Introducción
La revolución industrial desarrollada en el siglo XVIII en Europa, y posteriormente en los Estados Unidos, cambió las lógicas de la economía: de una producción artesanal pequeña, se pasó a una a gran escala y masiva; generando así toda una transformación en los sistemas económicos, políticos y sociales. La mano de obra empleada en las labores de la industria generó una nueva clase social, los obreros, quienes frente a los desmanes a los que eran sometidos –jornadas laborales extenuantes, salarios bajos y condiciones poco dignas en los lugares de trabajo- se asociaban para exigir derechos y preservar intereses. Es bajo esta época que nacen los sindicatos: grupos de trabajadores que de forma voluntaria deciden unirse bajo un mismo objetivo, defender sus derechos e intereses frente a sus empleadores.
En Colombia, al igual que en las demás partes del mundo, el movimiento sindical nace en respuesta a los abusos que sufrían los trabajadores por parte de los dueños de las empresas y la falta de protección del Estado, debido a la carencia de leyes en esta materia. Las primeras décadas del siglo XX, vieron nacer los movimientos sindicales en forma de protesta por la situación de precariedad en la que se encontraban los trabajadores. Los primeros sindicatos fueron ilegales, clandestinos y fuertemente reprimidos.
Foto: “A la huelga compañeros“. Archivo: Ecopetrol (1927)
La historia de los sindicatos en Colombia, está marcada por la lucha, la criminalización y el ataque constante, tanto por parte de las empresas como por el Estado y los grupos armados de diverso espectro ideológico. El sindicalismo petrolero no ha escapado a estas dinámicas; de hecho, ha sido uno de los más fuertes y golpeados debido a la importancia del petróleo para la economía del país.
Debido a lo anterior, Crudo Transparente hace una breve historia de este movimiento social en el país, con el ánimo de comprender las dinámicas que se presentan en el sector petrolero desde todos los actores que están involucrados en él.
Historia del petróleo en Colombia
Los indígenas que habitan los territorios americanos, conocían del petróleo desde mucho antes de la llegada de los españoles, pero no le daba la importancia que suscitaría en el siglo XX y lo que va corrido del XXI. Para los pueblos aborígenes, esta sustancia viscosa, brotaba por sí sola de la tierra e inundaba grandes cantidades de tierras en diferentes territorios, tenía un olor fuerte, a veces desagradable y era utilizado para frotarse el cuerpo porque se consideraba que quitaba el cansancio y fortalecía las piernas, factor importante si se tiene en cuenta las largas jornadas laborales a las que se exponían.
Los procesos de conquista y colonización emprendidos por los europeos en tierras americanas dieron como fruto el análisis de varios territorios que contenían este líquido con el fin de determinar su calidad y posibles usos. Sin embargo, como para la época no había aún procesos industriales a gran escala que requirieran de estas fuentes de energía, era escaso el interés.
Para finales del siglo XIX, ya el mundo conocía de los beneficios y de la importancia del petróleo por su rápido nivel de combustión; situación que lo hacía apetecido por las industrias para llevar a cabo sus procesos manufactureros. En lo que hoy se conoce como Colombia, varias expediciones al territorio del Magdalena Medio, específicamente en la zona del Carare-Opón, se llevaron a cabo los primeros estudios serios sobre el petróleo que se tengan memoria.
La utilización de petróleo en Colombia comenzó a mediados del siglo XX, cuando, paradójicamente habiendo yacimientos de crudo, el gobierno de aquel entonces importaba el líquido para ser empleado en los alumbrados públicos de algunas pequeñas ciudades como Tunja y Bogotá[1].
El presidente Rafael Reyes, quien gobernó entre los años de 1904 y 1909, dispuesto a reducir los costos que implicaba la importación de crudo de Europa y Estados Unidos, ya que la demanda del líquido aumentaba conforme al crecimiento del país y descubriendo de nuevos usos, tomó la decisión de crear la primera política de hidrocarburos que el país tuvo y que se basó en el modelo de concesiones. Este método radicaba en que el Estado entregaría a empresas o personas con la capacidad técnica, la explotación de grandes porciones de tierras a cambio de una participación mínima en las ganancias y de lograr que el país fuera autosuficiente en materia energética.
Así, bajo este modelo, se desarrolló la tan polémica Concesión de Mares. La cual consistió en que a Roberto de Mares, ahijado de Reyes, se le otorgaba una concesión petrolera para explotar 512.000 hectáreas en la zona de Barrancabermeja[2].
