El empedrado camino hacia la seguridad energética

A la crisis de los precios se ha sumado el anuncio de que solo hay petroleo para seis años, se exigen acciones inmediatas, pero ¿se piensa en el futuro?

La constante caída de los precios de crudo desde mitad de 2014, ha tenido efectos negativos, tanto en las principales economías, como en las menos consolidadas. La reducción de los beneficios derivados del sector de los hidrocarburos, genera un efecto en cadena de pérdidas en todos los niveles de la industria y en las arcas de los gobiernos. Esta crisis a causa de la sobreoferta derivada, en parte, de la implementación masiva de técnicas no convencionales de explotación de hidrocarburos como el fracking – fracturación de rocas minerales con agua a presión; se ha visto impulsada aún más por las agresivas políticas de gigantes productores como Arabia Saudita, quien en busca de mantener su cuota de participación en el mercado global, ha decido junto a la OPEP mantener intacto la producción (cerca de del 36 por ciento).

En Colombia, un país en el que más del 40 por ciento de las exportaciones corresponden a hidrocarburos, el impacto de la crisis se ha sentido especialmente en las zonas de explotación. Las alarmas se han prendido ante el panorama de la industria a nivel nacional: el Estado calcula una reducción de la renta por petróleo de 20 billones de dólares en 2016, aún cuando las previsiones globales apuntan a una leve recuperación de los precios del crudo.

Medidas adoptadas para afrontar la crisis: enfoque en yacimientos costa afuera y no convencionales

Como consecuencia de la destorcida de precios, los líderes del sector han encendido las alarmas frente a este tema. Según afirmó el presidente de la Asociación Colombiana de Petróleo (ACP), Francisco José Lloreda, es muy probable que este año se mantenga la producción en cerca de un millón de barriles.Sin embargo, parece inevitable que desde 2016 haya una caída continua en la producción llegando a 2018 en 785.000 barriles y hacia el año 2022 en más o menos 670.000 barriles.

De acuerdo con los líderes gremiales, las cifras de la exploración tampoco son positivas. A comienzos de este mes, Rubén Darío Lizarralde, el presidente de la Cámara Colombiana de Bienes y Servicios Petroleros (Campetrol),  aseguró que el país podría entrar en un círculo vicioso: “Si yo no hago sísmica y si no perforo, si no busco el petróleo donde se supone que lo hay, en unos seis o siete años no voy a tener crudo, voy a ser importador”.

En línea con lo anterior,  la sísmica – actividad previa a la perforación, también ha caído en un 92 por ciento. De hecho, de 10.000 kilómetros de sísmica ejecutados entre enero y abril del año pasado, este año se han ejecutado 800 kilómetros. Por el lado de la perforación, según Lloreda, “en los primeros meses del año pasado hasta abril, fueron 52 pozos perforados y a la fecha, llevamos perforados nueve”, es decir, una caída de 82,6 por ciento.

Las medidas adoptadas hasta ahora por el Gobierno central para enfrentar la situación, se han enfocado en dos aspectos: garantizar que se va a mantener la producción y facilitar la competitividad del sector, mediante la reducción de costos de explotación y exploración. Lo anterior, en palabras del Ministro de Minas y Energía, Tomás González, tiene como fin darle mayor solidez en el mediano plazo al sector minero energético.

 Durante su intervención en el XI Congreso de Cinmipetrol realizado en mayo, el titular de esa cartera aseguró que para el 2018 se espera que el país haya entrado de lleno a la explotación costa afuera y a la industria de los hidrocarburos no convencionales.

El panorama nacional de la explotación off shore ha mostrado señales positivas. Las autoridades, señalan que en el Caribe colombiano hay una cadena de yacimientos de hidrocarburos cuyo tamaño podría ser muy importante. Esa proyección se ratificó con un  importante hallazgo en el proyecto Orca que adelantan Ecopetrol, Petrobras y Repsol cerca de La Guajira.  Adicional a ello, Anadarko, una de las principales compañías que se dedica a la explotación costa afuera, tiene en Colombia la mayor apuesta en sísmica off shore del mundo. Así las cosas, la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP) ha declarado que los recursos en altamar podrían ser la fuente más grande de crudo para el país en la próxima década.

