100 AÑOS DEL PETRÓLEO EN COLOMBIA

Crónica de investigación. Agosto – septiembre 2018

Por: @Andrés Vargas Ferro

Colaboración por: PrietoRamosY

 

¿Qué fue de la vida humana hace 100 años? A la luz de la historia se podría pensar como en 1918, Rusia reconoce la independencia de Finlandia, como en ese año cayó nieve en Buenos Aires, mientras en Suecia se instauró el voto de la mujer. También en Colombia el 29 de abril, inició oficialmente el ciclo de la explotación petrolera, en el pozo La Cira de Infantas, en Santander.

 

42 barriles de crudo fue el registro de la primera extracción por parte de la multinacional Tropical Oil Company, “La Troco”. Pasar de menos de medio centenar de BPD, entrado el siglo XX a un pico de más de 1 millón de barriles en 2014, hacen que el sector cuente con una expansión de más de 23.000 veces entre nodo y nodo.

 

Pero la historia de la actividad petrolera en el país también es más que un repaso de la producción de barriles. Un vaivén que antes del descubrimiento de los grandes campos como Caño Limón en 1983 y Cusiana en 1991, el panorama energético estaba sumido al margen de la capacidad de extracción de petróleo, ya que se experimentó una fase de desabastecimiento entre 1975 y 1986. Es decir, no siempre hubo petróleo y no siempre fue una opción, ni mucho menos una obviedad como lo podemos vivir estas generaciones.

 

Parte del complejo industrial de la Refinería

 

También la mano de la actividad petrolera, acompaña la historia de regiones enteras, como el Catatumbo en Norte de Santander, Santander o Putumayo. Miles de familias colombianas han dependido de este sector por décadas. También se puede entrever, como en una línea de tiempo, cómo ha evolucionado la institucionalidad en Colombia junto con el sector: ¿cuál ha sido el rol de Ecopetrol y cuál el de las multinacionales? ¿Cómo se han visto afectados los pueblos originarios por la expansión de la actividad? (lee: “Los barí lucha por la defensa del territorio”) ¿Qué han sentido las comunidades aledañas y los gobernantes locales en distintas épocas de vacas gordas, vacas flacas frente a la extracción y poder fiscal? Y ¿cómo manejar un historial de pasivos ambientales? Que en tiempos digitales, la ciudadanía ve con mayor rigor y presión política.

 

Por el protagonismo del sector en Colombia, Crudo Transparente viaja al centro del país, al origen de la actividad petrolera para presentar un balance de cómo se encuentra Barrancabermeja, a tan sólo 22 kilómetros de la Cira Infantas “El pozo original”, pero también, epicentro del mayor desastre ambiental de la historia reciente del país: el Pozo Lisama 158, que afectó las quebradas La Lisama, Caño Muerto y el río Sogamoso, en marzo de 2018.

 

En la agenda del viaje entrevistamos a líderes sociales en la Ciudad para entender la percepción de la historia petrolera de la región y su importancia, accedimos a la Refinería de Barranca (la más importante del país en términos de producción con una capacidad de 230.000 barriles día) y hablamos con su Gerente Orlando Díaz, sobre el Plan de Modernización Refinería de Barrancabermeja (PMRB), que aún suscita profundas tensiones socio-económicas debido a que, “de los USD $6.000 millones de dólares que gastaría Ecopetrol en el PMRB, se estima que en la economía se generarían unos $26.340 millones de dólares en consumo inmediato y 7.900 millones de dólares en inversiones como resultado del efecto multiplicador”, según la Cámara de Comercio de Barrancabermeja (CCB) en un análisis sobre el tema en 2016.

 

La esperada inversión para los barranqueños, empresarios, trabajadores y prestadores de servicios del sector, quedó en veremos y en medio de un limbo financiero, debido a los efectos de la caída del barril en 2015 y al escándalo de Reficar, con los sobrecostos de más de 4.000 millones de dólares; por lo que la dirección de Juan Carlos Echeverry, expresidente de Ecopetrol, decidió congelar el PMRB. Mal cayó en el corazón de la Ciudad y más aún para el Sindicato (USO), como una bofetada en su propia casa, luego que él mismo Echeverry condiciona el PMRB sobre el decisión de hacer fracking en Colombia, a lo que se ha opuesto el Sindicato férreamente.