De Mares, no contaba con los recursos económicos suficientes para llevar a cabo dicha empresa, razón por la cual realizó contactos con diversas empresas europeas y estadounidenses que ya tenían años de experiencia en la explotación petrolera en México. Luego de muchas visitas a la región, de análisis de muestras del crudo y demás, la Tropical Oil Company, empresa estadounidense de propiedad del magnate Rockerfeller, selló contrato para cederles la Concesión por 50 años[3].
El inicio de las obras de explotación generó la demanda de miles de hombres que se trasladaron a la región; pues se rumoraba que existía la posibilidad y obtener buenos salarios y estabilidad laboral en una empresa de renombre en el extranjero. La región del Carare, territorio donde se ubicaron los pozos y los campamentos, vio nacer a la ciudad de Barrancabermeja.
Barrancabermeja era un pequeño puerto a las orillas del Río Magdalena donde residían menos de 100 personas que se dedicaban a la pesca artesanal y a la agricultura a pequeña escala. El gran flujo migratorio de todas las regiones del país, creado por la explotación de crudo, llevó a que este pequeño caserío se convirtiera en el centro poblado donde confluían todos los trabajadores de la industria y donde se conformaron las primeras agremiaciones sindicales en busca de la reivindicación de sus derechos.
Foto: Scientific Electronic Library Online
Historia Sindicatos petroleros
En Colombia, la conformación de sindicatos petroleros remonta a los años 1920. Los trabajadores de la Tropical Oil vivían bajo condiciones extremas: el clima de la zona superaba los 35ºC, trabajaban más de 12 horas, los salarios eran bajos en comparación a otros del mismo sector en diferentes países del mundo, la economía de enclave [4] no permitía generar un intercambio monetario que se tradujera en desarrollo para las comunidades donde vivían los trabajadores, entre otros, fueron los detonantes de fuertes disputas con el Estado por la mejora de las condiciones de vida de los trabajadores.
La represión fue, y sigue siendo, un medio de las empresas y los gobiernos de turno para mantener el control de ciertas zonas donde el descontento social aumenta, en respuesta a las desigualdades económicas y sociales. Unos pocos se quedaban con las ganancias de lo trabajado fuertemente por otros. Barrancabermeja no escapaba a esta lógica. Existían en los años 20, tres cuarteles de policía y uno militar. La Tropical sentía temor porque sus operaciones se retrasaran o bloquearan, haciéndolos perder sumas importantes de dinero. Razón por la cual acudieron al Estado para que les reforzara la seguridad de los campos y de la ciudad y mantuvieran a los trabajadores bajo un estricto régimen [5].
Debido a esta fuerte represión y a las circunstancias de trabajo precarias en las que se encontraban, en 1924 los obreros iniciaron una huelga donde le exigían al Estado y a la Tropical, mejorar los salarios y proporcionarles condiciones laborales estables y dignas, que les permitiera salir de la pobreza en la que vivían. La huelga fue reprimida fuertemente luego de que representantes de la Tropical acordaron con el gobierno evaluar y mejorar las condiciones de los obreros[6].
Posteriormente, en 1927, varios de los obreros que habían participado y que fueron encarcelados en la huelga de 1924, volvieron a Barrancabermeja a continuar con su lucha. Frente a los incumplimientos de la petrolera en lo acordado con el gobierno y a la constante opresión de la fuerza pública, decidieron organizarse de nuevo e iniciar una nueva huelga.
Fueron varios las huelgas que sucedieron a estas dos anteriores, en la que se exigía exactamente lo mismo: aumento salarial, mejoramiento de las instalaciones de los campos donde vivían los obreros, jornadas laborales más cortas, entre otras que constantemente la empresa incumplía o se negaba a aceptar porque consideraba que le proporcionaba buenas condiciones laborales a sus trabajadores.
Para la época, no existía legislación que protegiera y respaldara a los sindicatos que estaban naciendo, situación que generó despidos y encarcelamientos a los miembros de estas asociaciones. Ser sindicalista, era una labor riesgosa y señalada.
Fue hasta 1935, cuando el gobierno del presidente liberal Alfonso López Pumarejo viró en torno a la protección de estas asociaciones y tomó medidas para regularlos y respaldarlos en sus peticiones [7]. Esta decisión llevó a que el Estado apoyara decididamente los reclamos de los trabajadores y se convirtiera en el mediador entre las empresas y los sindicatos para resolver los inconvenientes que se presentaban.
Luego de la legalización de los sindicatos, se presentaron nuevas huelgas significativas en los años 60, 62, 64, 71, 77 que fueron de a pocos debilitando el movimiento sindical; pues con el fin de cada huelga venían periodos de represión y de despido de trabajadores sindicalizados que hacían que estas organizaciones perdieran afiliados y fuerza política.
