sistema de vigilancia), durante 2013: 105, ambas en relación con la marihuana. Una muestra que alude a la problemática de adolescentes en la región, que con las nuevas familias por la movilización laboral propia de la industrialización de la región, señala el estudio, expone a la población joven como la más vulnerable.
Fuente: Gobernación de Casanare (17).
Fuente: Gobernación de Casanare (18).
Para Sonia Rodríguez quien lleva más de 7 años como líder comunal y oriunda de la región, sostiene como en Aguazul desafortunadamente el boom petrolero trajo una descomposición social que se vuelve un problema sobre todo cuando llegó la crisis económica y se perdieron los trabajos, tras un marco social de una migración exponencial la gente se ve obligada a robar y relaciona la desocupación de la población al consumo de sustancias psicoactivas, “de 12 y 13 años, ve cantidad de niños metiendo vicio, tenemos una banda de niños ladrones”, recalca.
Además explica que se llevaron la gente del campo por la promesa del valor de un mejor salario; la gente ya no acepta trabajar tan fácilmente en el agro, sino que se desplazó al sector de hidrocarburos. Se presentó una migración interna no referente con el desplazamiento del cual está acostumbrado el llanero de cabalgar, sino un desplazamiento cultural del campesino al trabajador industrial.
El trabajador industrial ha perdido valor con la caída del sector petrolero incluso muchos contratistas, han perdido sus trabajos y las generaciones que se venían preparando académicamente -profesional y técnicos- para ocupar cargos relacionados con el sector, ahora se encuentran con un panorama desolador.
“En la región la gente estaba acostumbrada a trabajar con énfasis en el petróleo, a raíz del bajonazo mucha gente no supo qué hacer. Los servicios se vieron afectados debido a que los recortes de las empresas y el consumo fue disminuyendo; el transporte, por ejemplo las camionetas fueron retiradas ya que el personal no era el mismo y mucha gente no supo qué hacer por el recorte de nómina”, dice el contratista de Invertrac empresa que le presta servicios a Ecopetrol en materia de transporte, Carlos González.
El aguazuleño y el casanereño en general es consciente que el petróleo no es para siempre y tratan desde emprendimientos pequeños y familiares o a mayores escalas, de buscar salidas a la dependencia petrolera con miras al campo, buscan sus raíces, sin importar que los precios del barril repunten; diferente a la situación de viajes anteriores que pudo hacer el equipo de investigación de Crudo Transparente a otras regiones como Norte de Santander, en donde encontraba una esperanza fiel a la industria sin importar los precios; el sentimiento, la necesidad y la tradición de los nortesantandereanos era de paternalismo y dependencia al crudo. Nota recomendada: Ecopetrol es nuestro papá: paternalismo petrolero y vacío gubernamental en el Catatumbo.
González explica que: “se está implementando volver al campo, a incentivar el campo, a que la gente vuelva a producir, vuelva a cultivar. Que se vean las extensiones de ganado que se tenían antes, el cultivo de piña se está incrementando en toda la zona, en Tauramena ya han cultivado grandes extensiones de tierra y acá en Aguazul se pasó un proyecto con todas las comunidades de las veredas para el cultivo de la piña. Este año hubo la bonanza y mucha gente le fue bien o mal, pero siguen los cultivos y la gente siguió sembrando porque le tienen fe al nuevo cultivo, la gobernación dio la semilla que es lo más costoso y la gente fue creciendo poco a poco”.
El reto del gobierno local: poner a andar, a funcionar, una caravana de elefantes blancos
Si bien retomar el agro es casi un consenso entre los casanareños, el gobierno local ha ejecutado proyectos para, no sólo retomarlo sino permitirle un valor agregado a los productos propios de esta industria, que aumente su competitividad en el mercado e incluso también se ha trabajado en ofrecer la región como un atractivo turístico.