 

También visitamos La Lisama y el “Punto Cero”: el cráter de donde brotaron 550 barriles de petróleo, según Ecopetrol, en las inmediaciones de un predio privado dedicado al cultivo de palma. Pero con el agravante que más de 120.000 barriles de agua, lodo y aceite según publicó la Radio Nacional de Colombia, llegaron a los cuerpos de agua en la quebrada La Lisama. “Lluvias torrenciales impactaron los caños, por lo que pasó a ser una emergencia”, explica Rafael Espinosa del Comando de Incidentes de Ecopetrol en Barranca.

 

Zona de impacto de la tragedia Lizama 158

 

El “agua lodo” bajó hasta las laderas de los ríos y de ahí por 24 kilómetros manchando los cuerpos hídricos, hasta impactar el río Sogamoso y en donde murieron más de 2.400 animales, afectando gravemente la biodiversidad. Visitamos de igual forma, el resguardo en el Hotel Olga Lucía, para hablar con las familias reubicadas y verificar el trato recibido por parte de Ecopetrol, para garantizar su bienestar, como colombianos damnificados por la tragedia.

 

Son muchos los aristas que convergen en esta región de Santander desde el comienzo de la vida petrolera en el país, y para entender su actualidad, vamos por partes:  

 

Barranca y Refinería

 

Llegar a Barranca en el corazón del Magdalena Medio y a unos 114 kilómetros de la capital de Santander, Bucaramanga, es respirar calor y petróleo. Es ser testigo de cómo toda una ciudad, con aproximadamente 150.000 habitantes mantiene una relación vital con el recurso, se ve a donde se vaya: en las calles, se escucha en la radio y en lo que dice la gente; en las expresiones políticas como en los uniformes de los afiliados a la USO, tanto en las rutas del transporte que acercan a la Refinería. Es una ciudad totalmente petróleo dependiente a simple vista.

 

 

Valla en una calle de la Ciudad.

 

A simple vista también se nota como hay una brecha material desde lo laboral. Una, entre los que hacen parte de la Estatal petrolera Ecopetrol y los que no. Una ciudad opulenta para los petroleros; que portan carros de lujo, o filas de comerciantes informales, que supera el 54% según cifras de la CCB, que van con sus carros, pero de comidas, por las calles para conseguir su sustento.

 

Esa impresión histórica de Barranca igual petróleo, nos lleva a preguntarnos qué tanto ha podido superar esa petróleo necesidad la Ciudad, sobre la extracción y el refinamiento de crudo, como su principal actividad económica.

 

En la Cámara de Comercio de Barrancabermeja, Pilar Contreras, presidente ejecutiva, aclara que hay una emergencia social debido a la vaca flaca; la descolgada de los precios del barril de 2015 y 2016 y la cual dejó un legado de sobrevivientes. “Por la crisis se perdieron 20.000 empleos”, afirma Contreras, bajo un contexto de una reducción de un 40% de la contratación de Ecopetrol entre ese bienio, y en donde el 68% de todo el PIB del municipio, corresponde al sector extractivo.

 

Además, Contreras explica que cuando se junta la crisis por la no modernización de la Refinería, además de los precios, “La última encuesta hogar se hizo con el Centro de Estudios Regionales con apoyo de varias entidades de la Ciudad. Llegó un momento, del desempleo, en 25% y se movía entre el 20% y el 25% hoy en día quedó en el 23%”, eso habla de alrededor de unas 18.000 personas desocupadas en Barranca”.

 

Petróleo dependencia en términos de inclusión laboral sí la hay, más aún cuando el sector es prioritario siendo el que más plata trae a la Ciudad, según Conteras. No obstante la mayor concentración en número de empleos es el comercio que muchas veces es equivalente al ingreso de un mínimo. “Los negocios abiertos al público han logrado sostenerse y digamos que ya por cosas de la economía, los que están hoy son los que lograron superar un poco el bajonazo económico que tuvimos en años anteriores y hoy en día se mantienen”.

 

Qué entonces sí además de la tensión socioeconómica se le junta una expectativa de una inversión del PMRB. Según el medio Vanguardia Liberal en una publicación del 07 de febrero de 2016, expuso según el Comité de Gremios de Barrancabermeja, como los empresarios invirtieron $46.000 millones a al expectativa del proyecto. “Empezó a verse mucho movimiento. La gente empezó a acomodar sus garajes comerciales, parte de sus casas o a comprar predios para organizar locales cuyos arriendos estaban por el orden de los dos millones, más los gastos de servicios. Cuando va pasando el tiempo no se da el Proyecto de Modernización y se estanca la inversión; la gente se queda con arriendos muy costosos”, resalta Pilar Contreras como un ejemplo de la movida “que dejó en visto” a la Ciudad.