Los años ochenta y noventa revitalizaron el movimiento sindical con el descubrimiento de yacimientos de importancia como Caño Limón, en Arauca, y Cusiana, en Casanare. La lucha por la defensa de los trabajadores petroleros tomó de nuevo significado e importancia política para el país.
Nacimiento y fortalecimiento de la USO
En el año de 1923, en la clandestinidad fue fundada la Unión Obrera o la Unión Obreros, nombres dados en sus inicios al sindicato petrolero más grande del país: la Unión Sindical Obrera (USO). El fin de esta agremiación era defender a todos los trabajadores petroleros de la empresa Tropical Oil Company; ya que para ese entonces los trabajadores tenían sueldos bajos, las condiciones de higiene de los campamentos eran pésimas, mala calidad de la alimentación y el mal trato, eran las constantes en la industria petrolera.
Durante los primeros años de existencia del sindicato, la Tropical acudía constantemente a la fuerza pública para reprimir los brotes de huelga o paro que impulsaban. Líderes como José Calixto Mesa y Raúl Eduardo Mahecha dispusieron de sus conocimientos en la lucha obrera en el mundo y en otras industrias del país, para ofrecerles a los trabajadores de la “Troco” [8], servicios de asesoramiento y de abogados para tramitar ante el Estado las demandas de unas condiciones de vida justas. Como era de esperarse, la represión expulsó del territorio a estos dos personajes[9].
El 10 de febrero de 1923, se reunió la primera junta directiva de la Unión Obrera, donde se acordó la creación de un cuadro directivo, la cuota de afiliación para los trabajadores –sería inicialmente de 10 pesos, suma elevada si se tiene en cuenta que los salarios de la época eran en promedio de 1 peso- y las condiciones que debían demandarle a la Troco para el bienestar de sus afiliados y del total de los trabajadores de la industria petrolera en Barrancabermeja [10]. Para finales de ese año, el sindicato ya contaba con cerca de 2 mil afiliados y al año siguiente ya eran un poco más de 3 mil [11].
El fuerte activismo de la USO, junto con el nacionalismo que lo caracteriza desde su comienzo por estar fuertemente ligado a la ideología de izquierda, en defensa de los recursos naturales y de la expulsión de las multinacionales del territorio colombiano, impidió que en 1951 la Tropical accediera a una prórroga en la Concesión de Mares para seguir explotando el campo de Barrancabermeja. La Troco se vio obligada a entregarle al Estado el manejo total de la explotación en el nororiente del país, incluyendo todas las obras de infraestructura y de tecnología realizadas por la compañía para llevar a cabo el buen funcionamiento de los pozos y la refinería [12].
Con la negación de la extensión de Mares, la nación se vio en la necesidad de crear une empresa estatal dedicada a la exploración, explotación y comercialización de crudo. Es en este momento donde se crea la Empresa Colombiana de Petróleos, actualmente Ecopetrol.
La USO ha ganado importantes batallas en la lucha de la defensa de los derechos e intereses de los trabajadores petroleros en el país. Un ejemplo de esto, es la lucha que han llevado durante años los 67 sindicalizados dentro de la USO, seccional Arauca, quienes desde finales de la década de los 80, lograron una Convención Colectiva, en la cual la Occidental de Colombia (OXY), empresa operadora del Campo Caño Limón, que incorporó no sólo a los trabajadores de planta, sino también a todos los contratistas. En esta Convención se estipulan los derechos laborales, de educación, salud y vivienda que deben tener los trabajadores de la OXY para un buen desempeño de sus actividades [13].
Actualmente la USO cuenta con cerca de 10 mil afiliados en todo el territorio nacional. Tiene presencia en 18 municipios, de 10 departamentos. Es por excelencia el sindicato de los trabajadores de Ecopetrol y el que más agremia a trabajadores del sector petrolero. Su poder político y de negociación lo hace el tercer sindicato más fuerte del país.
Foto: MOIR (Movimiento Obrero Independiente Revolucionario)
El primer sindicato es la Federación Colombiana de Educadores (FECODE), cuenta con cerca 270 mil afiliados en los 1.100 municipios. Fue creado en 1962 y su poder político es fuerte, porque agremia a los profesores del sector público. Recientemente, promovieron un paro nacional para buscar mejora salarial y el mantenimiento de privilegios ya ganados.
El segundo es el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (SINTRAINAGRO), que agrupa a cerca de 300 mil trabajadores y cuenta con un poder político limitado.
Conflicto armado y sindicalismo petrolero
El sindicalismo en Colombia ha sido frecuentemente asociado a grupos de izquierda y guerrillas, por el hecho de su discurso nacionalista y de la defensa de la clase obrera. Este estigma ha llevado a que los actores armados, indistintamente su afiliación ideológica –guerrillas o grupos paramilitares-, así como agentes del Estado hayan atacado frecuentemente la lucha sindical. Esto ha generado cientos de muertos a lo largo y ancho del país.
