La revolución del fracking, en la coyuntura de los precios del petróleo

La fracturación hidráulica o fracking se ha posicionado como una forma alternativa de extracción de hidrocarburos a nivel mundial, en medio de un debate acerca de su conveniencia y sostenibilidad. Por un lado, sus detractores argumentan que deteriora el Medio ambiente y afecta la salud de las comunidades cercanas a las zonas de explotación. Mientras que en la orilla opuesta, un creciente movimiento al que se suman gobiernos, compañías privadas y ambientalistas, argumenta que es la respuesta a la demanda de hidrocarburos más limpios y a la garantía del abastecimiento de gas y petróleo en los próximos años.

Concretamente, el proceso del fracking consiste en la fracturación de una roca denominada esquisto la cual está conformada por láminas minerales de distintas procedencias (generalmente mica, grafito, entre otras), lo que permite que el gas y petróleo que se encuentra en esta roca sea liberado. Este tipo de hidrocarburos, contenidos en las rocas, se les conoce como no convencionales, aún cuando son exactamente iguales a los contenidos en yacimientos tradicionales o convencionales. Así, la principal diferencia entre los hidrocarburos convencionales y no convencionales es la forma en la que se encuentran almacenados.

El tipo de roca de esquisto, es encontrado a grandes profundidades del suelo, lo que supone grandes excavaciones para llegar a los yacimientos establecidos. Luego de alcanzar la roca, la fracturación es realizada a través de la inyección a alta presión de grandes cantidades de agua con aditivos químicos y arena. Debido a la alta presión con la que es inyectada, los hidrocarburos son extraídos con estas aguas mientras que gran cantidad queda en depósitos subterráneos.

La extracción de hidrocarburos no convencionales como el gas de esquisto, principal producto del fracking no es nuevo. Este proceso ha sido utilizado en la costa este de los Estados Unidos desde 1860, aunque el proceso moderno de fracking fue constituido en 1949 con la inyección de agua. La primera extracción comercialmente valida se produjo en 1998.

Su crecimiento y posicionamiento en los últimos 10 años hace relevante su análisis, toda vez que el 10 por ciento de las reservas mundiales de petróleo y el 32 por ciento de las reservas de gas corresponden a hidrocarburos no convencionales, según datos de la Agencia Internacional de Energía (AIE).

En explotación marítima, el fracking se ha utilizado ampliamente como método de “rejuvenecimiento” de yacimientos maduros, particularmente en la costa de California, en los Estados Unidos. De hecho, este país se ha convertido en el principal productor de hidrocarburos no convencionales, lo que lo ha catapultado como uno de los líderes energéticos mundiales. Datos de la AIE sitúan a Estados Unidos como principal productor mundial de gas y tercer productor de petróleo, detrás de Rusia y Arabia Saudita, impulsado por la revolución del fracking. El 60 por ciento de las reservas globales de hidrocarburos no convencionales están repartidas entre Estados Unidos, Rusia, Argentina, China y Libia. Así, los países con el volumen de producción suficiente para comercializar petróleo y gas de esquisto que se han unido a los Estados Unidos son China, Argentina y Canadá, único país que no integra la lista del 60 por ciento de las reservas mundiales de la AIE.

En Colombia, el Gobierno calcula que a través del fracking las reservas de petróleo y gas aumentarían seis veces las cantidades actuales y, a la fecha, ha adjudicado seis bloques de explotación de hidrocarburos no convencionales en Antioquia, Santander, Norte de Santander, Cundinamarca y Tolima. Sin embargo, ninguna de estas cuenta con el permiso de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales en respuesta a la fuerte presión de la sociedad civil y organismos gubernamentales relativas al débil aparato legislativo y a las consecuencias sobre el medio ambiente que supone la falta de control y garantías en la extracción.

El efecto del fracking en los precios del petróleo

La revolución del fracking ha contribuido al aumento de la producción de Estados Unidos que pasó de 5,6 millones de barriles diarios en 2010 a 9,3 millones a fines de 2014, el mayor nivel en 30 años. Este crecimiento produjo una sobreoferta a nivel mundial que, acompañada de una demanda que no crece al ritmo esperado, empujó los precios a la baja. Está reducción comenzó a mediados del año pasado, luego de que la cotización del barril de petróleo de referencia WTI alcanzara los 105,37 dólares y el Brent registrara 112,36 dólares por barril.

El exceso de oferta de crudo no es resultado exclusivo del aumento de la producción de EE.UU. A lo anterior, se suma la decisión de la OPEP de mantener los niveles de producción (que ascienden a 34 millones de barriles diarios, correspondientes al 35,27% de la producción mundial), como parte de una estrategia para proteger su cuota de mercado. Algunos analistas afirman que tras esta decisión parece estar Arabia Saudita, el mayor productor mundial de crudo, que crea un escenario que busca restar influencia de Irán en la región.

Esto ha generado una división en la OPEP, en la que Irán y Venezuela, economías que dependen altamente de la exportación de petróleo, han dialogado para formar un bloque en la organización frente a la política de Arabia Saudita.