Pero, el problema, es que muchas de estas obras están inconclusas dejadas a la mano del tiempo quien sólo administra con maleza las obras que deberían sostenerse y que ayudarían a volver al departamento en uno realmente pujante y sostenible económicamente. Al hablar con la comunidad muchos advierten como estas obras, “se vuelven una caja menor de los gobiernos de turno” de municipios como Aguazul, y, no son rentables ni ayudan a incentivar industrias relacionadas con el agro que permitan ese corte con la industria petrolera.
Dentro de las obras que nos mencionan se destacan: la Manga de Coleo, la Planta de Almidón de Yuca, de la cual afirma Mauricio González: “No hemos creado el primer kilo de almidón en Aguazul”; el Parque del Arroz y los Acueductos Veredales. Crudo Transparente viajó a revisar el estado de algunas de estas obras para constatar el testimonio de González.
Foto: Avferro. Ingenio Yuquero en Aguazul: “nunca hemos sacado un kilo de almidón”.
Al llegar al parque del arroz, un complejo dedicado al deporte, la recreación y la cultura, se ve como hay más perros callejeros, que niños jugando. La entrada está custodiada por 3 guardias de seguridad que nos dejan seguir con cierto recelo, y todo a simple vista está más lleno de pasto, de maleza, que podrían alcanzar los 50 cms que de jardines propios de cualquier parque. Unas piscinas se ven al fondo y parece que efectivamente las obras se construyen en el municipio, una promesa fallida que se rompe cuando se acerca a verlas, ya que la profundidad de las mismas no es visible por el agua de color barro y los renacuajos que son los únicos que nadan entre la alberca y suplantan irónicamente a los atletas de la población llanera.
Foto: @avferro. Parque del Arroz, Aguazul (Casanare).
Parque del Arroz, Aguazul (Casanare).
Los elefantes blancos pueden ser superados. Vimos como obras como la casa de la cultura se mantienen con proyectos de educación y arte. Los profesores rondan los pasillos, hay estudiantes en las aulas de Vive Digital y los disfraces para presentar las obras de teatro están listos para ser mostrados en las próximas presentaciones, además el auditorio central no tendría nada que envidiarle a uno de cualquier universidad de Bogotá. Todo un logro.
Auditorio Centro Cultural, Aguazul (Casanare)
Centro Cultural, Aguazul (Casanare).
El futuro incierto de Casanare
Como ya se aseguró, Casanare es un departamento clave para todos los colombianos: sus grandes planicies, sus tierras fértiles, sus incontables recursos naturales, su gente pujante, entre muchas otras características, determinan la posición de este frente a la visión nacional. Sin embargo, como se ha podido evidenciar, la explotación petrolera no ha sido un símbolo de desarrollo y progreso para sus habitantes, sino una especie de piedra en el camino que no los ha dejado progresar de la manera adecuada.
Las grandes sumas de dinero provenientes de la actividad hidrocarburífera, han sido malgastadas en monumentos -solo hay que ir a Aguazul para darse cuenta de esta afirmación, lo que no significa que no sean importantes para conmemorar a sus héroes o su cultura, pero que para todos los aguazuleños son el símbolo del despilfarro y de la poca visión de sus gobernantes-, obras inconclusas, plantas industriales de todo tipo que están abandonadas porque no se sabe cómo usarlas o potenciarlas a su máximo nivel, entre otra infraestructura. Pero no se ha construido una sola universidad pública o un hospital bien dotado que le permita a los casanareños poder acceder a la educación superior y a la salud de calidad en su propio territorio.
La industria petrolera impactó negativamente su economía, y no solo nos referimos al hecho de que la actividad principal ya no sea el campo sino el empleo en el sector de hidrocarburos, nos referimos al costo de vida. Una libra de arroz, un almuerzo casero, un helado, cualquier alimento, es más caro en Casanare que en otras regiones del país.
Su cultura se vio permeada e invadida por una ajena y distante, así queda reflejada en la opinión de Jaime Vaquero, gerente de Utempo, empresa dedicada a la construcción de obras civiles para la industria petrolera, quien asevera que el casanareño ha visto cómo ha cambiado su estilo de vida, por nombrar un ejemplo, en el tipo de viviendas que ahora se construyen: “el casanareño estaba acostumbrado a vivir a lo ancho, en grandes terrenos, pero ahora se construyen casas pequeñas, unas al lado de otras, o lo que se está viendo ahora es la construcción de edificios con apartamentos”.