De ahí que una de las medidas adoptadas por el Gobierno hayan sido las zonas francas,incluidas en la reforma tributaria aprobada en diciembre de 2014 y en el decreto 2682, que estableciólas reglas para la creación de zonas francas permanentes costa afuera, para actividades de explotación de hidrocarburos.

Por otro lado, el ministro González dijo que el otro frente esperanzador es en los proyectos no convencionales.Actualmente, la Agencia Nacional de Hidrocarburos cuenta con seis bloques subastados con potencial para yacimientos no convencionales en Colombia, principalmente en el Valle del Magdalena Medio y el Catatumbo. Lo anterior significaría la implementación del fracking o fracturación hidráulica como técnica para obtener los hidrocarburos no convencionales,  que se encuentran contenidos en rocas de esquisto. No obstante, aún no se conoce exactamente cuál es el  verdadero potencial que podría tener el país en materia de no convencionales, hay proyecciones que indican que las reservas podrían aumentar hasta tres veces y llegar a los 3.000 millones de barriles.

Por su parte la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH) adoptó delAcuerdo 02 de 2015 para extender los plazos del periodo exploratorio y trasladar la inversión de un bloque a otro, siempre que no se reduzca el monto de inversión pactado.

Asimismo, el Plan Nacional de Desarrollo contempla en sus artículos instrumentos para impulsar y asegurar las inversiones de exploración y explotación haciendo más flexibles los compromisos contractuales y asegurando que el sector minero energético siga estimulando el desarrollo del país.

Finalmente, el pasado jueves  28 de mayo, el presidente Juan Manuel Santos hizo el lanzamiento oficial de Plan de Impulso a la Productividad y el Empleo o PIPE 2.0, que contempla medidas contractuales y de promoción, con el fin de mejorar la competitividad para la industria de hidrocarburos. Estas medidas, están alineadas con las adoptadas previamente por distintas autoridades gubernamentales en el sector.

Es así como la implementación de las medidas busca incentivar el desarrollo costa afuera, ajustando  las condiciones económicas de los contratos firmados antes de 2014. Adicional a ello, se pretende estimular la actividad exploratoria mediante la igualación de las garantías para todos los contratos, ampliando el plazo de fase exploratoria y permitiendo el traslado de inversión hacia áreas de mayor potencial. El PIPE 2.0 también procura una mayor producción y aumento de reservas mediante la promoción de asignación de las áreas con poco conocimiento y  la facilitación su conversión para posterior explotación.

 

 

Asimismo, el Ministerio declaró que se reducirán los requisitos de capacidad técnica y operacional para la asignación de nuevas áreas, respondiendo a las características de cada yacimiento,  aclarando que la institucionalidad y las normas siguen siendo rigurosas y serias, pero adaptadas a las realidades del mercado y a la coyuntura actual.

Plan Energético Nacional: Ideario Energético 2050: ¿visión a largo plazo?

El Plan Energético Nacional Colombia: Ideario Energético 2050, formulado por la Unidad de Planeación Minero Energética, tiene como principal objetivo lograr el abastecimiento interno y externo de energía y minerales de manera eficiente, con el mínimo impacto ambiental y generando valor para las regiones y poblaciones.

Según el documento, a diciembre de 2013, las reservas de petróleo probadas, probables y posibles en Colombia ascendían a 3.154 millones de barriles, de los cuales 2.444 millones de barriles eran reservas probadas. Teniendo en cuenta la acumulada (368 millones de barriles), existe una razón reservas producción (R/P) igual a 6,6 años.  Por otro lado, con respecto al gas natural, a cierre del año 2013 Colombia reportó unas reservas totales de 6.41 Tera-pies cúbicos de los cuales 5.51 corresponden a reservas probadas.