De acuerdo a cifras oficiales, el sindicato de la USO es el tercer sindicato con mayor número de sindicalizados asesinados en el país desde el periodo de 1984 hasta la fecha; son 116 los asesinados, de los cuales 87 de estos casos, fueron ejecutados en la ciudad de Barrancabermeja[14].
De acuerdo a entrevista realizada por Crudo Transparente, todos los dirigentes de la USO en el territorio nacional, están cobijados bajo una sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos en la cual le exige al Estado colombiano dotar a estos integrantes del sindicato, con esquemas de seguridad ya que la ejecución de sus labores genera un alto riesgo para su vida. Sin embargo, afirman directivos regionales del sindicato, que pese a contar con apoyo institucional, aún carecen de las medidas adecuadas para llevar a cabo la defensa de los trabajadores y las comunidades donde existe explotación petrolera, pues constantemente son hostigados y amenazados.
Conclusiones
Sin lugar a dudas, los sindicatos han sido importantes para el país por la defensa férrea de los derechos y la promoción de los intereses de los trabajadores de los diferentes sectores económicos. Es de rescatar la lucha que han hecho los sindicatos petroleros por la dignificación de los obreros de este sector que se ven sometidos a condiciones difíciles producto de las zonas en las que se desarrollan estas actividades y por la importancia que tiene el petróleo para la economía colombiana.
Sin embargo, se evidencia que la protección y colaboración del Estado para llevar a cabo de manera exitosa esta labor, no ha sido siempre posible. Muchas veces, la protección de los intereses de las multinacionales ha prevalecido por encima de los intereses de los trabajadores.
El Estado también ha jugado un factor determinante en los niveles de violencia que deben enfrentar los sindicatos. El conflicto armado los toca y los afecta de manera directa y el Estado no les brinda la protección adecuada, como lo afirma el representante de la USO para Arauca, ya que las medidas de seguridad que les proporcionan son insuficientes y no son promovidas por el mismo Estado, sino por órganos internacionales.
CRUDO TRANSPARENTE
[1]Vega Cantor, R.; Núñez Espinel, A.; Pereira Fernández, A. Petróleo y protesta obrera, 2009, Bogotá, Colombia.
[2]Ecopetrol (s.f), “Concesión de Mares, origen de la riqueza petrolera en colombiana” [en línea], disponible en: http://www.documentopetroleoenergetico.com.co/sep_eco_9.html
[3]Opcit.
[4]Se habla especialmente de este tipo de economía cuando la actividad de explotación de un recurso, o de un mercado, en un país en vía de desarrollo, genera ganancias que no son invertidas ni le generan utilidad al país donde se está ejecutando. Todos los excedentes monetarios se transfieren a la casa matriz de la entidad, que casi siempre se encuentra localizada en un país desarrollado; dejando un panorama desolador al país donde se ejecuta la actividad, pues hay repercusiones de todo tipo: ambiental, social, económica y político que no se ven recompensados en nada porque ningún rédito monetario se queda en el país.
[5]Historia de los sindicatos en Colombia (s.f.), [en línea], disponible en: http://www.gerencie.com/historia-de-los-sindicatos-en-colombia.html
[6]Vega Cantor, R.; Núñez Espinel, A.; Pereira Fernández, A. Petróleo y protesta obrera, 2009, Bogotá, Colombia.
[7]Subgerencia cultural del Banco de la República, (2015) “Sindicalismo” [en línea], disponible en: http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/ayudadetareas/politica/sindicalismo
[8]Así se le conocía coloquialmente a la Tropical Oil Company.
[9]Vega Cantor, R.; Núñez Espinel, A.; Pereira Fernández, A. Petróleo y protesta obrera, 2009, Bogotá, Colombia.
[10] Ibíd.
[11]Ibíd.
[12]Ecopetrol (2014, 23 de septiembre) “Reversión de la Concesión de Mares” [en línea], disponible en: http://www.ecopetrol.com.co/wps/portal/es/ecopetrol-web/nuestra-empresa/sala-de-prensa/publicaciones/otras-publicaciones/cronica-de-la-concesion-de-mares/reversion-de-la-concesion-de-mares
[13]Información obtenida de entrevista realizada por Crudo Transparente a Edgar Pacheco Reina, representante de la USO en Arauca.
[14]Castaño, J.V. (2012), “Panorama del sindicalismo en Colombia” [en línea], disponible en: http://library.fes.de/pdf-files/bueros/kolumbien/09150.pdf
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