Estar en Casanare, es experimentar una calma tensa. Es un territorio que ha padecido los embates de la guerra, primero por parte de los grupos armados no estatales, luego la violencia paramilitar que en palabras de un aguazuleño: “los hicieron sentir secuestrados en sus propias casas y tierras”, producto de las reglas infames que instauró “Martín Llanos” en su territorio.
Existe incertidumbre frente al proceso de paz, se teme que parte del Casanare sea escogida como zona de concentración de combatientes de las FARC-EP y el ELN, pues para algunos casanareños al ser el único departamento con gobernador de Centro Democrático y ser fiel a los postulados del ex presidente, y ahora Senador, Álvaro Uribe Vélez, significa que el presidente Santos va a querer penetrar el departamento con gente adepta a sus ideas.
Temen al proceso de paz, porque sienten que es un acuerdo entre élites que no han tenido que experimentar el horror de la violencia armada. Temen que a sus tierras vuelvan combatientes armados a patrullar sus calles, que les prohiban transitar por sus campos libremente, porque si hay algo que la guerra hace bien, es demarcar zonas y limitar la movilidad de las personas.
Todo el mundo habla de petróleo, pero no con esperanza, sino con tristeza; pues pese a que se esperaba desarrollo, lo único que se logró fue la desaparición o contaminación de las fuentes hídricas.
El retorno al campo, a la ganadería y la agricultura es el consenso que se escucha entre los casanareños. volver a las raíces, retornar su cultura y modos de vida y subsistencia, es lo que desean. Para ellos el petróleo es cosa del pasado, no solo porque ya no se encuentra en las cantidades exageradas de Cusiana y Cupiagua, sino porque no están dispuestos a que se realicen nuevas exploraciones, como lo demostró la consulta popular en Tauramena, en el 2013 (19).
Es imperioso actuar, es necesario que todos los actores presentes en el Departamento, tomen decisiones de manera coordinada y bajo los mismos principios y metas, porque sino se cumplirá la frase que tanto nos impactó escuchar: “somos una sociedad sin futuro. Aquí no hay para donde coger”.
Desde Crudo Transparente, hacemos un llamado al gobierno local y nacional para que se le de una mirada real y constante al departamento de Casanare, que necesita una atención verdadera para solucionar los graves problemas en materia de salud, educación, vivienda, productividad económica, sequía y demás males que aquejan a esta región del país. No puede seguirse viendo el territorio, como una simple despensa de alimentos o recursos naturales, es imperioso una mirada social y humana.
También le hacemos un llamado a la industria petrolera, sobre todo a la privada, para que abra sus puertas para conocer sus programas, sus iniciativas de desarrollo local, porque como lo pudimos constatar desde Crudo Transparente, son organizaciones cerradas, silenciosas y distantes, que tienen recelo de compartir su información, porque temen ser señaladas. Entre más abiertas y transparentes sean sus procesos tanto productivos como sociales, las comunidades estarán más receptivas a la industria.