El documento, que indica las pautas y líneas de acción recomendables a seguir para el sector minero energético, señala que  la incorporación de nuevas reservas prolongaría el periodo de autoabastecimiento y mitigaría parcialmentelos efectos nocivos que tendría una baja en los precios internacionales. Sin embargo, precisa que en Colombia no se han descubierto campos con capacidad de producción mayor a los 500 millones de barriles por más de dos décadas. Por lo anterior, además de continuar con los esfuerzos en materia de exploración, es de suma importancia diversificar la oferta de hidrocarburos, mediante la incorporación de hidrocarburos no convencionales.

Las proyecciones de la industria de hidrocarburos y el crecimiento económico

En un estudio de la Unidad de Planeación Minero Energética, Upme, realizado junto con  Fedesarrollo, sobre el futuro de la industria de hidrocarburos, se presentan tres escenarios: de base, de escasez y de abundancia, en los cuales  se evidencia una producción a la baja en el mediano plazo, alcanzando su nivel máximo en los próximos tres años y posteriormente, cayendo a  diferente ritmo por los siguientes 15 años.

Según concluye el estudio, algunas de las variables que llevarían al país a disminuir el PIB un 1,2% o a aumentarlo en 0,2% dependen de las decisiones que tome el Gobierno ahora para apoyar al sector. Para la institución, se deben mejorar los tiempos de las licencias ambientales, la seguridad y la gestión con las comunidades, además de incentivar la producción de hidrocarburos no convencionales y de yacimientos offshore.

La transición energética

En el Plan Energético Nacional Colombia: Ideario energético 2015, se reconoce la creciente tendencia hacia la transición energética, en la que la sociedad cambia sus patrones de consumo de energía, caracterizada por un cambio hacia energías renovables como principal medio de producción energética, reduciendo progresivamente la producción basada en combustibles fósiles y carbón.

El informe da cuenta del cambio en el que las energías renovables, como la eólica y la solar, han penetrado en el mercado gracias a los estímulos gubernamentales, que apuntaron a reducir sus costos de producción y han alcanzado el punto de madurez, en que sus costos de fabricación son decrecientes, la tecnología eficiente y los modelos de distribución viables. Sin embargo, afirma que los esfuerzos por mejorar las técnicas de producción de hidrocarburos, la recuperación mejorada y las técnicas de fractura hidráulica; han generado nuevas expectativas que podrían equiparar e incluso superar los progresos en las renovables. Si se suman las presiones de la industria petrolera sobre la legislación para no perder su mercado y los efectos de la pérdida de empleos, al costo que implica el cambio hacia las energías no renovables, el panorama de la transición se hace menos claro.

En Colombia, esta tendencia no ha provocado cambios significativos en la política energética. Fue hasta el año pasado que se expidió la Ley 1715 de 2014, que busca promover la integración de fuentes no convencionales (FNCE) en el sistema energético nacional, principalmente aquellas de carácter renovable: eólica, solar, geotérmica y la generada a partir de biomasa (materiales orgánicos como desechos agrícolas). La ley  reconoce que los factores como la extensión del territorio, la complejidad del sistema y la diversidad y dispersión de recursos renovables disponibles en las diferentes regiones, el aprovechamiento de aquellos recursos más abundantes en cada región; representan oportunidades para fomentar el desarrollo de nuevas actividades económicas y mejorar la calidad y la sostenibilidad de la prestación de servicios básicos energéticos.

A pesar de la potencialidad de algunas regiones, las proyecciones muestran que un escenario optimista, la participación de las renovables sería máximo de 15% en 2028. En el escenario menos optimista, las renovables tendrían una participación entre el 3% y 1%.

La transición energética en el mundo

Brasil

Brasil cuenta con uno de los mercados de energías renovables más amplios del mundo, pues ocupan cerca del 46 por ciento de la oferta energética del país, superando el 13 por ciento mundial. Brasil atiende el 85 por ciento de su demanda energética a través de energías renovables, principalmente derivadas de la caña de azúcar y los recursos hídricos, convirtiéndolo en líder mundial en energía renovable.