 

Cabe señalar a pesar que la modernización como tal se frenó. Se han hecho inversiones diferentes, para el correcto funcionamiento de las plantas y distintos complejos industriales de la Refinería. Liliana Pérez, comunicadora de Ecopetrol explica que: “En los últimos ocho años la Refinería de Barrancabermeja ha invertido USD$4.290 millones en proyectos de actualización y USD$1.913 millones en mantenimiento de las unidades de proceso para garantizar operaciones limpias, confiables, estandarizadas y rentables. Un total de USD$6.203 millones”.

 

Para profundizar en este tema visitamos las instalaciones de la Refinería para hablar directamente con Orlando Díaz, su presidente.

 

La Refinería

Parte del complejo de la Refinería en Barrancabermeja, Santander.

 

La Refinería es una ciudad dentro de otra y claro el alma de Barranca con 96 años de vigencia, “cuando inició las operaciones de refinación con unos alambiques traídos en 1922 desde Talara en el Perú”. Ahora, son 300 hectáreas, entre plantas industriales, barrios para trabajadores, casinos, tanques de almacenamientos, quemadores y 49 plantas de proceso y la cual recibe crudos de todo el país, para producir: licuados, gasolinas, industriales y fuel oil.

 

Orlando Díaz es presidente de la Refinería, ingeniero químico y quien ha trabajado en Ecopetrol desde hace 38 años. Según Díaz, la parte de las inversiones regulares para la competitividad, automatización y vigencia de la Refinería “termina cuando caen los precios en 2015”. Ahora las variables según el directivo que impiden el ambicioso plan, del cual no se alcanzó a contratar ni un sólo obrero para su construcción, estaban sujetos a una mayor capacidad exploratoria, lo cual empata con la crisis de los precios en 2016, en donde en promedio el barril estaba por debajo de los 30 USD y congela la posibilidad de encontrar campos promisorios. Más aún cuando en ese año, según Datos Abiertos: Gobierno Digital Colombia se realizaron 21 pozos exploratorios, mientras que en la bonanza de 2012 y 2013, 246.

Recuperado de Bloomberg, precios del barril en 2016.

 

La Refinería en sí ha cambiado mucho desde sus inicios en los años 20. Paso de “La Troco” en los años 50, para revertir en Ecopetrol, de la mano de la estatalización de la empresa y así quedar bajo el mando nacional. Cuenta con 49 unidades de proceso y 250 tanques.

 

Según su presidente “Siempre está en constante modernización”, por ejemplo de 2003 a 2015 se han construido 8 plantas nuevas. En la actualidad se encuentran cerca de 1.700 trabajadores en la refinería, algunos han crecido profesionalmente desde los años 70 y 80 de la mano del SENA, mientras que a la fecha, “todos son profesionales de diferentes universidades del país, la modernización no está en las máquinas sino en la capacitación del personal”, explica Díaz.

 

Se han invertido aproximadamente 4.000 millones USD en los últimos 8 años. La Refinería está totalmente sistematizada y digitalizada. Antes sus procesos eran a presión de aire.

 

1.700 personas están vinculadas directamente con la Refinería. No obstante a pesar de la amplitud en la capacidad de empleo y de ser el motor socio-económico de Barranca y el corazón productivo e industrial de la Ciudad, no todos lo ven con los mismos ojos. La Refinería también recoge las críticas de los ciudadanos ya que las demandas sociales recaen en el gobierno local, pero también en la Refinería, a modo de un paternalismo que enfatiza la petróleo dependencia en la Ciudad y un mayor grado de responsabilidad en el bienestar de los habitantes, ¿pero hasta donde? y ¿qué tanto se sienten como marginados aquellos que no tienen directamente una vinculación o beneficio de parte de Ecopetrol?