Redactores: @prietoramosy y @avferro
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1) Gobernación de Casanare, (2016, abril 19), “Reseña histórica”, [en línea], disponible en: http://www.casanare.gov.co/?idcategoria=1175
2) Gobernación de Casanare, (2013, julio 3), “Gobernación felicita a Casanare por sus veintidós años como departamento”, [en línea], disponible en: http://www.casanare.gov.co/?idcategoria=27147
3)Aguilar, Orlando; Galeano, Carmen y Pérez, Leonel, (s.f.), “Petróleo y desarrollo Historia del petróleo”, [en línea], disponible en: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/faunayflora/orinoco/orinoco14a.htm
4) Sullivan, Allanna, (1996, enero 3), “Cusiana convierte a Colombia en el sueño de las petroleras”, [en línea], disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-385990
5) Ecopetrol, (2014, octubre 2), “Planta de gas de Cupiagua alcanza récord en producción de gas natural”, [en línea], disponible en: http://www.ecopetrol.com.co/wps/portal/es/ecopetrol-web/nuestra-empresa/sala-de-prensa/boletines-de-prensa/Boletines-2014/contenido/Planta-de-gas-de-Cupiagua-alcanza-record-en-produccion-de-gas-natural
6) Dinero, (2013, agosto 21), “El hallazgo de Cusiana”, [en línea], disponible en: http://www.dinero.com/edicion-impresa/caratula/articulo/el-hallazgo-cusiana/182421
7) Instituto de estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ), (2013), “Petróleo”, [en línea], disponible en: http://ediciones.indepaz.org.co/wp-content/uploads/2013/06/Petroleo-Generalidades_de_la_industria_petrolera_en_Colobia-Revista_Indepaz_2013.pdf
8) Departamento Nacional de Estadísticas (DANE), “Indicadores demográficos y tablas abreviadas de mortalidad nacionales y departamentales 1985 – 2005, serie Casanare”, [en línea], disponible en: http://www.dane.gov.co/index.php/poblacion-y-demografia/series-de-poblacion
9) Ibíd, serie Bogotá
10)Durea, Francoise y Goueset, Vincent, (2001), “El proceso y sus consecuencias sobre el poblamiento de las ciudades petroleras: realidades y representaciones colectivas en el caso de las ciudades de Casanare, Colombia”, [en línea], disponible en: http://www.ub.edu/geocrit/sn-94-76.htm y Departamento Nacional de Estadísticas (DANE), “Proyección 2005-2020” [en línea], disponible en: http://www.dane.gov.co/index.php/poblacion-y-demografia/series-de-poblacion
11) González Bottia, Hernando, (2005), “Ensayos sobre economía regional”, [en línea], disponible en: http://www.banrep.gov.co/docum/Lectura_finanzas/pdf/2005_septiembre_a.pdf
12) Díaz, Hilda Lucia, La Cultura Llanera: Un análisis etno-semiótico”. en línea], disponible en: http://www.bdigital.unal.edu.co/7436/1/LA_CULTURA_LLANERA.pdf
13) Caracol Radio, (2013, marzo 20), “En Casanare han sido destituidos seis de ocho gobernadores”, [en línea], disponible en: http://caracol.com.co/radio/2013/03/20/regional/1363777740_862444.html
14) Arenas, Natalia, (2014, julio 30), “el nuevo y polémico mecenas de Yopal”, [en línea], disponible en: http://lasillavacia.com/historia/ciudadela-la-bendicion-48249
15) El Colombiano, (2010, julio 1), “Ecopetrol tomó control de Cupiagua”, [en línea], disponible en: http://www.elcolombiano.com/historico/ecopetrol_tomo_control_de_cupiagua-LVEC_95295
16) Prensa Libre Casanare, (2015, abril 16), “5.800 empleados en riesgo por crisis del petróleo en Casanare”, [en línea], disponible en: http://prensalibrecasanare.com/casanare/15538-5800-empleos-en-riesgo-por-crisis-del-petruleo-en-casanare.html
17) Gobernación de Casanare”, (s.f.), “Situación del consumo de drogas en Casanare sistema único de indicadores sobre consumo de sustancias psicoactivas”, [en línea], disponible en: http://www.odc.gov.co/Portals/1/modPublicaciones/pdf/CO03962014-suispa-consumo-drogas-casanare.pdf
18) Ibíd.
19) Prensa Libre Casanare, (2013, diciembre 15), “Tauramena dijo No a la exploración sísmica, perforación exploratoria, producción y transporte de hidrocarburos”, [en línea], disponible en: http://prensalibrecasanare.com/principal/9746-tauramena-dijo-no-a-la-exploraciun-snsmica-perforaciun-exploratoria-producciun-y-transporte-de-hidrocarburos.html
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