Opinión: El inmediatismo que nos mantiene en vías de desarrollo

 

Si existe un término para describir el ánimo de la economía del petróleo en Colombia sería “alarma”. No sólo el pronóstico de los precios señala un futuro de menos de cien dólares por barril, sino que las reservas del país “se acaban”. Se nos dice que solo hay seis años de reservas y según Francisco Lloreda, Presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo –ACP, el número de estudios sísmicos ha caído un 82 por ciento y la actividad exploratoria y perforaciones en 92 por cientoen el último año.

Un panorama nada alentador si se tiene en cuenta que Ecopetrol planteó una nueva meta de 800 mil barriles, que aunque más eficientes, preocupan altamente al sector y a la economía nacional. La industria, por medio de Lloreda, sugiere que el país no es competitivo pues el trámite de nuevas licencias de exploración es demorado; mientras que los reclamos de las comunidades a través vías de hecho y bloqueos, comprometen la producción de crudo; y los precios del petróleo se mantienen por debajo de los 70 dólares, golpeando la rentabilidad de las petroleras.

Teniendo en cuenta que la industria petrolera aporta el 23 por ciento de los ingresos fiscales de la nación y el hueco fiscal, actualmente estimado en 15 billones de pesos para el 2016, la situación es preocupante y requiere un replanteamiento.

El abanderado de la ACP urge al país con “nuevas medidas”, medidas inmediatas que estimulen la exploración y la producción petrolera. Se propone ajustar los costos de transporte en oleoductos, flexibilidad en los plazos de exploración y producción, reducir los anticipos de impuestos de renta y sobretasa CREE, disminuir la tarifa de retención en la fuente en exportaciones y la deducción temporal en impuestos de renta para la producción; e incentivos para la exploración de hidrocarburos (medida que proponen sea implementada a mediano y largo plazo).

Se estima que estas medidas devolverían a los empresarios petroleros cerca de un billón de pesos. Así el hueco fiscal de la nación seguiría creciendo, bajo el argumento de que “si le va bien a la industria le va bien al país.” Al tiempo que en las regiones, el temor por perder el empleo tal vez se equipara a la angustia de perder el agua o poner en riesgo la vida, como informamos en nuestro reporte especial sobre Casanare.

Mientras el Presidente de la ACP declara prácticamente una “emergencia” para ser atendida con “medidas urgentes”; en Crudo Transparente estamos preocupados, porque no hay claridad sobre la verdadera situación del sector a largo plazo. Si en realidad no hay suficientes reservas para garantizar nuestra autonomía energética para la siguiente década, ni el fracking, ni las “medidas de urgencia” resultarían estratégicas.

Cabe realmente preguntarse, por qué el país pareciera no tener una visión a largo plazo sobre el sector energético, sino estar pensando solo en apagar el incendio causado por la caída de los precios y la alarma del “fin de las reservas”. Las medidas urgentes solicitadas por Lloreda, al igual que su advertencia de que “cada día que pasa es más difícil atenuar el impacto de la crisis” presionan al Gobierno para entregar a la industria un paquete de beneficios pensando en la situación inmediata, y cuestionamos hasta dónde se piensa en el futuro (energético y fiscal) del país y de las regiones petroleras, que han ido perdiendo su mayor fuente de ingresos y de empleo. 

Crudo Transparente