Los analistas también señalan que podría ser una maniobra de Arabia Saudita para hacer contrapeso a Estados Unidos, por su creciente protagonismo en el mercado mundial petrolero.

El comportamiento de los precios en abril

Las dos primeras semanas de abril, el comportamiento en el precio del petróleo tuvo un rápido incremento. El crudo Brent (precio de cotización para Europa, África y Oriente Medio) registró un alza del 15% debido a las preocupaciones por los enfrentamientos en Yemen, país cercano a los canales marítimos que permiten el paso del petróleo para el comercio internacional por el Canal del Suez y hacia el Mar Rojo.

Por lo anterior, el pasado jueves 23 de abril, los precios del petróleo alcanzaron su nivel más alto en lo corrido del 2015 (el barril de WTI, precio de referencia del barril para Colombia, según la bolsa en EE.UU, alcanzó los 58 dólares y el Brent 65 dólares). Sin embargo, los factores que empujan al alza el precio — la crisis en Yemen y la reducción del número de plataformas activas de perforación en Estados Unidos, se han visto opacados por los inventarios globales de crudo y consecuentemente, se ha reducido el crecimiento del precio del petróleo.

Las estimaciones de los precios

Los analistas dieron sus proyecciones en el marco de la FT Commodities Summit en Lausana, Suiza. Ian Taylor, director del mayor operador petrolero del mundo, Vitol, dijo que probablemente se presente un descenso más en el segundo trimestre, aunque los precios no caerían por debajo de los mínimos de este año.

Bank of America Merrill Lynch (BofA) revisó al alza su pronóstico para los precios del petróleo en 2016, pero se mantiene pesimista debido al exceso de suministro, la debilidad de la demanda en Europa, China y los mercados emergentes, a causa de la desaceleración económica, el posible aumento de la producción de esquisto en Estados Unidos, originado por la recuperación de los precios, y las expectativas de un acuerdo nuclear con Irán que permitiría que el país persa retomara su capacidad de venta de crudo al mundo, lo que aumentaría la oferta y disminuiría aún más los precios.

Por su lado, el Gobierno colombiano se suma a la expectativa de crecimiento de los precios del petróleo, situándolo entre 60 y 70 dólares para los próximos años. Sin embargo, prevé una reducción en la renta petrolera de 20 billones de dólares en 2016.

El futuro de la industria del fracking es incierto

Distintas consultoras de Estados Unidos y los informes de la OPEP coinciden en que el ‘fracking’ puede ser insostenible y perder rentabilidad. Los precios bajos del barril están poniendo a prueba a la industria del petróleo no convencional, debido a características intrínsecas de su proceso: en primer lugar, la producción de petróleo a través de la fracturación hidráulica cae más rápido que con el petróleo convencional. Según cifras de la Agencia Internacional de la Energía, se necesitan 2.500 pozos nuevos al año para mantener la producción de un millón de barriles en el yacimiento de Bakken, en Dakota del Norte. En comparación, en Iraq apenas se necesitan 60 pozos para obtener los mismos resultados.

De otro lado, Drillinginfo indica que los pozos de gas producido con fracking reducen su producción entre un 60 y un 70 por ciento solo en el primer año, mientras que los pozos tradicionales la reducen un 55 por ciento en los dos primeros años; lo que obliga a las empresas a reinvertir en nuevos pozos constantemente para mantener la producción. Para el Center for American Progress de Washington, el impacto que está teniendo la caída del petróleo es que numerosas empresas están considerando no realizar nuevas perforaciones y bajar equipos activos de la industria.

Adicionalmente, el coste del barril de petróleo convencional para las empresas está entre los 10 y 20 dólares. Sin embargo, el valor que requiere la producción de los hidrocarburos no convencionales para que sea rentable está entre los 60 y 70 dólares el barril.

A principios de este año se conoció la primera quiebra de una empresa de ‘fracking’, la estadounidense WBH Energy, que se acogió a suspensión de pagos por su elevado endeudamiento y dificultades para obtener financiación. En esa misma línea, los representantes de Weatherford International afirmaron que para finales del presente año, la mitad de las empresas dedicadas al fracking en Estados Unidos desaparecerían por razones netamente financieras.

Según la empresa de perforación Baker Hughes, el número de plataformas petroleras activas en EEUU se ha reducido en 26 unidades, solo permanecen 734 plataformas activas, la peor cifra desde noviembre de 2010. Las proyecciones de Morgan Stanley indican que aún podrían quedar otros tres meses de cierres de plataformas, por lo que los bajos precios del petróleo y el gas seguirán haciendo mella en la industria del petróleo no convencional.

La pregunta que permanece es si Estados Unidos, uno de los mayores consumidores de hidrocarburos del mundo, puede sostener durante más de un año su industria de extracción de petróleo no convencional en una situación adversa como lo es la caída del precio del barril.

María Camila Pinilla & Daniel Giraldo

investigacion@crudotransparente.com