Uno de los mecanismos de impulso a las energías renovables es el Programa de incentivo a las fuentes alternativas de Energía – Proinfa, que contrató un porcentaje de la red integrada de energía exclusivamente para fuentes de energías renovable. Esto permitió y consolidó un amplio mercado de energías renovables dentro del país con inversión privada superior a los 3.000 millones de euros en el programa.

Otra de las fuentes renovables fomentadas es el biodiesel, para el cual se constituyó el Programa Nacional de Producción y Uso de Biodiesel (PNPB), una política pública integral alrededor de ésta fuente de energía. Promuve un plan social con ventajas económicas (exención de impuestos) para la producción local del combustible a partir de los cultivos nacionales de caña, especialmente los cultivos familiares, con el sello de combustible social (SCS).

La producción local de hidrocarburos se encuentra en ascenso en el país. Con producciones que se estiman en más de dos millones de barriles diarios, Brasil ha consolidad un aumento de su producción anual constante, tal y como lo indican los recientes datos expuestos por la petrolera brasilera, Petrobras.

Estados Unidos

A partir del paquete financiero aprobado por la administración Obama, con el fin de comenzar la recuperación económica del país por la crisis financiera mundial, las energías renovables se constituyeron en uno de los principales núcleos para la expansión. El impulso financiero de 787.000 millones de dólares, se focalizó principalmente en el crecimiento de la energía solar y eólica, por medio de una amplia deducción fiscal y el impulso al consumo de energía de fuentes renovables, como equipos de energía solar o automóviles híbridos.

De acuerdo con los datos suministrados por la EIA (Administración de información de energía de los Estados Unidos), los índices de consumo de energías renovables en Estados Unidos están alcanzando su máximo desempeño desde los años treinta, con un crecimiento promedio del 5 por ciento anual entre 2001 y 2014. Los principales sectores consumidores de energías renovables son el sector industrial  (24%), energía para las zonas residenciales (9,8%) y el sector de transporte (13%), el cual presenta el mayor crecimiento en el consumo de estas fuentes de energías en los últimos 10 años.

Sin embargo, el mayor problema para el crecimiento de las fuentes de energías renovables en los Estados Unidos es la red de transporte. Esta red, que no se ha modificado desde los años treinta, no cuenta con la capacidad de transporte ni el acceso a zonas de consumo importante de energía, como los principales centros urbanos, lo cual frena el crecimiento en el consumo y la generación de energía a partir de las fuentes renovables.

Este crecimiento, tanto en la producción como en el consumo de las energías renovables, ha ido de la mano de una expansión en la producción energética de los Estados Unidos, que ha visto su principal alza en la explotación local de petróleo, alcanzando sus máximos indicadores en cien años.

México

El enfoque reciente de la administración del Gobierno mexicano en términos energéticos se ha centrado en el crecimiento de la industria petrolera en suelo, marcando un cambio profundo en las políticas de “cambio energético” que la administración anterior había fomentado como pilar del desarrollo del país. La reforma incentiva la producción de hidrocarburos a través de la apertura al sector privado, por medio de concesiones de exploración y explotación, las cuales eran antes potestad exclusiva del estado mexicano por medio de PEMEX, la petrolera estatal mexicana.

Esta situación ha marcado la predominancia de los combustibles fósiles. Estadísticas del sistema de información energética de la Secretaria de Energía de México muestran que en 2014, el 86 por ciento de la energía consumida en este país provenía de la de la industria de los hidrocarburos, mientras que el 14 por ciento restante correspondía a las energías renovables.

México tiene amplio potencial para producir de energías renovables, como lo señala Eduardo Reyes, director de la estrategia en sector de energías e infraestructura de PwC (PricewaterhouseCoopers) de México, pero carece actualmente de un marco legal efectivo que permita la inversión en proyectos que permitan aprovechar la riqueza en la diversidad de condiciones para la explotación de energías renovables.

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Si se observa el enfoque de la política energética de Colombia y las acciones adoptadas a futuro, permanece la pregunta de si el crecimiento de la producción petrolera a corto plazo y mediano plazo es suficiente para compensar los altos costos sociales, ambientales y económicos de su implementación. 

María Camila Pinilla

investigación@crudotransparente.com