 

El señor Víctor Peña (al cual se cambió el nombre con el ánimo de proteger su identidad) barranqueño, líder social desde hace más de 10 años, miembro de la Comuna 4 de la Ciudad y el cual nunca ha tenido un vínculo con Ecopetrol, explica que hay una separación social profunda entre la Estatal y las necesidades más inmediatas de la gente. Es como dos clases de ciudadanías; los que están y los que no están vinculados con la Empresa, en donde además Peña señala que el vínculo entre el sindicato USO y la empresa no representa ni soluciona, “un sindicato que es el puente entre la comunidad y Ecopetrol no se ve reflejada”.

 

Víctor dice que no todos los ciudadanos gozan del beneficio social que la refinería ha construido, menos cuando la repartición de la “plata petrolera” producto de la mermelada o el más reciente Sistema General de Regalías (SGR) entró en vigencia para dar la posibilidad de repartir, los ingresos extractivos, entre todos los municipios del país.

 

Peña explica que: “Ecopetrol tiene los mejores servicios médicos. La USO puso el grito con los pensionados de la empresa -que cómo es posible que no le presten el servicio. ¿Pero el resto? Llevo más de 20 años en la ciudad y nunca he visto que hayan atendido a personas externas. Toda la vida Ecopetrol con clínica y no atienden a un Barranqueño”.

 

Parece entonces que en la Ciudad se profundiza esa doble ciudadanía, ¿pero qué tanto le corresponde a Ecopetrol? y ¿qué tanto atender las necesidad de un Estado Social de Derecho al gobierno local? Lamentablemente pedimos una cita con el alcalde Darío Echeverry, quien ha sido investigado por presuntas irregularidades en su proceso de revocatoria, le escribimos el día 26 de abril de 2018 y lo llamamos repetidamente incluso a nuestra llegada, pero no fue posible encontrarnos con el mandatario, debido a que no hubo una respuesta por parte de la Alcadía.

 

Otro de los temas que pudimos conversar con el líder social es que mucha de la comunidad está esperando cortar con esa dependencia petrolera en materia económica pero no hay tales opciones claras. Pilar Contreras, la directora de la CCB afirma que el turismo es la apuesta para “despetrolizar” la economía de Barranca. No obstante en un recorrido por el municipio no evidenciamos complejos turísticos claros, salvo un par de parques municipales un malecón y el museo del petróleo a las afueras de la Ciudad.

 

Nosotros aquí no tenemos mucho turismo. El gobernador pasa un recurso para una gran piscina de olas y hasta el día de hoy no ha sido terminada. Imagínate ya lleva dos años y es cerca de la Ciudad. Yo en lo personal no lo veo. Aquí el Malecón está muy bonito, pero se camina en 15 minutos. Gracias a Dios ya está el tema del malecón, pero hay microtráfico. Digamos en la parte turística podría servir, pero tu miras y no está el desarrollo. Aquí hay dos o tres balnearios con piscina, pero no es un gran centro turístico. Los domingos está el paseo en lancha por el río, pero no es nada consistente.  En el parque Chicamocha te gastas un día recorrerlo y en Bucaramanga hay más turismo”, resalta Peña.

 

Parque infantil en Barranca.

 

Ahora entonces qué va a pasar con la Refinería si los más recientes pronósticos de la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) calculan el abastecimiento petrolero en el país en un máximo de 7 años, siendo optimistas. La población está dividida entre quienes quieren dar el salto a renovables y quienes aún mantienen la esperanza fósil en un recurso que mal que bien, algún día llegara a su fin.

 

La Lisama, el punto cero de la tragedia socio-ambiental

 

A unos pocos kilómetros de Barranca, en las inmediaciones del corregimiento La Fortuna está el pozo Lisama 158, en donde decenas de barriles de crudo impactaron las quebradas Caño Muerto y La Lisama en marzo de 2018 y aunque la ONU clasificó el daño ambiental como “medio bajo”, según Juan Carlos Bello coordinador del programa Ambiente en Colombia, si puede ser catalogado como uno con las mayores afectaciones en la historia petrolera del país, incluso el crudo pudo medirse en el río Sogamoso.

Esta es una zona que concentra distintos tipos de biodiversidad de importancia para el país, por su fauna y su flora, hay distintos tipos de aves, monos araña y felinos como los tigrillos. También habitan familias campesinas que se han asentado cerca a las orillas de los ríos para pescar. Ambos, la gente y la naturaleza se vieron afectados por el afloramiento que se da en un pozo que estaba sellado operativamente y en abandono desde 2006 y que de un momento a otro erupcionó como volcán.

 

La falta de monitoreo en el pozo abandonado tuvo que ser subsanada por grandes esfuerzos, preocupación e intentos por mitigar los impactos del afloramiento que empezó el 2 de marzo de 2018 y en donde el equipo de la Estatal trabajó durante más de tres meses para lograr la contención de la emergencia; con 14 puntos de aforamiento identificados conforme explica Juan Pablo Padilla, jefe del departamento de Producción Gerencia de Mares. Según la empresa, las lluvias torrenciales súbitamente ubicaron la emergencia de una categoría baja a una media, ya que el lodo sumado al aceite logró superar todas las barreras de contención y la misma agua iba ensanchando el cráter de donde emanaba el hidrocarburo del subsuelo.

 

 

Ecopetrol afirma que 2.892 especies fueron rescatadas -53% peces y 31% reptiles- del cual el 98% fue liberado a su hábitat natural. Además adelantaron un convenio con el Instituto von Humboldt con 30 investigadores expertos en biodiversidad, para ejecutar un proyecto de restauración integral en el corregimiento y la zona afectada.

 

 

 

Foto 1 del cráter de empación “Pozo 0”, a unos 220 metros del pozo 158.

 

Foto 2 del cráter de empación “Pozo 0”.

 

Tres gerencias de Ecopetrol incluida la Central y la de Mares se concentraron en el plan de acción. 9 retroexcavadoras iban alistando el terreno y Padilla explica que se logró obtener un inventario de más de 19.300 árboles para facilitar el plan de contención y recuperar la zona, que consistió además en un seguimiento al entorno social a partir de: evaluación de damnificados, estados de salud, reubicación de las familias, suministros y por supuesto el control del derrame.

 

Esto con 800 personas que atendieron la emergencia según Julia Celina Angulo, jefe de entorno regional Central; 630 de la comunidad por medios de las Juntas de Acción Comunal (JAC) y 165 pescadores.

 

Medidor de gas en el ambiente. En punto cero de la emergencia La Lisama.

 

Aproximadamente 23 familias fueron reubicadas con un esfuerzo institucional en conjunto con la Policía Nacional, mientras se continuaban las labores que se adelantaba en mayo de este año, entre las que seguía la limpieza del terreno y medir la calidad del aire y el suelo para el bienestar humano y mientras el salvador de la tragedia el Snubbing Unit, equipo especializado de alta presión, permitía el sellamiento del pozo -nuevamente-, para fortuna de todos.

 

Crudo Transparente se reunió con algunas familias afectadas por la tragedia en el Hotel Olga Lucía a pocos minutos del epicentro, en mayo de este año. Son familias campesinas, que viven de la granja, la pesca y que han conocido el río de generación en generación. Muchos son colonos y su relación con la tierra es especial debido a la conexión con la naturaleza, lejos de lo que uno pueda conectar en la Ciudad.

 

Aunque el esfuerzo y la responsabilidad de la empresa en la emergencia permitió continuar con el acceso a la salud, la educación de niños y atención social a la población adulta gracias a escuelitas y los containers de salud adaptados para la prestación del servicio, muchos de los afectados se sentían con una sensación incómoda y de incertidumbre, por la desconexión súbita de su hogar.

 

 

Jardín infantil adecuado a pocos metros del epicentro.

Al llegar el hotel vimos como hay familias en todas los accesos del complejo. La mayoría se veían a gusto con el trato de la empresa, muchos estaban en la piscina jugando o recibiendo atención directa de trabajadores sociales de Ecopetrol que preguntaban sobre el estado de salud o sobre sus condiciones en general; la mayoría se veían satisfechos con el trato.

 

Para verificar un a simple vista, hablamos directamente con dos víctimas de la tragedia para profundizar en el relacionamiento de la Empresa con la gente. “Ecopetrol hasta el momento con nosotros lo que nos ha prometido lo ha cumplido. Por mi lado yo no tengo quejas. Ahorita reubicó la escuelita, muy bonito allá”, comenta Andrés Cárdenas (20 años), vecino de La Fortuna.

 

No obstante, las familias llegaron con una expectativa de estar en el hotel aproximadamente dos semanas y según Andrés Cárdenas ya llevan más de mes y medio. De igual manera no todos los miembros de la familia fueron reubicados, “mi tío y mi otro hermano no los sacaron porque supuestamente ellos no están en peligro, pero a mis abuelos sí los sacaron ¿por qué? Porque ellos ya son de la tercera edad y por el polvo de los carros y por tanta volqueta que había, entonces los reubicaron para acá. ¡Pero a mi hermano no! Y es la casita que queda en todo el frente de la salida ahí de 158”.

 

Indudablemente lo mínimo que puede hacer la empresa es un trato digno e integral a las víctimas, tras la responsabilidad en la falta de monitoreo que llevó a que un pozo sellado desbordara en petróleo y lodo, con el agravante que otros pozos se suban nuevamente de presión en el área. De igual forma Andrés y muchos otros están esperando que pase la fase de descontaminación, para que prosiga la reubicación y

muchos esperan ser contratados con Ecopetrol, junto con una indemnización o compensación económica, “dejemos todo limpio entonces ahí miramos qué daño y perjuicio, si los vamos a reubicar, si de pronto ustedes quieren un proyecto de piscicultura. Entonces pues nosotros dijimos “ah listo”, estamos a la expectativa de ellos”, señala Cárdenas sobre qué ha comentado la Empresa frente a las compensaciones que con derecho, tiene la comunidad.

 

Deisy Triviño (55 años) es otra damnificada, pescadora, lideresa comunal y quien tenía su hogar a tan solo a 140 metros de la orilla de la quebrada y quien de igual forma vivió una separación de su núcleo familiar. “La afectación no vamos a decir que es para todos, pero sí nos afectó. A mí solamente me dieron salida para la niña y para mí, y allá quedó mi hijo con dos hijos pequeñitos, hay uno que es David Matías que no tiene sino dos años y yo pregunto, está muy pequeño ese niño allá con gripa, erupciones y la tos”.

 

“La verdad uno se siente muy afectado porque es que el cambio es drástico. Lo que sucedió uno nunca se lo espera y uno nunca ve más allá de lo que pueda suceder. La naturaleza es muy compleja, suceden cosas que uno nunca se las espera, pero la verdad es que el impacto fue muy fuerte, tanto para la comunidad como para el medio ambiente”.

 

De la finca a un hotel. Deisy Triviño siente desarraigo frente a lo ocurrido en La Lisama. “Aquí es como cuando uno coge un pajarito y lo mete en una jaula de oro”.

 

Deisy explica que esta coyuntura a pesar que tenga un gran tinte de tragedia es una oportunidad para mejorar el trabajo de relacionamiento entre la empresa y la comunidad. Explica que no sólo es la plata de las regalías, que llega al municipio y que a veces queda en el olvido y en los malos manejos de las alcaldías. Es que con la empresa también pueda haber una conexión más profunda y con un mayor compromiso, “no hemos tenido como ese contacto directo con Ecopetrol y pues nos hemos sentido un poco mal en ese sentido porque lo ideal es que hubiera como esa química entre empresa y comunidad, que debería ser lo ideal”.

 

Además por qué vive gente tan cerca de un pozo petrolero, Deisy no se explica, “Ecopetrol, municipio, gobernación y Estado como tal, tienen que mirar las comunidades que están ahí, que están a flor de piel para conseguir cualquier afectación en cualquier momento, y la que van a llevar todas las consecuencias son las comunidades. Yo personalmente lo digo, en un campo petrolero como es el de Lizama, no debería existir población que está alrededor y puede ser impactada. Este no es un lugar adecuado para que el ser humano esté”.

 

Las víctimas esperan ser compensadas y pronto ser reubicadas a zonas seguras lejos de lo que pudo cobrar vidas humanas. Muchos esperan los proyectos productivos mencionados por la empresa, fuera de algún tipo de economía extractiva.

 

El Valle del Magdalena Medio en Santander es fuente de toda la historia petrolera en Colombia. Su crecimiento y capacidad de hacer de la actividad extractiva, un proceso industrial acompañado de la Refinería. También son ciudadanías divididas entre lo que están vinculados a Ecopetrol, los que prestan los servicios al sector y los que están en el último eslabón de la cadena, rozando la economía petrolera.

 

Es la naturaleza acompañada de un calor radiante y susceptible a tragedias como esta y en donde la ciudadanía piden o mejor exige, un acompañamiento constante, para que no se repita un Lisama 158.

 

Crudo Transparente por un sector minero-energético abierto, informado y responsable.